Poco a poco van llegando películas que desnudan la realidad tras la Guerra de Irak, aquella que inició George W. Bush contra el régimen de Sadam Hussein. Como ya es sabido, se trató de un conflicto basado en mentiras y rumores y que, según Associated Press, entre 2003 y 2009 provocó más de 110.600 muertes directas. Películas como 'El vicio del poder', 'Snowden' o la reciente 'The Mauritanian' dejan en evidencia la mala praxis del gobierno del presidente republicano, además de mostrar que fue el germen de la era de la posverdad.
Ahora bien, todo tuvo un inicio y fue mucho antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Es ahí donde pone el foco 'Guerra de mentiras', el nuevo largometraje de Johannes Naber, el cual narra el asunto Curveball o cómo un supuesto informanten, Rafid Alwan, manipuló a la agencia de inteligencia alemana para hacerles creer que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva para disfrutar de asilo político, nacionalidad y una compensación económica, cuando todo era falso.
La cinta pone el foco en el caso Curveball pero presentado desde la perspectiva de Wolf, investigador relacionado con la Bundesnachrichtendienst (BND) y cómo sus propias obsesiones y su crisis personal fueron presa fácil de un embaucador, que le hizo crear, de manera involuntaria, todo un entramado de mentiras, que terminaron convirtiéndose en las pruebas irrefutables para la CIA y el gobierno de Bush hijo para invadir el país de Oriente Próximo. Lo interesante del fondo, es que toda la red de mentiras aumenta a un ritmo imparable por una serie de inacciones que deja en evidencia no solo a los servicios de inteligencia alemanes (y, por ende, de otros países) sino a la geopolítica occidental.
Un filme que busca tener el tono de comedia negra de Adam McKay y el vibrante tono de thriller de Jacques Audiard
Aunque esa perspectiva es muy interesante y no se ha abordado con profundidad en el cine; Naber, que firma el guion junto con Oliver Keidel, no sabe abordarlo con claridad, da demasiado tumbos, con un protagonista gris -interpretado por Sebastian Blomberg- y una serie de situaciones que no queda claro si son cómicas de manera intencionada o improvisada. Esa línea entre el drama social, el cine de espionaje y la comedia al más puro estilo Adam McKay pare más bien un acto involuntario y se nota en su ausencia de garra en las situaciones cómicas y la elección de un protagonista sumamente taciturno.
'Guerra de mentiras' tiene una temática muy interesante, de esas que hubiera podido ser un soberbio thriller al más puro estilo Jacques Audiard, pero, al final resulta un irregular quiero y no puedo, provocando la sensación de oportunidad perdida, dejando en evidencia lo necesario que era una definición clara de su trama, también no está bien aprovechado el concepto de posverdad y cómo la Guerra de Irak fue el germen de los populismos que asolan Occidente, provocando la sensación de estar en tierra de nadie.
Nota: 5
Lo mejor: Dar Salim, quizás uno de sus papeles más arriesgados. Ojalá el filme estuviera a su altura.
Lo peor: La sensación de que Naber quiere ser McKay y Oliver Stone al mismo tiempo.