Realmente, no ha habido tantas películas sobre el gato naranja desde que Jim Davis lo creó en 1978. Más allá de productos para televisión y las dos entregas en acción real con Bill Murray, 'Garfield: La película' es una de las pocas grandes apuestas que se han hecho por adaptar a lo grande al felino más vago. Ese carácter perezoso es de las pocas características de Garfield reflejadas en esta nueva versión tan infantil como impersonal que no aporta nada ni a los adultos ni en comparación con las anteriores.
Receta insípida
El primer fallo es la respuesta a la pregunta que toda adaptación de un clásico debe plantearse: ¿qué aporta? El tradicional viaje de partida y regreso pretende (re)unir a Garfield con su padre, pero lo hace sacando al gato de su icónico entorno y divertidas rutinas que apenas se muestran unos minutos. Eso es lo que la gente quería ver, al igual que la historia de origen con Baby Garfield que también está completamente desaprovechada (ni siquiera han jugado con este tremendo filón tan de moda para el merchandising). Como en todos los aspectos de la película, el guion intenta lucir bonito con buenas frases pero no consigue salir de lo estándar.
A falta de un carismático protagonista, los personajes secundarios son los que más risas y entretenimiento generan. Todos ellos son adorables y reflejan una variedad animal que sí le aporta algo más de identidad al film. Al menos sobre el papel, ya que es bastante curioso y triste ver cómo todos los animales están completamente desnaturalizados y cumplen la función de meros secundarios de fórmula, dando igual qué raza sean. Aunque el personaje más ausente de todos es, precisamente, el que más contraste podría haber aportado como es el dueño de Garfield, Jon.
Los buenos ingredientes
El acabado de este plato tan formulaico da mucha más pena al ver los ingredientes que podrían haberle aportado un sabor especial. Algunos gags recurrentes se basan mucho en la actualidad tecnológica y hasta los usan muy inteligentemente en momentos clave de la acción. El enfrentamiento entre perros y gatos o con otros animales también se deja intuir levemente, sobre todo a través del robaescenas más gracioso que es Odie. Él sí que se merecía una película propia con su graciosísimo carácter de genio tonto; eso sí, con más personalidad perruna de la que se cuenta aquí.
El único planteamiento que funciona de 'Garfield: La película' es el del humor slapstick o de mamporros donde se utilizan estas referencias comentadas en el anterior párrafo y que bien podrían haber definido también la trama. ¡Hasta las bromas de los vídeos virales de gatitos era una idea sensacional! De ahí vienen las pocas risas para los adultos. Para ellos, también hubiera funcionado explotar el carácter nihilista incomprensiblemente erosionado de este Garfield o las metareferencias y las apelaciones directas al público. Esa combinación de humor y acción brutos a lo 'Deadpool' realmente le pega al personaje.
La acción se guarda dos secuencias muy bien elaboradas para el final que recompensarán a los padres que les haya tocado meterse en la sala con sus niños, a través de divertidos guiños cinéfilos a mansalva. Este es el único momento en el que se ve el ritmo del director de 'El emperador y sus locuras', Mark Dindal. Durante los anteriores dos tercios de la película, los adultos se aburrirán viendo los golpes y bromas más estándares que sí pueden entretener a los niños. La animación es igual de plana que el resto de aspectos. Ni los pelos ni las posiciones de los gatos se perciben en pantalla, y lo mismo con las peculiaridades del resto de animales entre los que se presume más cantidad que calidad.
Al no lucirse en ningún otro aspecto posible, es difícil no ver a Santiago Segura tras la voz de Garfield. Se echan en falta los matices o la adaptación que se notaba en los primeros tráilers con la voz del actor de doblaje habitual de Chris Pratt (Guillermo Romero). A quien sí que cuesta reconocer (y eso es un halago en este ámbito) es a Alaska y a Pepe Rodríguez. La mítica cantante y voz de 'Hotel Transilvania' se lo ha pasado de fábula poniendo voz a la villana y rasgando la voz como lo haría una gata así. Por su parte, el cocinero y jurado de 'Masterchef' debuta como actor de doblaje bajando hacia unos graves muy acordes con el personaje e invisibilizándole del todo.
Cuando vuelvan a pasar los años, esta nueva 'Garfield: La película' se verá como un spin off más que un relanzamiento o reconstrucción del mito. Esta historia aparte es algo que sagas animadas ya consolidadas como 'Gru, mi villano favorito' pueden permitirse al haber conseguido un calado profundo con 'Los Minions'. Pero el gato naranja no está lo suficientemente establecido como para relanzarse con un capítulo de relleno que no avanza la trama ni explota al personaje. Es una película infantil, sí, pero quizás demasiado.