Hay que tener cuidado con las promesas que hacemos. David Gordon Green reinició la saga de Michael Myers en 2018 con su propia 'La noche de Halloween', borrando todas las secuelas que ha habido durante las últimas cuatro décadas y escribiendo su propia continuación de la película de John Carpenter. Su cometido era no caer en los errores del pasado, y es cierto que la película ofrecía una segunda parte interesante, divertida y muy pegada a su tiempo; pero entonces su gran éxito en la taquilla estadounidense hizo que Universal y Blumhouse planearan dos entregas más para formar una trilogía. Y lo que se había cerrado con estilo y buen gusto continúa en 'Halloween Kills', un despropósito de película que repite los errores de los que la saga, como una víctima de Myers, nunca consigue escapar.
Dirigida de nuevo por el polifacético Green ('Superfumados', 'Joe'), el guion de esta nueva secuela lo firman él, su colaborador recurrente Danny McBride y Scott Teems ('Rectify'). La historia sigue justo por donde acabó la anterior: Laurie Strode, su hija y su nieta acaban de encerrar a Michael Myers en una casa en llamas y están yendo al hospital a curar sus muchas heridas. Pero los bomberos acuden al incendio y se las apañan para soltar de nuevo a la bestia, que continúa su masacre durante la misma noche de Halloween.
Junto a Jamie Lee Curtis, Judy Greer y Andi Matichak, que encarnan a las tres generaciones de mujeres Strode, esta vez hay caras tanto conocidas como nuevas en la saga. Reaparecen Bracket (Charles Cyphers), la pequeña Lindsey (Kyle Richards, ahora más conocida como una de las "Real Housewives" de Beverly Hills) y la enfermera Marion (Nancy Stephens), todos ellos supervivientes de la entrega de 1978. La multiplicación de personajes sirve a Green para ampliar el foco conceptual de la saga. En 2018 convirtió la venganza de Laurie Strode, una mujer consumida por el trauma durante 40 años, en un entretenido espectáculo con toques de empoderamiento feminista. En esta 'Halloween Kills', el director pretende explorar los estragos que ha causado el terror de Myers en Haddonfield como comunidad.
Es un enfoque interesante que los guionistas dibujan con brocha demasiado gorda. Convierten a los ciudadanos en una masa enfurecida que se propone enfrentarse a Michael Myers, tomándose la justicia por su mano porque ya no confían en un sistema que les ha fallado una y otra vez. Es el vivo retrato de una Estados Unidos completamente desencantada de los mecanismos democráticos que pusieron a Donald Trump en el poder y perpetúan injusticias como el maltrato sistémico a los menos favorecidos. O bien se puede leer del lado contrario: como esa parte del país reaccionaria, entregada a las armas y capaz de asaltar el Capitolio. En cualquier caso, acierta en su imagen de una sociedad enfadada, aterrorizada y al borde del colapso.
Pero los límites de una propuesta con espíritu comercial, o quizá la incapacidad de los guionistas para hacer una exploración más compleja, impiden que de 'Halloween Kills' se pueda inferir una reflexión trascendente sobre el peso del trauma en la sociedad. Esa interesante premisa solo sirve aquí para lanzar a los personajes en una serie de encuentros fatales con el asesino, cayendo en el eterno esquema del slasher mil veces visto. O peor: en un fragmento que se podría leer como una alegoría de la cultura de la cancelación que pinta la sociedad como una masa desquiciada que carga contra los hombres equivocados.
Lo que al menos sí consigue Green de nuevo, como ya hizo en 'La noche de Halloween', es construir una concatenación de escenas divertidísimas que entretendrán a los que solo buscan violencia, gore, sangre y vísceras en estas películas. El cineasta logra otorgar tridimensionalidad y encanto a las sucesivas víctimas de Michael Myers (la mayoría pertenecientes a minorías, por alguna razón) y después convierte sus asesinatos en orgías de golpes, cuchilladas y mutilaciones la mar de entretenidas.
La maldición de Michael Myers
Eso es lo mejor que se puede decir de 'Halloween Kills': que es un divertido despropósito incapaz de evitar los mismos errores de la saga que se proponía solventar. El secreto de la original 'La noche de Halloween' estaba en la astucia de Carpenter para mantenerse en el terreno de lo misterioso y lo abstracto. Eso era lo que hacía a Michael Myers tan terrorífico en aquella primera película: que su existencia no tenía explicación, era el mal en sí mismo, escapaba a lo humano. Las siguientes entregas humanizaban al asesino y lo despojaban de esa cualidad enigmática; cada vez que la saga 'Halloween' ha intentado arrebatar la máscara a su monstruo, se ha encontrado con lo inevitable: la nada.
David Gordon Green entendió perfectamente ese error y volvió a la base: su gran hallazgo en la anterior película fue no intentar explicar a Michael Myers sino mostrarnos las consecuencias del terror en su víctima, convirtiendo a la propia Laurie Strode en un monstruo. Ahora ha intentado hacer lo mismo con todo Haddonfield, pero la historia se le va yendo de las manos poco a poco hasta llegar a un clímax tan extremo y excesivo en su espectacularidad como yermo en su significación. Y lo que es peor: necesita una continuación que llegará en la ya anunciada 'Halloween Ends'. Otra promesa que seguramente no cumplirá, la de terminar. Por más que lo intenten sus víctimas, o los sucesivos cineastas, Michael Myers nunca se acaba.
Nota: 6
Lo mejor: El acercamiento gore y divertido de Green al slasher.
Lo peor: Que pierda todo el significado de la primera entrega.
'Halloween Kills' se estrena en cines este viernes, 22 de octubre.