El camino hacia la madurez no es sencillo, hay personas a las que eso les lleva años. El cineasta tunecino Mohamed Ben Attia debuta con una magnífica ópera prima, 'Hedi, un viento de libertad', un drama sobre la independencia del hombre y la propia sociedad de su país. Exhibida en la Sección Oficial de la 61ª Semana Internacional de Cine de Valladolid, más conocida como la Seminci, la cinta se alzó con el premio al mejor actor en la 66ª edición del Festival de Berlín.
Hedi es un joven tranquilo de 25 años, apenas habla y no tiene muchas expectativas en su vida. Trabaja como comercial a venta fría de Peugeot, se dedica a recorrer puerta por puerta diferentes empresas para lograr alguna venta. De hecho, parece mostrarse indiferente ante lo que ocurre en su vida, su autoritaria madre ya tiene planeado su futuro, de hecho, ya le ha comprometido en matrimonio con una joven a la que sólo conoce de hablar en el coche. Su hermano, Ahmed, vive en Francia y regresa a su país natal para la boda. Consumido pese a su juventud, Hedi se marcha a Mahdia, una ciudad cercana, una semana antes de su boda por motivos de trabajo. En el hotel, Hedi conoce a Rym, una animadora que se dedica a bailar para los turistas, cada vez menos numerosos. Ambos se enamoran, será en ese momento cuando Hedi deba elegir.
El devenir de la sociedad tunecina actual
Producida por los Hermanos Dardenne, la cinta desprende ese aroma de cine de autor social propio de los cineastas belgas. De hecho, Ben Attia muestra un estilo alejado visual más cercano al cine europeo o de Oriente Próximo, en algunos momentos recuerda a 'Caminar sobre las aguas' de Eytan Fox. Quizás, porque el cineasta, que también escribe el guion, opta por mostrar la evolución del hombre joven dormido de una sociedad que empieza a despertarse. De hecho, el ansia de libertad e independencia de Hedi, nombre en árabe cuyo significado está relacionado con el camino correcto, es también una metáfora sobre la emancipación de la propiedad sociedad tunecina.
No hay que olvidar que 'Hedi, un viento de libertad' proviene del único país musulmán donde la Primavera Árabe ha devenido en una democracia, constitución y separación de poderes. Sin embargo, también es uno de los países que, tristemente, en el que muchos jóvenes caen víctimas de ideologías yihadistas. De ahí, que esta propuesta sea un reflejo de una parte de esa sociedad dormida que empieza a abrirse camino. Aunque no es sólo eso, Ben Attia crea varias capas de complejidad bajo la figura de ese joven tranquilo y de aspecto indiferente. El cineasta aprovecha para mostrar la necesaria evolución del hombre, de lo masculino y cómo, para ello, no debe encerrarse en sí mismo sino abrazar el entendimiento y, sobre todo, el expresar sus deseos y sentimientos. El director muestra una aplaudida valentía al crear un protagonista que logra querer ser autónomo por inspiración de un personaje femenino.
La Primavera del hombre
Es la mujer la que inspira al hombre, mostrando cómo una animadora, despreciada por una parte de la sociedad, es capaz de animar al chico a evolucionar y querer ser autónomo. Un mensaje muy fuerte y poderoso con el que Ben Attia acierta al saber retratar los deseos de una sociedad que quiere ir hacia delante pese a los muchos baches que se encuentra en el camino. Todo ello lograr llegar al corazón del espectador con unas interpretaciones naturales y muy reales, Majd Mastoura, Hedi en la cinta, es la auténtica revelación al saber dar matices a un personaje ensimismado, que no se permite tomarse de la mano y marchar hacia delante, más que merecido Oso de Plata en Berlín. Por otro lado, una estupenda Rym Ben Messaoud, que acierta como inspiradora de libertad.
Sin maniqueísmos, ni pinceladas gruesas políticas, 'Hedi, un viento de libertad' es una magnífica propuesta, necesaria de visionar. Una clara invitación al hombre para ir hacia delante, de romper esquema en lo masculino. Magnífica, un invitación hacia la autonomía y la responsabilidad de uno mismo.
Nota: 8
Lo mejor: Majd Mastoura, su protagonista.
Lo peor: Le cuesta arrancar al principio.