João Pedro Rodrigues se ha caracterizado por ser un cineasta muy particular dentro de esa pequeña industria cinematográfica que es la portuguesa. El país vecino no se ha caracterizado por apostar en exceso por el séptimo arte, aunque las propuestas y realizadores procedentes de Portugal han mostrado tener una visión muy propia del cine, con títulos que han sabido elevar la concepción del arte y el ensayo. En el caso de Rodrigues, podría considerarse uno de los pilares de lo que se define actualmente como 'cine queer', al explorar los lugares más recónditos de la sexualidad, especialmente la de protagonistas masculinos.
Desde que desconcertase a público y crítica con la inclasificable 'O fantasma' en 2000, Rodrigues ha ido evolucionando en su estilo, convirtiéndose en una de las figuras fundamentales del cine de autor en clave LGBT en Europa, con una visión propia y a la que solo se le podría relacionar con la que tienen cineastas como Alain Guiraudie o Bruce LaBruce. Inclusive en las comparativas, Rodrigues ha demostrado tener un carácter ecléctico, con títulos como 'Morir como un hombre' o la sincretista 'El ornitólogo'.
Ahora regresa con una fábula en clave de comedia musical, 'Fuego fatuo', en la narra la historia de amor y erótica de un príncipe portugués y un atractivo bombero de origen angoleño. Las intenciones de Rodrigues parecen ser la de emular el espíritu propio de la ópera bufa combinado con cierta mirada satírica y social, en la que se percibe tanto un mensaje ecologista, de apuesta por la diversidad, de romper con los cánones, de realizar autocrítica sobre el pasado colonial y esclavista portugués y sobre lo arcaico de las instituciones clásicas; como realizarlo bajo una cobertura ácida en la que quedan en evidencia lo que pasa cuando esas intenciones son impostadas (llega a provocar cierta sonrisa de burla cuando el infante se pone a recitar el discurso de Greta Thunberg, por ejemplo).
Un cuento gay entre lo erótico, lo ecologista y lo político
En apena 67 minutos, Rodrigues logra atrapar con esta fábula en la que se pueden ver varios de sus fetiches como cineasta. Desde lo atrevido y polémico, como el retratar a la casa real portuguesa, la cual actualmente solo reina en las páginas de sociedad y la prensa rosa, viviendo alejada de la realidad; o el atreverse a crear una historia de amor interracial entre un príncipe rubio y con rostro de efebo y un bombero con más alma de antropólogo que de funcionario. El guion, además, Rodrigues lo firma junto con sus habituales colaboradores, João Rui Guerra da Mata y Paulo Lopes Graça.
En medio, una serie de secuencias con fuerte carga homoerótica, en la que se muestran entrenamientos de bomberos reales y otras de vestuarios y duchas, con una serie de secuencias y coreografías de hombres desnudos (con varios frontales) o en paños menores con las que Rodrigues busca enlazar su mirada con la arrabalera del pintor Caravaggio. A ello se añaden ciertas escenas que rebasan la línea de lo erótico, pareciendo más propias de los cortometrajes de cine para adultos de Noel Alejandro. Una vez más, Rodrigues vuelve a mostrar cómo se atreve a mostrar más de lo convencional, a pesar de vivir en una sociedad en la que el desnudo masculino está más naturalizado en el cine.
Dada su duración, así como sus ambiciones estéticas, 'Fuego fatuo' resulta ser una interesante propuesta dentro de la filmografía del luso, quien crea una fábula moderna con tintes eróticos, como si reinterpretase 'Maravilloso Bocaccio' de los Taviani y lo adaptase a una historia gay contemporánea, ecologista y con tintes barrocos. Una demostración más de lo difícil que es predecir el estilo de un realizador inclasificable y que, sin duda, se ha erigido como uno de los más fascinantes del cine actual portugués.