Para su cuarto largometraje, Maggie Peren da un giro y opta por el drama histórico con 'El falsificador de pasaportes'. Basada en hechos reales, narra la juventud del artista gráfico Cioma Schönhaus, judío que vivió en el Berlín de la Segunda Guerra Mundial y que pudo salvar su vida (y la de miles de judíos) gracias a su habilidad de falsificar pasaportes. Un relato que pone el foco en otra perspectiva sobre lo que se vivió en uno de los peores episodios de la historia reciente.
'El falsificador de pasaportes' opta por contar un relato que se aleja de lo esperado sobre una producción ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Primero, muestra a los pocos judíos que aún no habían sido deportados a campos de concentración en el Berlín de 1941, o sea, en pleno conflicto bélico. La razón se explica en la cinta, Schönhaus trabajaba en una soldadura y tenía un permiso laboral que, temporalmente, evitó que corriera la misma suerte que sus padres.
Pero los efectos del Shoá se puede sentir, con gestos como el de ver que el piso en el que el joven vive con su mejor amigo era la residencia familiar y que tiene prohibido el acceso a ciertas áreas del apartamento, en las que están las pertenencias de los padres de Schönhaus y que se convirtieron en propiedad de los nazis. A ello se suma que el joven puede ser enviado a un campo de concentración en cualquier momento, dejando esa atmósfera de incertidumbre en buena parte del metraje de la cinta.
El film cuenta con el carisma de Louis Hofmann, conocido internacionalmente por la serie de Netflix 'Dark', como una de sus principales virtudes. Contrasta y es llamativo el carácter animado e ingenuo de su personaje, quien parece no ser consciente del peligro en el que vive hasta casi el final del metraje. Esa actitud desconcierta y provoca que haya ciertas secuencias que causen desconexión con lo que se narra.
Un relato basado en hechos reales que merecía más profundidad
Tampoco ayuda que se noten los pocos recursos del film, que abusa de escenas de interiores y unos personajes carentes de trasfondos. Peren, quien también firma el guion, no logra crear secuencias que sepan suplir las calles de la capital alemana, tampoco consigue que se sienta del todo esa atmósfera de terror contenido. En gran parte, tiene culpa ese carácter despreocupado tanto del protagonista como de su mejor amigo, quienes parecen darse cuenta que, en cualquier momento, pueden ser deportados a una muerte segura.
Tampoco se pone en valor cómo su habilidad para falsificar documentos de identidad ayudó a miles de judíos a escapar de la matanza, siendo, estos, figuras anónimas que quedan en un segundo plano, a pesar de que la Resistencia judía fue un hecho y que esta no está lo suficientemente reconocida en el cine.
Sin duda, 'El falsificador de pasaportes' sirve para conocer relatos diferentes sobre la Segunda Guerra Mundial, pues, al fin y al cabo, Schönhaus huyó de las garras del nazismo cruzando la frontera de Alemania a Suiza con un pasaporte falso y disfrazado de un soldado de la Wehrmacht (el mimetismo es el único elemento que logra destacar en la cinta, por otro lado). A pesar de ello, se echa en falta mayor profundidad en una historia que, sin duda, daba para más.
Nota: 6
Lo mejor: El carisma de Louis Hofmann.
Lo peor: La sensación de estar ante un producto menor a pesar de lo que narra.