Cuatro años después de 'El autor', el cineasta almeriense Manuel Martín Cuenca regresa para volver a profundizar en la complejidad de la psique humana y cómo esta se descompone ante los instintos más primarios. 'La hija' llega a salas comerciales tras su paso por los festivales de Toronto, San Sebastián y Sevilla, un drama con tintes familiares y sociales que termina desembocando en un despiadado y brutal thriller.
Realmente, la trama de 'La hija' tenía espíritu de drama social, pues su escenario es completamente apacible, una antigua casona situada entre las montañas en Jaén, y tiene como premisa a una adolescente embarazada que busca dar en adopción a su bebé a una pareja que no puede tener hijos, siendo uno de ellos profesor en el centro de menores donde estaba ingresada. Sin embargo, una trama así, en manos de Martín Cuenca, va caminando entre el drama y el thriller, para terminar siendo una tragedia digna de una obra griega.
Martín Cuenca explora los instintos más primitivos de sus protagonistas, pues el máximo deseo del matrimonio formado por Javier y Adela es el de reproducirse, el de concebir un hijo, al tan primario e inherente para la supervivencia de la raza humana. En ese retrato de lo más primario, el realizador muestra cómo la desesperación por no engendrar un vástago provoca la pérdida de los valores éticos y morales, hasta el punto de que muestra cómo una persona aparentemente convencional es capaz de cometer la peor de las atrocidades.
Una despiadada y trágica fábula de la pérdida de la moral
Ese proceso va cocinándose a fuego lento, de la misma forma que se cuece, en la fábula popular, la rana ante el agua que va hirviéndose paulatinamente para evitar que escape. Y aquí Martín Cuenca juega con la perspectiva, en cómo un escenario apacible va tornándose siniestro con un simple cambio de enfoque. En cómo la belleza del campo y estar alejado del mundanal ruido puede convertirse en una cruel prisión, en la que pueden destacarse también la desigualdades sociales, una joven, menor de edad, sin recursos frente a un matrimonio burgués.
En ese retrato despiadado de la pérdida de la ética y la humanidad, Martín Cuenca firma un relato espléndido a la par que angustioso, que va en un constante in crescendo, con un desenlace inesperado que el público deberá descubrir. Y en esta tragedia, su trío de actores está fabuloso. Javier Gutiérrez y Patricia López Arnaiz más que derrochar química, transmiten un drama pasado que pesa sobre sus actos, lo que deja al público el intuir cómo esta pareja convencional se ha visto atrapada en un dilema que rompe con toda regla moral. Por otro lado, está la debutante Irene Virgüez, magnética en sus silencios, evoca al estilo de interpretación de Ivana Baquero en 'Demonios tus ojos' o 'Hielo'.
Con música de Vetusta Morla, que a ratos evocan una banda sonora digna prima de la música para cine de Jonny Greenwood, 'La hija' es un nuevo logro cinematográfico de Martín Cuenca, el cual demuestra ser un auténtico maestro de las obsesiones de la psique humana tras evidenciarlo con otros títulos como 'Caníbal' o 'La flaqueza del bolchevique'. Un largometraje imprescindible, que aspira a ser uno de los mejores broches para cerrar un año cinematográfico prolífico, con permiso de 'El contador de cartas' de Schrader.
Nota: 8
Lo mejor: La atmósfera angustiante que mantiene en constante tensión al público hasta un desenlace inesperado.
Lo peor: La percepción inicial de drama social puede provocar que el público crea que es otro tipo de propuesta.