Con un Vincent Cassel que hace las delicias como un rudo Gauguin, decidido a no autocomplacerse con su vida parisina y a cruzarse medio mundo para inspirarse por la experiencia vital que le daría la Polinesia francesa (más concretamente Tahití), hoy se estrena 'Gauguin, viaje a Tahití'. Una película que imagina, no tanto la inspiración de Gauguin a la hora de pintar, sino la relación de dos años que mantuvo con una mujer local.
La cinta, que oculta que esa relación fue con una niña de 13 años y que Gauguin tenía sífilis, imagina a este hombre como un artista en conflicto con su familia política (como metáfora del sistema), quienes le acusan de egoísta porque no entienden cómo puede irse dejando a su mujer y su gran cantidad de hijos, y que llega a Tahití lleno de ese fuego creativo que te lleva a retarte a ti mismo para realizar aquello que amas tú (no los demás).
Gauguin aparece retratado como un hombre impulsivo, que se deja llevar por sus propios deseos y nada valorado en los tiempos que corrían (finales del siglo XIX), aunque no se dejó derribar por eso y siguió pintando según sus ideales. La película muestra cómo esa relación le inspiró sumamente en esa etapa de su vida, pero también como se fue autodestruyendo y recuperando hasta que fue repatriado a Francia.
Los ideales del artista
Sin dejar de ser una película interesante que nos habla ideales y contrastes humanos, deja que desear otro trasfondo más allá de una historia de amor o deseo, ya que el personaje que interpreta Cassel es un hombre lleno de vida y con una interesante psicología al que probablemente le ocurrieron muchas historias relacionadas con su inspiración artística en un lugar tan exótico como la Polinesia francesa.
Entre esos ideales y contrastes hay que destacar cómo muestra el film a Gauguin frente a la sociedad de su época, como un pobre tipo lleno de talento e ideas que se aferra a su arte cuando podría ser como cualquiera de los demás y que se ve arrastrado a malvivir para perseguir un sueño lleno de claroscuros.
Desgraciadamente, el blanqueamiento de la verdadera historia de Gauguin con esta mujer tahitiana y su romantización como musa del artista, a través de su fortuito encuentro y su relación, le restan puntos a un film que, como tantos otros, utiliza un episodio real de algún famoso personaje como premisa para una bonita y decorada historia.
Nota: 6
Lo mejor: Vincent Cassel y su energía
Lo peor: Que la historia solo se centre en la pareja y que esté blanqueada.