¿Para cuántas personas 'Heartstopper' se ha convertido en un safe space? ¿Cuántas personas del colectivo LGTBIQ+ se han derretido con la serie de Netflix encontrando en ella un lugar feliz? Desde su estreno en 2022 la historia de Nick y Charlie sacada de la novela gráfica de Alice Oseman ha encandilado gracias al luminoso retrato de las adolescencias queer tratando sus realidades de manera entrañable pero sin esquivar las sombras ni sus complejidades.
Un año y dos meses después del lanzamiento de la segunda temporada, la plataforma en streaming estrena la tercera de la que sus protagonistas han dejado algunas pistas en los últimos meses. Así, no hay sorpresas con respecto a los dos grandes temas que vertebran los nuevos episodios: la salud mental de Charlie y el sexo. Con esto, era necesario que la serie diera un paso hacia la madurez y así lo ha hecho sin perder por ello su seña de identidad.
Salto a la madurez
Aunque ambas cuestiones sobrevuelan los ocho capítulos, hay un evidente bloque inicial centrado en la primera cuestión. Con el Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) del personaje que encarna Joe Locke en primer plano, la ficción adopta un tono más severo. Para ello apuesta por colores más fríos y apagados a la par que pone sobre la mesa la manera de abordar los problemas de salud mental tanto desde el punto de vista del que los sufre como de su entorno. Gran trabajo el de Kit Connor como ese pilar fundamental equilibrando los miedos de Nick con su responsabilidad de estar al lado de la persona a la que quiere.
'Heartstopper' no escarba en el drama pero lo aborda sin condescendencia y de manera accesible para explorar sus diversas problemáticas o analizar las causas y consecuencias. Nos acerca desde la empatía, uno de los fuertes de la serie, por lo que será imposible escapar del nudo en la garganta e incluso de la lagrimilla. A su vez, pone en valor la importancia del acompañamiento y de las redes de seguridad, de contar con personas alrededor que escuchen, tengan paciencia y cuiden. Fundamental.
"If you can't love yourself, how in the hell you gonna love somebody else?", que diría RuPaul. Trabajando en estos problemas de salud mental y de autoestima, pasamos a la segunda parte en la que se está más preparado para querer alguien. Y estando en plena ebullición de hormonas adolescentes, el sexo se explora entre el deseo, la curiosidad, la inseguridad, el miedo, la excitación y las dudas. Los personajes atraviesan la emoción de su primera vez entre la efervescencia y la torpeza. Porque la primera vez, aunque se recuerda siempre, no es perfecta para nadie.
Su tratamiento es delicado y acorde al tono de la serie. Construyendo la llegada de este momento, no elevan el erotismo ni se recrean en las escenas de cama, aunque las hay, claro que las hay. Así que no esperen encontrar un 'Élite' en esta trama. Lo que hay que destacar de estas escenas es la importancia del consentimiento y cómo los personajes que mantienen relaciones se van preguntando mutuamente si están a gusto, si está bien que toquen en tal sitio o si quieren seguir. Porque la cama, como lugar de intimidad, también debe ser un espacio seguro.
Ahondando en las realidades queer
El grupo de Nick y Charlie se mantiene presente siendo Elle (Yasmin Finney) la que mayor peso adopta tanto por su relación con Tao (William Gao) como por sus vivencias como chica trans. Aun sintiéndose aceptada y querida, la disforia aparece así como el miedo a no ser entendida, a no ser comprendida especialmente cuando los discursos de odio y la transfobia aparecen. Sin frivolidades y sin estigmas, contar con personajes como el suyo es más necesario que nunca.
Pero la gran robaescenas de la temporada es, sin duda, Tori (Jenny Walser). Después de tener un papel más que secundario en las anteriores, la hermana de Charlie cobra más protagonismo descubriendo en ella a alguien cargado de sensibilidad, fundamental en los momentos más dramáticos, pero capaz de ejercer de alivio cómico en otros más ligeros. Necesitamos más de ella. Isaac (Tobie Donovan) también gana foco después de tanto tiempo escondido detrás de sus libros. Avanzando en la aceptación y reconocimiento del espectro asexual, el joven sirve para poner de relieve las dinámicas de dependencia que se dan en algunas de las parejas, quizás el punto en el que tropieza 'Heartstopper' al romantizar ciertas actitudes.
Son muchos los frentes que tiene la producción de Netflix y mantener el equilibrio a veces no es posible. Así, las grandes perjudicadas son Tara (Corinna Brown) y Darcy (Kizzy Edgell), de las que vemos menos pero que aún así plantean interesantes cuestiones como la presión por los estudios y la incertidumbre por el futuro o las identidades no binarias. Algo que merecería mayor profundidad y desarrollo así como el conflicto de Darcy con su familia por su expresión de género. Por su parte, Imogen (Rhea Norwood) planta la semilla sobre la presión que muchas chicas sienten para tener novio solo para verse validadas y validarse a sí mismas. Es para reflexionar.
A destacar la ausencia de Olivia Colman como Sarah Nelson, la madre de Nick. La oscarizada actriz, por cuestiones de agenda, no ha podido estar en la tercera temporada quitándonos esos cálidos momentos llenos de sabiduría y comprensión con los que nos abrazaba a toda la audiencia. Se la echa de menos. Su hueco lo ha cubierto Hayley Atwell como Diane, la tía del protagonista, que también sirve como esa voz adulta, cómplice y amable. Ojalá todas las juventudes LGTBIQ+ contaran en su familia con mujeres como estas.
Con todo, 'Heartstopper' madura a la par que sus protagonistas, que han dado un gran salto interpretativo, especialmente notable en los casos de Kit Connor y Joe Locke. Sin perder la inocencia característica de la serie, ambos dotan a Nick y Charlie de más capas y complejidades para, una vez más, dejarte el corazón bien calentito. Fruto de este crecimiento también llega la toma de difíciles decisiones ante la perspectiva de futuro. Pero por el momento nos quedamos, incluso en la adversidad, en estos lugares felices.
La tercera temporada de 'Heartstopper' se estrena en Netflix el 3 de octubre.