No podemos dudar en ningún momento que el cine francés tiene en su haber unas propuestas más que interesantes y en muchas ocasiones, desmarcadas del drama más sentido y profundo al que muchos están acostumbrados. Dejamos las comedias del estilo de 'Bienvenidos al norte', el cine social de 'Girlhood' y el drama pasional de 'La vida de Adèle' para embarcarnos en un documental que tiene mucho que decir pero partiendo de la comedia, de la ironía y sobre todo de la verdad. François Ruffin, redactor jefe del periódico Fakir, dirige a la perfección '¡Gracias jefe!', provocando sin duda la reflexión y la concienciación sobre el mundo en el que actualmente estamos viviendo.
La película parte con Ruffin, de forma irónica, planeando una propaganda positiva hacia Bernard Arnault, quien es dueño del grupo empresarial LVMH. A través de la investigación del periodista, descubrirán las consecuencias de que Arnault adquiriese nuevas marcas. Con más 120.000 despidos, Ruffin conocerá a la familia Klur, la cual está a punto del desahucio. A través de un plan trazado entre todos, los Klur pondrán contra las cuerdas al grupo empresarial y estos deberán ceder ante las acusaciones reales de la familia.
El principal punto a favor del documental de François Ruffin es que no busca únicamente llevar su mensaje hacia al público, sino que lo hace a través de una forma atractiva y dinámica. El ritmo del film se mantiene en toda su duración, haciendo que no se haga larga en ningún momento. Dividida en secciones, Ruffin ha sabido estructurar su documental de manera que el espectador, incluso sin saber sobre lo que se escondía detrás del grupo LVMH, pueda comprender a la perfección todo lo que se está visualizando. El humor de Ruffin consigue que no podamos evitar reírnos en algunas escenas; su interpretación de fan acérrimo de Bernard Arnault es un gran acierto, dado que permite esa contraposición con la realidad y con la imagen que la empresa quiere dar.
François Ruffin ha sido llamado por muchos como el Michael Moore francés, la realidad es que ambos no tienen miedo a comenzar un proyecto que saben que traerá cola y de un tema polémico y actual, llegando hasta el final del asunto. Lo curioso de este documental es que no se recrea en la miseria o en la pobreza de sus víctimas, buscando la sugestión básica y fácil del público, al contrario, muestra a estas personas fuertes y decididas, que aunque no tengan lujos ni dinero para comer sean capaces de luchar por lo suyo y sin bajar nunca la cabeza. Ruffin da ese humanismo y fuerza a las historias que se encuentran en el film, lo que todavía tiene mucho más valor ya que no juega con la pena, sino que busca la empatía, la comprensión y una visión real de lo que ocurre. No podemos negar que lo consigue y ha sido una buena estrategia en el plano narrativo, lo que hace que su mensaje llegue todavía de una forma más formidable.
El contenido del largometraje no adelanta en ningún momento los sucesos que van a ocurrir, y esto permite que durante una parte (bastante importante) te preguntes cómo ha sido posible la realización de este documental. Como se podía suponer, Ruffin no deja nada al azar y la última parte es la resolución de esta pregunta. La realidad es que si Ruffin no lo hubiera solucionado y dado un desenlace apropiado, el documental habría hecho aguas y el esfuerzo habría sido en vano, pero al contrario, la resolución es incluso más interesante y potente que la premisa inicial. No podemos olvidarnos de que las historias que estamos viendo son personas reales, por lo tanto no se puede perder esa esencia de verdad, esa esencia de honestidad que es necesaria a la hora de hablar de este tipo de contenidos. Pese a hacerse en clave de comedia irónica en algunas partes, se respeta la verosimilitud de lo que se está viendo, no cayendo en el cliché de la superficialidad.
En España hemos podido vivir algunos documentales del mismo corte aunque con menor impacto mediático. Por ejemplo algunos casos son 'Ciutat morta' o '0 responsables'. La realidad es que Francia, pese a contar con una producción independiente, vuelve a demostrar que su cine es muy valorado por el público. '¡Gracias jefe!' sirvió de base para promover un movimiento en contra de las injusticias salariales y laborales en el país galo. Incluso consiguió ser proyectado en République en el mismo París. Con esto, se puede decir que es importante no olvidar que en efecto, la ficción debe ser cuidada, pero también se deben prestar atención a los documentales independientes que planean mantenernos informados de aquellas cuestiones que nos es complicado a veces entender o acceder a esa fuente de información. Por lo tanto, '¡Gracias jefe!' da esa apertura no solamente a la reflexión del mercado, sino también a cómo funcionan las relaciones de poder en la sociedad.
Trabajo de riesgo
Debemos destacar el trabajo de investigación realizado para llevar a cabo este proyecto. La realidad es que no únicamente el grupo Fakir ha debido realizar una búsqueda exhaustiva para argumentar todo lo que se ve en pantalla, sino que incluso se ha arriesgado en algunas ocasiones, como se puede ver en algunas escenas del film, lo que da mayor credibilidad y se valora más que finalmente haya llegado a las salas de cine. Ruffin no tiene miedo a conseguir su fin, incluso en ocasiones realizando prácticas no demasiado ortodoxas, pero finalmente en esta ocasión, es de las pocas veces que el fin justifica los medios, aunque cabe recalcar que los medios tampoco están fuera de lo legal. Además, hubiera sido un desperdicio no ver a Ruffin como un hombre rubio de ojos claros (merece la pena saber por qué lo hace).
Finalmente, se puede concluir que '¡Gracias jefe!' es un documental que busca dar voz a aquellas víctimas que no son escuchadas por su papel en las relaciones laborales. Ruffin sabe que desmontando el conglomerado de buena imagen del grupo empresarial de Bernard Arnault, permite acercar a la audiencia que realmente ellos mismos también tienen el poder. Una película entretenida, gratificante y con la que sales con un buen sabor de boca, un documental que además de hacer que reflexiones, también permite que saques tus propias conclusiones. Una oda a la lucha contra las injusticias en el mundo laboral y a aprender que pese a lo pequeños que podemos parecer frente a las grandes empresas, tenemos mucho más poder que el que creemos. '¡Gracias jefe!' es un acierto cinematográfico y sin duda, una de las películas documentales del año. No te la pierdas a partir del 4 de noviembre en cines.
Nota: 8
Lo mejor: El contenido y la estructura narrativa del documental, entretenido y con un gran mensaje.
Lo peor: No es un producto comercial, no tendrá un gran impacto social fuera de Francia.