En 2016, el escritor Edoardo Albinati revolvió a la sociedad italiana con la publicación de su libro 'La escuela católica', Premio Strega en 2017, que volvió a poner en primer plano la Masacre del Circeo, ocurrida en la noche entre el 29 y el 30 de septiembre de 1975, en la que tres estudiantes del reconocido Instituto San Luigi, Angelo Izzo, Gianni Guido y Andrea Ghira, torturaron y violaron a dos chicas de origen humilde, Donatella Colasanti y Rosaria López, provocando la muerte de una de ellas. Un caso que marcó un antes y un después, especialmente en lo referente a la exposición pública de la violencia ejercida contra las mujeres.
Se trata de un caso polémico, que puso frente al espejo a la sociedad italiana, pues los asesinos y violadores eran menores de edad, procedentes de familias pudientes (y, además, relacionados con grupos de extrema derecha), frente a dos chicas aspirantes a modelo que vivían en un barrio obrero de Roma. A ello se sumó que Italia vivía los llamados Años de Plomo, de fuerte agitación social y política, en la que hubo incidentes y atentados relacionados con grupos extremistas, tanto del ala izquierda como derecha.
El libro narraba en primera persona lo vivido, pues Albinati fue compañero de clase de algunos de los asesinos, lo que le permitía hacer una amplia radiografía sobre cómo era esa sociedad dentro del instituto, en el que los alumnos eran exclusivamente varones, reflejando un sistema arcaico que no sabía adaptarse a la realidad cambiante del momento; además de evidenciar la sensación de impunidad que tenían esos estudiantes, todos niños bien.
Una crónica a medio gas de una masacre que conmocionó a la sociedad italiana
Ahora bien, tanto la novela como su adaptación cinematográfica, que en España está distribuida por Netflix, cometen un gran error: querer abarcar demasiado. En el libro, el suceso apenas es mencionado, dedicándose menos de un episodio a la tragedia, al hacer énfasis en la vida de los estudiantes y sus respectivas familias, con el autor convertido en uno de los protagonistas. Esto termina trasladándose en la cinta, provocando que el caso quede convertido casi en un epílogo de un filme que se pierde demasiado en ahondar en la vida familiar de los alumnos.
Aquí se ve que el filme dirigido por Stefano Mordini, quien firma el guion junto con Massimo Gaudioso y Luca Infascelli, busca ser demasiadas cosas, pues quiere ser una película de denuncia, reflejar los pilares de la masculinidad tóxica, hacer una dura crítica al catolicismo italiano y su tendencia a esconder los problemas debajo de la alfombra, un retrato de la lucha de clases y también un filme que narre la crónica negra que sobrecogió a todo un país. Eso provoca que no llegue a buen puerto en ninguna de sus intenciones, quedándose en una propuesta floja que ni siquiera su nutrido reparto es capaz de salvar, a pesar de contar con grandes nombres como los de Valeria Golino, Riccardo Scamarcio o Jasmine Trinca.
Sin duda, las víctimas del caso, Donatella y Rosaria, merecían mucho más, como algo tan básico como ser protagonistas de su propia historia y mostrar de forma directa esa sensación de impunidad que existía en Italia en todo lo relacionado a la violencia ejercida contra las mujeres. Ese alegato, que era el que debía prevalecer, queda enterrado en un filme que se mira demasiado el ombligo en los múltiples males que sufre la masculinidad.
Nota: 4
Lo mejor: La recreación estética es muy certera.
Lo peor: Busca contar demasiadas cosas y no llega a hacer una crítica certera en ninguna de ellas.