Tres años después de dirigir la que es una de las mejores películas de su filmografía, 'Un amor imposible', la francesa Catherine Corsini regresa con un auténtico golpe sobre el tablero con 'La fractura', que compitió por la Palma de Oro en la Selección Oficial del 74 Festival de Cannes y obtuvo el César a la mejor actriz de reparto en la pasada 47ª edición de los Premios de la Academia de Cine Francesa, donde fue candidata a otros cinco galardones. La cineasta saca su vena más social para un filme que se adentra en la situación económica y política reciente de la Francia de Emmanuel Macron.
El título del filme alude a los diversos significados de la palabra 'fractura', pues dos de sus protagonistas acaban hospitalizados en Urgencias después de sufrir una rotura de una de sus extremidades, así como también la fisura de la confianza de la sociedad gala en las instituciones gubernamentales, la cual mostró su mayor descontento con el surgimiento de los movimiento de los Chalecos Amarillos, al narrar la noche de su primera protesta, el 17 de noviembre de 2018. Una sociedad dividida a la que alude también su título, que muestra a una Francia completamente en llamas de furia.
Corsini se atreve a realizar una película con una fuerte crítica social con una propuesta que entremezcla comedia y drama, con una serie de situaciones que desembocan en un sublime tour de force con el que la cineasta, quien firma el guion junto con Agnès Feuvre y Laurette Polmanss, realiza una de sus obras más reivindicativas.
Todo comienza de una manera digna de las historias de vidas cruzadas, un caminero adherido al movimiento de los Chalecos Amarillos, el cual acude a la manifestación en los Campos Elíseos, donde le alcanza una bomba de gas lacrimógeno que provoca que deba ser ingresado de urgencias en el hospital. A la vez, una pareja de mujeres al borde de la separación termina en el mismo centro sanitario después de que una de ellas, la cual se gana la vida como dibujante e ilustradora, se fracturase el brazo al intentar reconciliarse con su esposa al salir de casa.
Corsini confina en un mismo lugar realidades distintas, pues Francia es un país donde existe una fuerte conciencia sobre el uso de la sanidad pública, pues hace coincidir en un día tan importante a una pareja burguesa que se topa frente a la actual realidad obrera. En una sociedad tan fragmentada, con clases sociales enfrentadas, Corsini muestra un choque de prejuicios respecto al prójimo, tanto de un bando como de otro. En medio de la crisis social, un sistema sanitario al borde del colapso, con sanitarios cansados y fatigados, que también tienen sus propias reivindicaciones.
Catherine Corsini muestra su compromiso con una magnífica comedia dramática de denuncia social
La cineasta muestra de forma frontal una realidad dividida que al chocar brutalmente, provoca el paradójico efecto del diálogo, provocando que se cumpla esa sensación de que tras la tempestad, llega la calma. La cineasta dosifica bien los tiempos, pues crea un auténtico tour-de-force que aprieta al público pero que nunca le ahoga, gracias a una serie de secuencias que, atemperan los ánimos, el tiempo suficiente como para volver a llevar al límite a los espectadores.
La cineasta demuestra tener una habilidad magistral para manejar varias pistas a la vez, gracias a un guion que tiene bien claro que quiere denunciar y cuántos palos tocar. Por otro lado, nada hubiera sido posible sus actores protagonistas. Valeria Bruni Tedeschi y Marina Foïs forman un tándem magnífico, se agradece que Corsini retrate a una pareja homosexual con suma naturalidad, mostrando problemas conyugales y sociales alejados de su sexualidad, la cual nunca es el foco de atención.
Aplauso también para Pio Marmaï, quien lleva una temporada mostrando de nuevo por qué es uno de los intérpretes más maduros de su generación. No obstante, quien deslumbra por traer esa dignidad y profesionalidad de los sanitarios es Aïssatou Diallo Sagna, ganadora del César a la mejor actriz de reparto por este papel. Enfermera de profesión en la vida real, Sagna refleja la realidad de muchas enfermeras y en cómo se antoja complicada la conciliación laboral en una profesión en la que las mujeres tienen más obstáculos para poder combinar vida personal y profesional. Sin duda, es la que mejor refleja la denuncia por un mayor reconocimiento laboral y económico a los sanitarios, los cuales deben lidiar con situaciones extremas en las que se ve una fuerza mental que demanda una mayor atención.
Corsini vuelve a dirigir un nuevo triunfo en su filmografía. Reivindicativa y brava en su denuncia, la cineasta realiza una propuesta poliédrica en la que no deja títere con cabeza y en la que cada colectivo es mostrado también con sus diferentes claroscuros. Un reflejo de una sociedad crispada, que muestra a Francia como cuna de la Revolución, pero también como el exponente más evidente de la deriva de la sociedad europea ante las desigualdades sociales. Un largometraje comprometido, que vuelve a mostrar cómo la industria francesa vuelve a ser el baluarte de ese cine de denuncia, cada vez menos habitual de las salas y que con filmes como este vuelven a demandar su derecho a ser vistos en su elemento, la pantalla grande.
Nota: 8
Lo mejor: El control de los tiempos de Corsini. La interpretación de Aïssatou Diallo Sagna.
Lo peor: Corre el riesgo de ser tomada como una película de denuncia que se queda en tierra de nadie al tocar varios palos.