El cine de animación se encuentra últimamente muy concurrido, con un buen número de estudios pugnando por hacerse con el liderazgo de un público tan lucrativo como el infantil. Algunas de esas empresas llevan décadas entre nosotros, y una en concreto ha acompañado a muchas generaciones en sus primeros años. Pero parecía que había perdido esa magia que la hizo ser durante tantos años un viaje hacia la fantasía.
Sin embargo, la compañía de Mickey Mouse ha demostrado en dos ocasiones recientes que su fábrica de imaginación no ha agotado el combustible. Una de ellas fue 'Enredados', un retorno al "Érase una vez", actualizado para el público de hoy, que logró darnos una razón para la esperanza. La segunda fue '¡Rompe Ralph!', una joya del cine animado moderno, una gran historia llena de nostalgia, humor y aventura. Se la llegó a considerar la película más Pixar de Disney, y es que sí era cierto que no se parecía en nada a lo que nos tenían acostumbrados hasta ahora. Con 'Frozen: El reino del hielo' vuelven a jugar en un terreno muy andado por ellos en el pasado, pero al igual que con 'Enredados', todo apunta a que han descubierto cómo volver a reclamar su digno puesto en lo más alto de la animación.
La historia, adaptada de un cuento de Hans Christian Andersen, vuelve a estar protagonizada por una princesa. Y por una reina. Dos mujeres bien distintas que separan a 'Frozen' de la típica película de castillos y príncipes. En su dualidad comienza a tejerse un interesante giro dentro de la típica ambición por el trono o conocer el amor verdadero. Anna y Elsa nos ofrecen un gran dúo protagonista, dos personajes que irán evolucionando con moralejas actualizadas en una premisa poco explorada por los cuentos: el villano (o villana más bien) no está lleno de maldad. Elsa, la mayor, ha nacido con el don del frío, algo que parece un regalo pero que si no lo sabe controlar, puede ser muy peligroso. Su primera reacción será temer sus poderes, guardando para sí todo ese potencial, y apartando a su hermana de su lado. Anna solo quiere seguir jugando con su hermana mayor, pero el tiempo las irá alejando, dándonos dos caminos diferentes para recorrer en esta aventura.
Tras un primer arco, emotivo aunque a veces algo inestable, 'Frozen' se permite desplegar elementos ya conocidos de otros largometrajes, pero que no por ello menores. Al igual que las dos protagonistas femeninas, también tenemos dos hombres con peso en la historia: el príncipe Hans y Kristoff, el vendedor de hielo que verá peligrar su negocio cuando Elsa suma sin querer al reino en un invierno perpetuo. Ambos dan escenas llenas de humor junto a las dos jóvenes, y vuelve a ser un cambio en la dinámica del príncipe azul que salva todas las crisis. Kristoff, además, logra conquistar con su franqueza y sencillez. Por otro lado tenemos a Olaf, el muñeco de nieve que anhela conocer el verano. Lejos de lo que podía parecer, Olaf se convierte en uno de los puntazos de la película, gracias a su tremenda inocencia. Sus salidas de tono dignas de un infante nos harán reír, y no se volverá tan cargante como apuntaba en un primer momento. Por ponerle un pero al casting, echo mucho de menos un villano carismático, de los que robaban las escenas a los propios protagonistasm un Jafar, una Maléfica. En el lado oscuro, la película queda algo coja. Aunque en ese sentido han sido capaces de abrir las posibilidades a una escala de grises pocas veces vista anteriormente.
Música bajo los más preciosos copos de nieve
'Frozen' no es para nada un producto simplón, hecho para contentar a los más pequeños. Es un viaje al pasado, a los grandes musicales de la casa, gracias a una preciosa y adictiva banda sonora, compuesta por Christophe Beck. La película está aderezada por temas que vuelven a enamorarnos, y las increíbles voces de Kristen Bell, una inmensa Idina Menzel y Jonathan Groff son un punto a favor, tanto en las canciones como en el carisma que transmiten a los personajes, destacando a las dos hermanas. Además, la película sabe cuando pasar de musical a aventura, alejándose del melodrama. Si la música aprueba con nota, ni que hablar de la parte técnica. El uso que hace el estudio del hielo y la nieve nos devuelve a los mundos mágicos que se han perdido entre animales que hablan y aventuras de usar y tirar. 'Frozen' es visualmente magnífica, y cada vez que Elsa usa sus poderes, nos deja congelados de la impresión.
Todo sin perder un ápice de ese carisma que Disney está ganando con sus últimas películas. Siendo una historia muy clásica, a lo largo de la película se atreven a cambiar concepciones tan propias de su ADN como el significado del amor verdadero, e incluso se atreven a lanzarse pequeñas puyitas a sí mismos, para demostrar que saben que los tiempos han cambiado, y que las princesas ya no son lo que eran. Al menos no solo centran el protagonismo en dos mujeres, sino que una de ellas no tiene como mayor ambición el casarse con un príncipe. Eso sí, sin abandonar ese ambiente de cuento que nunca debió irse. 'Frozen' es otro ejemplo de que se pueden seguir haciendo obras de artesanía con mimo y con imaginación, dejando que la magia vuele y aunando lo viejo y lo nuevo. Habiendo dejado claro que pueden ser tan originales como el que más, siempre es de agradecer que Disney nos deleite con un cuento de los de toda la vida. En eso siguen siendo absolutamente intocables.
PD: 'Frozen' viene acompañada por el cortometraje de Mickey Mouse 'Get a Horse!', otra pequeña joya animada tan nostálgica como sorprendente, un digno regalo de cumpleaños para el ratón más famoso del mundo, que justifica optar por el 3D a la hora de escoger la sala a la que entrar. No os lo perdáis.