Michael Moore ha vuelto y parece que lo ha hecho con más ganas que nunca. El documentalista ganador del Oscar por 'Bowling for Columbine' dirige su crítica visión hacia el actual presidente de los Estados Unidos e intenta dar con las claves por las que éste llegó al poder como ya hiciera en 'Fahrenheit 9/11', que le valió la Palma de Oro en el festival de Cannes de 2004. Con esta película entronca su nuevo film de manera nada casual, ya que el guiño va mucho más allá del nombre, pues es también una referencia a la fecha de elección de Donald Trump. Porque Moore inicia de la misma manera ambos filmes, mediante un prólogo tan ingenioso que desde ahí la película sólo puede ir, irremediablemente, hacia abajo.
Moore lo sabía. Él sabía que Trump podía llegar a presidente y no duda en colgarse la medalla de profeta nada más arrancar la cinta. En su carta abierta a los ciudadanos norteamericanos titulada 'Cinco razones por las que Donald Trump ganará', el director advertía de los peligros de no tomarle en serio y descartarlo de la carrera por la presidencia. Una carta que, vistos los resultados, tuvo escaso éxito, como también sucedió con su última película, a medio camino entre el show cómico y el mitin político, pero que poco tenía de documental, 'Michael Moore en Trumpland'. También se permite el lujo de aparecer como personaje a través de un hilarante flashback que incluye un crossover entre Donald Trump, Roseanne Barr y el propio Michael Moore. Casi nada.
Pero el cineasta no se detiene en el "yo ya lo dije". A través de una magnífica introducción que, como decimos, recuerda en gran medida a la de 'Fahrenheit 9/11', Moore esgrime los principales motivos del triunfo de Trump: su condición de showman para atraer a las masas y el involuntario respaldo de los medios de comunicación para mantenerlas. De esta forma, en un par de pinceladas se muestra como la propia intervención de los medios de comunicación resultó crucial en el ascenso político del empresario, burlándose de estos y señalando que le seguían el juego porque sabían que daba audiencia y, por ende, dinero.
A partir de este preámbulo, Moore coge carrerilla y comienza a apuntar en todas direcciones, no sólo al líder republicano. Tiene para todos, desde la interminable lista de "socios" de Trump plagada de juzgados por acoso, a la propia Hillary Clinton y su controvertida elección como líder del Partido Demócrata para las elecciones de 2016, cuando en varios estados el favorito era Bernie Sanders. Pero sin duda la diana contra la que Moore lanza sus dardos con más fuerza es la del gobernador de su estado, Rick Snyder.
Si en su última película Moore acudía directamente a Ohio, uno de los estados más republicanos del país y todo un fuerte del movimiento pro-Trump, en esta ocasión el cineasta barre para casa y centra parte del metraje en un escándalo sucedido en su tierra natal, Flint (Michigan). Allí se detiene para hablar de la crisis del agua y, sobre todo, del mandato del gobernador Snyder. Aunque éste no se encuentra entre los grandes amigos de Trump (de hecho no le apoyó en su momento y el presidente no dudó en echárselo en cara), sí es señalado como cómplice de un sistema que engaña a sus ciudadanos y pone en peligro la vida de los más pequeños, cuyo nivel de plomo en la sangre fue falseado en su momento para no levantar las alarmas. ¿Qué tiene que ver con Trump todo esto? Lo cierto es que más bien poco, pero le sirve a Moore para encauzar la segunda parte del documental y de paso atizar a un político mejor considerado, pero que también engañó a los habitantes de Flint y no logró poner fin a la crisis, Barack Obama.
Una comparación algo arriesgada
Tras revelar las cartas y arrojar algo de luz sobre qué se esconde detrás del sistema que ha permitido a Trump llegar hasta la Casa Blanca, Moore saca su último as de la manga. El cineasta juega su baza más ofensiva al atreverse a comparar directamente el mandato de Trump con el régimen nazi de Adolf Hitler en Alemania. Una apuesta arriesgada y cimentada a los patrones de conducta que comparten y que invitan a pensar en las catastróficas consecuencias de tener a un "tirano mentiroso y racista" en la Casa Blanca. Esta comparación puede parecer cómica al principio por la superposición de las imágenes de archivo (y las voces) de la Alemania nazi con las del presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, la comparación resulta algo forzada y exagerada. Se entiende el mensaje alarmista pero, afortunadamente, Trump no ha llegado aún a las cotas del líder del nazismo.
Pero para no dar un mensaje del todo alarmista y desesperanzador, en el tercio final Moore se sirve de las protestas ciudadanas de Flint y añade otras como la de la huelga de profesores de Virginia para ir presentando pequeñas y desconocidas figuras que pueden servir de inspiración. Lo que el director intenta es demostrarnos que a través de pequeños gestos se pueden combatir grandes injusticias y que, si Trump ha logrado ser presidente, cualquiera con preparación y decisión para cambiar las cosas puede hacerlo. A través de activistas como Alexandria Ocasio-Córtez, la joven del Bronx que dio la sorpresa ganando las primarias del Partido Demócrata en Nueva York, o Rashida Tlaib, la primera congresista musulmana en la historia de Estados Unidos, el film pretende en definitiva una llamada a la acción.
Es este el reverso optimista y el toque dulce del documental, el de convencernos de que el poder está también en el pueblo y que el cambio empieza por uno mismo. Los políticos del futuro están ahí fuera y Estados Unidos necesitan que sean más inconformistas que nunca. La vieja política ha de llegar a su fin y dejar paso a los más jóvenes, los que podrán hacer frente a Trump. Esto lo ejemplifica el gran plano final que regala el film, con la penetrante mirada de la joven activista Emma Gonzalez, casi mirando a cámara como Jean-Pierre Léaud en 'Los 400 golpes'. La imagen del cambio que está esperando su momento. El mensaje final de Moore: no está todo perdido. Aún hay esperanza.
Nota: 6
Lo mejor: Su sensacional prólogo señalando a los mass media como autores del ascenso de Trump y su detalle al conceder protagonismo a las voces ciudadanas más jóvenes y desconocidas para el gran público.
Lo peor: Más allá de que la comparación con el régimen nazi pueda resultar más o menos acertada, da la sensación de que Moore se desvía del tema central, y quedan por desarrollar otros temas interesantes del gobierno de Trump como las relaciones con Rusia o su peligroso negacionismo respecto al cambio climático.