'El tesoro de Sierra Madre' y 'La quimera del oro' tienen en común la desesperada búsqueda del oro para enterrar los problemas. Ese es un tema de sobra conocido, sobre todo en lo que respecta a la cinematografía estadounidense y muy acorde con los valores de ese país. La fiebre del oro es la ejemplificación perfecta del sueño americano, de tener la posibilidad de pasar de la nada al todo, de vivir dentro de los límites a ser quien los impone. 'Gold' se acerca también a esa recurrente idea, pero desgraciadamente Stephen Gaghan ni siquiera se pone a la sombra de dos gigantes como John Huston y Charles Chaplin.
Kenny Wells es un ambicioso prospector cuya empresa cae en decadencia. Ante la oportunidad de encontrar una inmensa mina de oro, el empresario decide aferrarse a esa arriesgada ocasión y se alía con un prometedor geólogo. Desde el comienzo se nos muestra a Kenny como un personaje autodestructivo, demasiado obcecado por ser alguien. Esas ansias de relevancia poco tienen que ver con la necesidad de pagar las facturas, sino que son alimentadas por un ego más grande que la barriga de Matthew McConaughey. El actor texano ha engordado casi la misma cantidad de kilos que perdió para 'Dallas Buyers Club', demostrando una vez más lo implicado que está con sus papeles. Además, en 'Gold' también tenía el aliciente de figurar como productor, así que la responsabilidad era mayor. Pero esta vez el cambio físico poco impacto tiene al formar parte de una historia insulsa. Algo similar a lo que sucedió con Christian Bale en 'La gran estafa americana'.
Édgar Ramírez completa la pareja de asociados con una interpretación también por encima de la altura de la película, aunque no consiga una química memorable con McConaughey. El otro personaje fundamental es el de Kay, la novia de Kenny, encarnada por Bryce Dallas Howard, que se embarcó en el proyecto en el último momento tras la marcha de Michelle Williams. El personaje femenino es esencial por cómo influye en ciertos momentos sobre Kenny, pero una vez más la ególatra actitud del protagonista engulle todo lo que le rodea, impidiendo que el resto de individuos brillen como deberían. El desarrollo de la película vive totalmente del trabajo de McConaughey, alrededor del cual gira la producción. Cuanto menos interés genera Kenny, más decae la fuerza de la propia película, y como depende desmesuradamente de él esas caídas se producen a menudo.
Decepción de encargo
Y si hablamos de los personajes hay que fijarse en el guion, escrito por los debutantes Patrick Massett y John Zinman. Ambos han trabajado juntos en multitud de series de televisión, pero con 'Gold' se enfrentaban a su primer guion cinematográfico que alcanzaría la gran pantalla. La estructura del libreto propone varios derrumbes emocionales del protagonista, al igual que opuestos ascensos, siguiendo las normas del manual del guionista para mantener la atención. A partir de esa guía se desemboca en un final que no exhibe la valentía ni la ironía que alzaron a 'El tesoro de Sierra Madre' como el clásico que es. En este sentido Gaghan también tiene su parte de culpa, ya que configura un ritmo demasiado irregular, en el que se suceden secuencias muy potentes y otras mucho más débiles. Una yuxtaposición que nunca puede triunfar.
Mientras que cuando dirigió 'Syriana' Gaghan partía de un guion escrito por él mismo, en esta ocasión se nota su menguada implicación como aparente trabajo de encargo. 'Gold' logra entretener por momentos, pero cuando cuentas con un protagonista tan ambicioso y una historia tan grandilocuente no te puedes permitir frenar y acelerar constantemente, porque al final el agotamiento provoca el desfallecimiento del espectáculo.
Nota: 5
Lo mejor: Los momentos de brillantez de McConaughey.
Lo peor: La montaña rusa de guion que Gaghan no sabe manejar.