Indila, en su colaboración con el cantante Amir en el tema 'Carrousel', en el que él compara la pasión que siente por ella con el Vesubio, uno de los volcanes más emblemáticos de Italia, le responde: "Ahora que te has comprometido a amarme, tendrás que protegerme hasta el último aliento". En cierta forma, es una metáfora del amor que sintieron los vulcanólogos Maurice y Katia Krafft en vida y que la documentalista Sara Dosa reproduce en 'Fire of Love', premio al mejor montaje en un largometraje documental en el Festival de Sundance 2022 y que ya aspira a convertirse en uno de los protagonistas de la temporada de premios.
Dosa narra una "historia de amor como no hay otra igual", tal y como el describe el bolero. Pero no se está ante una propuesta romántica empalagosa ni tampoco ante un amor imposible; sino que la cineasta plasma lo que provoca la auténtica pasión por la vocación y cómo esta, sumada al amor romántico, son los que forman los tándem que logran trascender en la historia. En cierta forma, los Krafft evocan esa compenetración personal y profesional que tuvieron Pierre y Marie Curie, pero llevado al estudio de los volcanes. Y, es ahí donde Dosa acierta de pleno, en cómo el matrimonio formó un auténtico círculo virtuoso en el que su relación conyugal alimentó su vocación profesional y viceversa, permitiendo ver a dos figuras de excepción dentro de la geología y la química.
"No podría vivir con alguien que no compartiese esta pasión en la cumbre de un volcán", escribió Katia Krafft en su diario y es fascinante cómo Dosa narra el inicio de la relación, de la que apenas se conocen detalles y que, sinceramente, son lo menos importante de este idilio. También llama la atención cómo la pasión por los volcanes, una ciencia de observación, surgió tras después de que viesen la clara imperfección del ser humano. Lo interesante de este movimiento es que, en cierta, fue un retorno a lo básico, a lo primitivo, al poder de la propia naturaleza de crear, pero también de destruir. Es más, en su decidido estudio científico sobre el carácter devastador de ciertos volcanes, ambos murieron engullidos por el flujo producido por la erupción del volcán Unzen, en Japón, un fatídico 3 de junio de 1991.
Un sentido homenaje a la pasión vocacional
Más allá de esa mirada poética, en la que se plasma a la perfección cómo si pasión es imposible realizar de forma satisfactoria una profesión plenamente vocacional; 'Fire of Love' es también una reivindicación del trabajo del matrimonio, de cómo los propios volcanes (los cuales dividieron entre rojos, los que ofrecen imágenes exhuberantes y hermosas, y los grises, aquellos que provocan desgracias por donde pasan) tuvieron que hacer que mirasen de nuevo a la sociedad y cómo fueron pioneros a la hora de crear un protocolo para prevenir la erupción de un volcán y el consiguiente plan de evacuación. Aquí Dosa plasma la inacción de gobiernos de distintos países y cómo estos desoyeron las alarmas de los expertos, provocando miles de muertos y desaparecidos y cómo fue la lucha de los Krafft, así como de otros profesionales, los que hicieron que se crease un protocolo de evacuación, con los que se salvaron posteriormente miles de vidas.
Además, aunque de una manera mucho más sutil, es la reivindicación de las figuras coyungales como entes propios. En el caso de él, geólogo de profesión, se daba por hecho, pero Dosa también muestra que ella, geoquímica, también marcó su carácter propio y cómo sus diferencias fortificaron su unión. Por otro lado, Dosa rinde tributo a la mirada cinematográfica de los Krafft, puesto que la mayor parte del metraje de 'Fire of Love' es material de archivo de la pareja, donde también se complementaban, puesto que él filmaba en 16mm, mientras que ella hacía fotografías a pie de los cráteres. Sus atrevimientos, así como vivir constantemente al límite (lo que les acabó costando la vida), lo que provocó que rodasen secuencias naturales increíbles. Es innegable el carácter cinematográfico de su trabajo, el cual ahora trasciende más allá del archivo universitario.
'Fire of Love' es un sentido tributo a la vida y obra de Maurice y Katia Krafft. Un largometraje que transmite a la perfección la pasión de los vulcanólogos por su oficio, conquistando con el sentimiento que ambos ponían cuando hablaban de su trabajo; así como también con escenas de increíble belleza, que deslumbran por lo impactante que resultan, volviendo a recordar el inmenso poder que tiene la propia naturaleza, dejando esa sensación de que es el propio planeta el que trasciende, más allá de la breve estancia de cada humano en la Tierra.
Nota: 9
Lo mejor: Sentir esa pasión que los Krafft tenían con los volcanes. Su magistral fotografía.
Lo peor: Que su fascinante historia personal y profesional haya estado tanto tiempo enterrada en el ámbito académico.