Sin duda, las vidas de las estrellas del Hollywood clásico siguen fascinando, es imposible no querer adentrarse en lo que había detrás de las cámaras, los focos o las alfombras rojas, más cuando dicha estrella ha tenido una vida tortuosa o marcada por la polémica. Gloria Grahame, la mítica actriz de 'Los sobornados' o 'Encrucijada de odios', que logró el Oscar a la mejor actriz de reparto por 'Cautivos del mal' en 1952 y que tenía su química con Humphrey Bogart en 'En un lugar solitario', hizo que se escribiese que el actor parecía tener mejor conexión delante de las cámaras con ella con la mismísima Lauren Bacall, se merecía una película. Sin embargo, 'Las estrellas de cine no mueren en Liverpool', mostrada en el 42º Festival de Toronto, nominada a tres premios BAFTA y a cuatro British Independent Awards, sorprende con una cautivadora historia de amor que vivió la actriz en sus últimos 18 meses de vida.
Año 1979. El filme muestra la historia de amor que vivió Gloria Grahame con el joven actor Peter Turner, mucho más joven que ella, cuando estuvo trabajando en el teatro en el Reino Unido. Fue casi amor a primera vista, ambos vivían en el mismo edificio. De dos mundos diferentes, la chispa surgió entre los dos. Ella era una veterana actriz de Hollywood, él un aspirante a actor que empezaba a tener algún que otro éxito en su Liverpool natal. Su relación duró 18 meses, pero en todo ese tiempo, Peter la conoció mucho más que cualquier otro de sus antiguos amores. La actriz, que le ocultó que padecía cáncer de estómago, quiso vivir sus últimos días al lado de ese amor, tan diferente como lleno de pasión.
Un amor que rompió las barreras generacionales
Sorprende que Paul McGuigan, director más enfocado en televisión pero que en cine ha estado más dedicado al cine de género como 'Obsesión', 'El caso Slevin', 'Push' o la fallida 'Victor Frankenstein', haya optado con cambiar de registro con 'Las estrellas de cine no mueren en Liverpool'. Aunque el cambio le beneficia, porque la película, aunque no haya tenido un buen recorrido por taquilla, es su mejor trabajo cinematográfico en años. Con guion escrito por Matt Greenhalgh, el filme se aleja de la predecible mirada mitómana e idealizada de una figura hollywoodiense para narrar la historia de amor entre una mujer llena de energía, pero en plena decadencia artística, que no huye del glamur de la Meca del Cine para seguir trabajando en la interpretación de forma digna y un joven aspirante actor.
Lo curioso es que el filme no cumple con los prejuicios que se esperan de él y eso le beneficia mucho, ya que la película no pretende meterse en asuntos escabrosos, puesto que la relación que narró Peter Turner en sus memorias, nada tiene que ver con el morbo que pueden esperar ciertos cronistas y público sobre uno de los amores de una actriz polémica. También ayuda que el filme aborda el pasado de Gloria Grahame como recuerdos carentes de nostalgia, mostrándolos como momentos que vivió pero que ya pasaron. Mítica desde que se diese a conocer en 1946 por su papel en '¡Qué bello es vivir!', tanto el guionista, como el director, optan por centrarse en esa cautivadora historia de amor.
Magníficos Annette Bening y Jamie Bell
Y más que aciertan, sobre todo porque sus dos actores protagonistas se entregan en cuerpo y alma a sus papeles. Annette Bening, que se ha prodigado poco por el cine en estos últimos años con propuestas irregulares como 'Nunca es tarde' o 'La excepción a la regla' o la injustamente tratada 'Mujeres del siglo XX', tiene una de sus interpretaciones más complejas y con mayores matices desde 'Los chicos están bien' y 'Conociendo a Julia'. Logra que no se juzgue a su personaje, también le da dignidad, no deja momentos para la decadencia, a su lado un estupendo Jamie Bell, que se muestra compasivo y como compañero ideal para el último trazo de vida de la mítica diva. Hay críticos que conectan esta relación intergeneracional con 'El crepúsculo de los dioses', pero más que una ácida crítica al mundo del cine, se muestra la historia de amor de dos almas que se dieron lo que necesitan en momentos vitales diferentes.
Puede ser que el filme no deje un poso tan potente como el que dejaba Grahame en sus películas, pero sí desprende cariño por su persona y entrega por parte de los actores, el director, el guionista y de Barbara Broccoli, productora de la película, que llevaba bastante tiempo queriendo llevar esta historia de amor a la gran pantalla. Hecho con honestidad y cariño, es ideal para ver un reparto magnífico, que derrocha talento y, sobre todo, entrega.
Nota: 7
Lo mejor: La química entre Annette Bening y Jamie Bell.
Lo peor: Quizás es demasiado ligera para narrar la vida de una de las grandes de Hollywood.