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CRÍTICA

'Felices sueños': El pasado siempre duele

Marco Bellocchio regresa a las pantallas de cine con 'Felices sueños', trágico relato sobre una existencia marcada por la pérdida materna.

Por Roberto Cabanillas Trenado 10 de Febrero 2017 | 10:58

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Los seguidores más acérrimos de Marco Bellocchio pueden estar de enhorabuena porque el director y guionista italiano regresa a las pantallas de cine con un material de gran calado. Su nueva obra, Felices sueños', retoma algunos de los temas más recurrentes dentro de su filmografía: la familia, la crisis emocional y algún que otro planteamiento psicoanalítico.

Fotograma de 'Felices sueños'

A muy temprana edad, Massimo (Nicolò Cabras) se ve obligado a despedirse de su madre bajo extrañas circunstancias. De la noche a la mañana y de forma abrupta e inesperada, el joven se enfrenta a la muerte de la matriarca con el escaso apoyo de un padre poco empático (Guido Caprino). Es por ello que el joven empieza a refugiarse en sus peculiares fantasías con el objetivo de evadirse. Una estrategia que se tornará inútil en su etapa adulta como periodista ya que su trauma empezará a agravarse dando paso a serios e incontrolables ataques de pánico.

Tenemos ante nuestros ojos una cinta elegante, respetuosa y nada gratuita. El cineasta construye un discurso sobre el pasado, la memoria y el vacío desde la humildad y el compromiso emocional con los personajes. Y Bellocchio sale más que victorioso de esta jugada porque consigue con creces que aflore la emoción y la empatía provocando que su conmovedor mensaje nos deje poso.

Imagen de 'Felices sueños'

Si en 'Julieta' de Pedro Almodóvar comprobábamos las devastadoras consecuencias de la despedida por parte de una hija, en 'Felices sueños' retomamos este doloroso conflicto pero invirtiendo el punto de vista y el papel de abandonado. Bajo una puesta en escena comedida y unos escasos movimientos de cámara, nos introducimos en un viaje que nos conduce de forma pausada pero inexorable al precipicio. Y en este sentido, unas secuencias bien planteadas, una fotografía gélida y unas tímidas pero acertadas notas musicales hacen creíble y estimulante este trayecto repleto de poesía y presencias fantasmales.

Al mismo tiempo, esa necesidad del protagonista de recibir el calor materno que hemos presenciado en cintas como 'La teta y la luna' o la reciente 'Un monstruo viene a verme', adquiere en esta ocasión una densidad trágica carente de florituras formales o estrategias sentimentales machadas. Es por ello que su drama humano se sigue con absoluta atención y bajo un cauteloso silencio. Eso sí, siempre a la espera de nuevos momentos sugerentes y frases reveladoras al más puro estilo almodovariano.

 Fotograma de 'Felices sueños'

Compañeros de viaje

Por otro lado, cabe destacar la fabulosa alusión a otros personajes cinematográficos. Al igual que la pequeña Ana de 'El espíritu de la colmena' quedaba fascinada ante un primer contacto con 'El doctor Frankenstein', nuestro protagonista recibe el tormento de otras figuras cinematográficas igual de míticas. Belfegor o el propio 'Nosferatu' aparecen en pantalla para reflejar de una forma muy especial los temores más profundos de Massimo. Una muestra de ingenio al que se suman otros paralelismos visuales igual de interesantes (atentos a esa fabulosa secuencia de la piscina con la tierna Bérénice Bejo tras el momento de revelación final).

En definitiva, el film está construido desde la más absoluta transparencia y sencillez formal. Sin embargo, contiene un reparto brillante y más de un momento evocador y atractivo que merece ser disfrutado en pantalla grande. Este es un drama prudente y discreto que consigue volar muy alto.

Nota: 8

Lo mejor: Bérénice Bejo, la infancia de Massimo y los guiños edípicos.

Lo peor: La ausencia de más películas como esta en nuestras pantallas de cine.