Tras dos largometrajes en los que hizo una crónica de su Córcega natal, el francés Thierry de Peretti sale de su zona de confort para narrar una increíble historia real de investigación periodística que expuso a las manzanas podridas del poder, al adaptar a la gran pantalla el caso François Thierry. El cineasta estrena 'Un escándalo de Estado', que llega a salas comerciales tras su paso por la Sección Oficial de la 69ª edición del Festival de San Sebastián y que adapta el libro periodístico 'L'Infiltré', escrito por Hubert Avoine, infiltrado que trabajó para la Oficina Central para la Represión del Tráfico Ilegal de Estupefacientes (OCRTIS), junto con Emmanuel Fansten, reportero de Libération.
El caso François Thierry narra cómo este, quien fue jefe de la OCRTIS en 2010, durante el mandato de Nicolas Sarkozy, terminó siendo imputado por narcotráfico en 2017. El filme narra cómo se iniciaron las denuncias públicas contra el exjefe de la OCRTIS, las cuales comenzaron en 2015, poco después de que la aduana francesa incautase varias toneladas de cannabis en París. Las informaciones salieron a la luz por la confesión de Avoine, quien filtrado en la OCRTIS y quien le proporcionó la información al periodista Emmanuel Fansten, de Libération.
Evidentemente, Peretti, quien firma el guion con Jeanne Aptekman, convierte este relato periodístico de varios años en un drama con cierta mirada histórica. Primero, modifica los nombres de los implicados para evitar demandas judiciales, al ser un largometraje de ficción que se toma licencias artísticas para la narración de la historia. Lo curioso del filme, cuyo título es toda una declaración de intenciones, es que huye completamente del concepto de thriller político para enmarcarse más en el drama periodística, hasta el punto de que es capaz de crear una tensión y una atmósfera digna de 'El reino' de Rodrigo Sorogoyen pero desembocar un relato aséptico más propio de la 'Spotlight' de Tom McCarthy.
El resultado es un anticlimático drama, que juega con los elementos del cine de suspense, para narrar una propuesta sobre la importancia de los medios de comunicación independientes. Lo interesante también de la premisa es que Peretti también rehúye de dotarle al filme de la épica propia de los relatos periodísticos en el cine, pues no es la prensa contra los cimientos del Estado, sino la prensa poniendo frente al espejo las irregularidades y la corrupción formada dentro del propio sistema. Es más, las consecuencias judiciales y políticas de lo que el filme plasma quedan fuera de cámara, dejando claro que los cambios en las instituciones son algo que se le escapa de las manos a los profesionales de la sociedad de la comunicación.
Un revelador drama periodístico sobre las costuras del poder
Lo ensordecedor es cómo el filme destapa una red clientelar de corrupción y narcotráfico y cómo el filme lo termina relacionando incluso con el caso de los GAL en el gobierno español, pues la mayor parte de la droga tiene la Costa del Sol como entrada al mercado europeo. La película retrata la complejidad por la lucha contra el narcotráfico o el terrorismo y cómo un país democrático corre el riesgo de convertirse en aquello que persigue si utiliza sus mismas armas. Un debate filosófico, moral y deontológico sobre el ejercicio del poder y cómo la prensa resulta fundamental para poner en primera línea las denuncias por la mala praxis.
Un relato frío que muestra el proceso de la denuncia periodística y cómo desemboca esta en la escritura de un libro. Peretti narra la amistad improbable del infiltrado y el periodista que publicó sus informaciones, encarnados por Roschdy Zem y Pio Marmaï. Los dos intérpretes muestran unos personajes obligados a colaborar, iniciándose un inesperado vínculo entre ambos. Marmaï sigue mostrando ser uno de los intérpretes más maduros de su generación, pero es Zem quien se lleva todo el show. Es sublime en su actuación, especialmente a la hora de dejar en evidencia de que sería poco probable (no imposible, pero sí muy difícil) obtener exclusivas si no hubiera desencantados con las redes clientelares, que optan por hablar cuando el 'qué hay de lo mío' ya no funciona.
'Un escándalo de Estado' es un buen drama periodístico, con cierto espíritu de histórico, a pesar de narrar hechos acaecidos hace un lustro. Peretti firma su mejor largometraje hasta la fecha. Con dos interpretaciones magníficas y, sobre todo, porque deja un poso que plantea cómo los gobiernos tienen la dificultad de luchar contra la corrupción cuando la tienen en su propia casa.
Nota: 8
Lo mejor: La investigación periodística, el dejar en evidencia las corrupciones del sistema.
Lo peor: Realmente engaña, al dar a entender que el filme será un thriller político, cuando termina resultando un drama mucho más teórico. Abstenerse amantes del cine de intriga.