Ya lo dijo Stefan Zweig: "Ninguna culpa se olvida mientras la conciencia lo recuerde". El italiano Andrea Pallaoro ha optado por la incómoda sensación de la sospecha, aquella que corroe toda una vida, lo muestra en la hipnótica 'Hannah', protagonizada por la magnética Charlotte Rampling, en uno de los papeles más intensos de su carrera y que le reportó en el 74º Festival de Venecia la Copa Volpi a la mejor actriz.
Hannah ve cómo su día a día cambia radicalmente cuando su marido entra en prisión. Tras casi una vida entera al lado de su esposo, de repente Hannah ve cómo su identidad ha quedado ligada a la de él, quizás para siempre. A lo largo del filme, se muestra cómo la anciana mujer intenta aferrarse a su trabajo como limpiadora en una casa, con las clases de teatro o la natación. Sin embargo, la mujer debe cargar con el peso de la culpa del marido, pero, ¿qué es lo que ha hecho exactamente el marido para terminar en la cárcel?
El retrato íntimo de una mujer
Pallaoro realiza un filme de encuadres fijos, en los que crea un ambiente de incomodidad, lleno de presión, en el que el público se convierte en un incómodo testigo de la vida de la protagonista. Llena de elipsis, 'Hannah' aprovecha la ausencia de información y sus diálogos parcos primero para crear el interrogante dentro del espectador, que logra que se empatice con ese mujer de mirada desoladora y después desembocar en una espiral de culpa, en la que se atisba cierta crítica a la llamada justicia social, capaz de enterrar socialmente no solo al culpable de un crimen, sino arrastrar consigo a los familiares que le apoyaron.
Y, eso, aunque el espectador empiece a intuir los motivos de la encarcelación, el director y coguionista, puesto que firma el libreto junto con Orlando Tirado, la ausencia de confirmación de las sospechas logra que se comprenda mejor a una protagonista desbordada, a la que se ha condenado pese que ella, realmente, no ha hecho nada, ahí es donde esa crítica a la condena social, más eficaz (pero también más destructiva) que la condena judicial en estos tiempos que corren.
La más triste desolación
Para crear ese íntimo retrato de desolación, Pallaoro no podía encontrar mejor actriz que Charlotte Rampling. Solo una intérprete de su calibre podía ser capaz de llevar todo el peso dramático, tanto de su personaje como de la película, puesto que el filme está compuesto de planos fijos, en los que ella sale en la mayor parte de los casos. Rampling sabe mirar de forma profundamente humana, transmitiendo la tristeza y el gran sentimiento de culpa de su personaje, pero a la vez le da un toque de misterio. La actriz ya se pudo enfrentar a personajes similares con 'Bajo la arena' y '45 años', pero es en 'Hannah' donde logra transmitir mayor profundidad a una esposa que ve cómo su propio mundo se resquebraja, una vez más, por causas ajenas a ella, aunque relacionadas también.
Magnífico y desgarrador retrato de una mujer que carga con la culpa de su marido, 'Hannah' deja un poso amargo tras su visionado. Incómoda y llena de matices, la segunda película de Andrea Pallaoro como realizador es el inicio de una trilogía temática sobre la mujer. Este comienzo empieza por todo lo alto, gracias, sobre todo, a la poderosa mirada de una actriz excepcional, que cautiva y lleva al público al sufrimiento interior que padece. Brillante a la par que espeluznante, magnífica.
Nota: 8
Lo mejor: Los planos fijos con una magistral Charlotte Rampling.
Lo peor: Sus largos silencios y sus diálogos parcos provocarán el rechazo de cierto público.