En su trilogía 'Tres colores', Krzysztof Kieslowski analizaba, desde un punto de vista muy personal, el presente y devenir de los ideales de la República Francesa, extensible a los de la propia Unión Europea. Años antes, analizó la situación de su país con su 'Decálogo'. Como si de alumno suyo se tratase, llega el tercer largometraje del polaco Tomasz Wasilewski, 'Estados Unidos del Amor', ganador del premio al mejor guion en el 66º Festival de Berlín.
Polonia, año 1990. El país empieza a abrirse al capitalismo. En un edificio de un suburbio de ciudad viven cuatro mujeres cuyas realidades acaban trastocadas al abrirse el telón de acero, provocando que la caja de truenos que cada una llevaba guardada se abra de golpe. Por un lado está Agata, casada con un marido al que ya no ama y obsesionada con un sacerdote de la parroquia con el que tiene sueños lascivos; por otro está Renata, una profesora de mediana edad que se siente atraída por su vecina, Marzena, que lleva ya seis años esperando reencontrarse con su marido, que vive en la Alemania Occidental; está también Iza, directora del colegio donde trabaja Renata y hermana de Marzena, que tiene una aventura con el padre viudo de una de sus alumnas. Cuatro mujeres, cuatro destinos, cuatro amores.
Aséptica radiografía de una sociedad en decadencia
Aunque su título dé pie a la confusión, 'Estados Unidos del Amor' sí habla de esa citada palabra, el amor. Sin embargo, está alejado de cualquier prejuicio positivo. Esa pasión que se evoca es mostrada desde una perspectiva histórica interesante. La llegada del capitalismo tras la caída del comunismo provoca que sus cuatro protagonistas femeninas despierten la zozobra que llevaban ocultando durante mucho tiempo. Es así cuando surgen amores imposibles, amores amargos, amores obsesivos, amores en la distancia.
De esta manera, Wasilewski aprovecha la apertura de la sociedad para mostrar no sólo lo reprimidas que han vivido las mujeres bajo el yugo socialista, sino también para evidenciar que esos cambios apenas logran influir en sus vidas, viviendo las cuatro de manera muy similar. Sí, ahora pueden comprar pantalones vaqueros en las tiendas, practicar aeróbic o ir a misa, pero eso no logra curar la increíble amargura en la que vive cada una. Sus cuatro actrices, Julia Kijowska, Magdalena Cielecka, Dorota Kolak y Marta Nieradkiewicz, muestran a cuatro mujeres poderosas, extraordinarias y, tristemente, amargadas y oprimidas por la propia sociedad.
Cuatro personajes femeninos excepcionales
El cineasta transmite dicha desazón de una manera semejante al cine de Kieslowski, una fotografía fría con unos colores casi uniformes y cercanas a un apagado tono grisáceo, pero teniendo también, claramente, influencia de cineastas actuales como el rumano Cristian Mungiu, esos planos fijos que provocan mayor incomodidad en el espectador y hacen que la película tenga cierto nexo con '4 meses, 3 semanas, 2 días' o 'Más allá de las colinas'; como también a los Hermanos Dardenne, esos planos secuencias en primera persona hacen que se venga a la mente 'Rosetta' o 'El silencio de Lorna'. Aunque, eso sí, la sordidez y fiereza con la que se muestra el sexo es, sin duda, firma del propio Wasilewski, puesto que se vio de manera semejante en anterior filme, 'Rascacielos flotantes', al mostrar a un joven que empieza una relación homosexual con un chico liberado de cualquier esquema o prejuicio, algo que tendrá fatales consecuencias para su entorno.
'Estados Unidos del Amor' es el testimonio de un pasado y las consecuencias que ha tenido sobre el presente de uno de los países de la Unión Europea más conservadores, machistas y euroescépticos de la zona (no hay que olvidar la fuerte influencia de la Iglesia Católica y sus políticas claramente racistas y homófobas). En medio, los deseos de amor de cuatro mujeres, poderosas y extraordinarias, que, ante todo, buscan la manera de poder quererse a sí mismas. Magnífico relato social en clave femenina.
Nota: 8
Lo mejor: Que Tomasz Wasilewski se perfile como uno de los cineastas polacos más interesantes en clave de cine social.
Lo peor: La película es fría, debe verse sin ningún tipo de juicio, como si se fuese un voyeur.
