A Han Solo le conocimos allá por 1977 y se convirtió en un auténtico icono. Harrison Ford daba vida a un pícaro contrabandista de buen corazón, un personaje cínico y antipático pero absolutamente irresistible, que enamoró a Leia y conquistó a los fans. Desde entonces soñábamos con volar en el Halcón Milenario y tener un amigo como Chewbacca, queríamos saberlo todo sobre él, conocer sus andanzas por el espacio, todas esas aventuras que le convirtieron en quien es. Y así, para cumplir todos nuestros deseos (y seguir haciendo caja), llega 'Han Solo: Una historia de Star Wars', la segunda entrega de la antología que explora el vasto universo de 'Star Wars'.
Por primera vez una película de la saga, si obviamos las que fueron directas a TV, no gira en torno a ningún miembro de la familia Skywalker o la Estrella de la Muerte. El spin-off de Han Solo es totalmente libre, libre para ser una aventura clásica, un western galáctico o la comedia deslenguada que Han merecía. Y es, en parte, todas esas cosas, pero por el camino se ha perdido la esencia de 'La guerra de las galaxias'. Ron Howard ha sido el encargado de tomar el relevo en la dirección de Christopher Miller y Phil Lord tras muchos problemas de producción. No sabemos cómo habría sido el resultado en manos de los directores de 'La LEGO película', y en realidad poco importa. Kathleen Kennedy eligió a un director solvente, ganador de dos Oscars, que no iba a fallar y no lo ha hecho, pero tampoco ha sido capaz de aportarle personalidad, carisma o estilo al proyecto. 'Han Solo: Una historia de Star Wars' es un ejercicio correcto, un entretenimiento amable que no nos acompañará fuera de la sala de cine.
Todos los ojos estaban puestos sobre el trabajo de Alden Ehrenreich como la versión joven de Han. Las comparaciones son odiosas, si lo que buscamos en él es una reencarnación de Ford no la vamos a encontrar. Aunque interpreten al mismo personaje aún no son la misma persona. Ehrenreich tiene la ardua tarea de hacernos ver la evolución de un huérfano ladronzuelo de poca monta al astuto contrabandista de 'Una nueva esperanza', el germen de la leyenda. Aunque no con poco esfuerzo, el protagonista de 'Hermosas criaturas' consigue hacer suyo un personaje que acarrea un bagaje fandom demasiado pesado. Sus gestos mimetizan a los de Ford y están impregnados de una picardía que tristemente no se ve apoyada por los diálogos.
Para los fans será especial ver en pantalla todos los grandes momentos del personaje que antes solo vivían en nuestra imaginación. Cómo comenzó su amistad con Lando Calrissian y ganó el halcón Milenario, cómo consiguió recorrer el mítico corredor de Kessel en 12 parsecs o la procedencia de su nombre. Una a una cobran vida todas las anécdotas en una sucesión de los mejores highlights de su vida, ideal para ganar cualquier "trivial friki", pero que se siente como una imposición forzosa para complacer al espectador, además de despojar a Han de todo el misterio que le envolvía. Diferente es el primer encuentro con Chewbacca, quizá la mejor escena de la película, resuelta de forma divertida y ágil, nos responde una pregunta que sí nos habíamos hecho.
"Te quiero" "Lo sé"
Algo que nos han enseñado las películas de 'Star Wars' es que en la galaxia ninguna mujer necesita un hombre para ser salvada, aunque haya que ayudar a rescatarlas de vez en cuando. Qi'ra (Emilia Clarke) es el primer interés amoroso de Han, que está obcecado con ser su liberador. No ayuda que la relación romántica entre ambos tenga que lastrar con la alargada sombra de Carrie Fisher y su rebelde Leia, una princesa valiente con un propósito por el que luchar. A Qi'ra no le han dado un trasfondo explícito más allá de un par de misteriosas líneas de diálogo, pero es que además Clarke tiene muchas dificultades para transmitir la complejidad y la dualidad interna que las acciones del personajes expresan.
Quizá es porque le conocemos menos que a Han o quizá porque es un personaje mucho menos icónico, o quizá simplemente se debe a que Donald Glover todo lo hace bien, lo cierto es que la primera vez que su Lando Calrissian aparece en pantalla no nos viene a la cabeza Billy Dee Williams, el actor que le dio vida en la saga clásica. Glover entiende la diversión y la aventura que supone interpretar a un personaje conocido dentro de una de las sagas más importantes e imaginativas de la ciencia ficción, si no la que más. Juega con todos los elementos que tiene a mano, su encanto natural absorbe a Lando y le añade una capa de comedia. Glover arriesga y gana.
Phoebe Waller-Bridge pone la voz a L3-37 el androide libre que viaja junto a Lando. Al contrario de lo que ocurre con Qi'ra, su personaje ni siquiera necesita la expresividad de una cara para transmitir auténtica pasión. Es mucho más que el alivio cómico metálico de turno, en ella se reencarna el espíritu de revolución de 'Star Wars'.
Espíritu aventurero
La estructura de la película sigue la misma narrativa tradicional del cine de aventuras de 'Indiana Jones': acción, amenazas, villanos casi caricaturescos y adrenalínicas escenas de persecución incluidas. Sin embargo, Howard no tiene la maestría de Steven Spielberg para inocular tensión y épica al relato. Por suerte, la maravillosa banda sonora compuesta por John Powell evita que se convierta en un capítulo más de 'Firefly', el western espacial de Joss Whedon.
Todas las piezas de 'Han Solo: Una historia de Star Wars' parecen pertenecer a diferentes puzzles, pero el resultado final, aunque decepcionante, no es fallido. Ron Howard ha sabido evitar el desastre y supera el reto con sentido del ritmo, apoyándose en el espíritu de las aventuras clásicas de los 80. Hay que adentrarse en la historia sin más ambición que el puro entretenimiento. Siempre que haya nuevos planetas por descubrir, nuevos extraterrestres por conocer y nuevos villanos que derrotar, nos subiremos al Halcón Milenario, pero si con un personaje con un pasado lleno de aventuras prometedoras y matices por descubrir el resultado es una película rutinaria y vacía de corazón, mejor que la historia de Luke Skywalker en su granja se quede para siempre en un cajón.
Nota: 6
Lo mejor: La andróide L3-37, ella sí que merece su propio spin-off.
Lo peor: Su falta de alma e interés narrativo.