Una pandemia, un volcán, una guerra y una crisis económica después, Cesc Gay llega a los cines para hacernos olvidar lo malo con 'Historias para no contar'. Esta película coral -con el más amplio elenco de actores españoles- narra cinco relatos cortos de aquellas historias que nos dan vergüenza y que ocultamos a todo el mundo. Incluso, a quien más queremos. Anna Castillo, Javier Rey y Chino Darín, por un lado, Antonio de la Torre, María León y Àlex Brendemühl por otro. Nora Navas, Maribel Verdú y Alexandra Jiménez, Javier Cámara, Jose Coronado y Alejandra Onieva y, por último, Quim Gutiérrez, Verónica Echegui y Brays Efe.
Con este maremágnum de actores, el director ha tejido una película fácil, ligera y agradable. Una con la que sentarse en la butaca y hacer algo tan sencillo como disfrutar. No pensar, no mirar el móvil (wow), y solo ver, reír a ratos y olvidar lo que pasa al otro lado de la sala. Esto tan sencillo era antes un requisito para el séptimo arte. Ahora se ha convertido en casi un lujo. La ficción ha evolucionado a una especie de drama trágico, a una profundidad llevada al extremo, en la que las historias que triunfan son las que más angustia generan. Pero en realidad, lo que a veces necesitamos, es un poco de comedia. Algo fácil que no requiera tanto esfuerzo. Que te haga salir del cine satisfecho.
Gay ha ido dándole la vuelta a su cine hasta conseguir un tono humorístico sencillo, sin grandes florituras. Desde 'Truman' -donde ya buscaba los puntos de humor en lo más triste- hasta ahora, el director se ha lanzado con 'Sentimental' y con el teatro. Es ahí, quizás, donde se ha atrevido a dejar atrás los pañuelos.
El pegamento de la vergüenza
La exploración de los personajes les hace darse cuenta de las situaciones tan absurdas que viven. La película está marcada por la vergüenza y el patetismo. Los miles de momentos en los que no queremos estar presentes pero tenemos que estar, aunque seamos conscientes de que estamos haciendo el ridículo. Esa vergüenza ajena, esa cercanía con lo cotidiano, ese "tierra trágame" que todos hemos vivido -en pasado y en presente- es la unión, el nexo, el latemotiv de la película. Lo que da sentido a todas las historias.
Un triángulo amoroso, una ruptura, un rollo de una noche, una verdad en un matrimonio o un fracaso laboral son los cinco argumentos, las cinco situaciones tan usuales como absurdamente ridículas que conducen la película.
Y con todo, sucede el humor. Y el amor. Y la amistad. Sucede la vida más normal y tranquila. Las decepciones, las sorpresas y los cambios de última hora. Y todo en un entorno inmejorable, con Barcelona de fondo, unos apartamentos normales, unos bares normales y unos restaurantes también normales. Todo ocurre en un parque, una pista de tenis o un supermercado. Todo gira en torno a la cotidianidad. Por eso 'Historias para no contar' funciona, porque cuenta situaciones reales que les pasan a personas reales.
Y claro que hay detalles, gestos y miradas que no convencen. También hay actores a los que el humor les sale con más o menos facilidad. Esa capacidad de hacer gracia sin querer, esa diversión en los gestos. Pero hasta los fallos se compensan con el buen rollo que transmite la película. Es, seguramente, una de esas que aparecerá en la televisión dentro de unos años, un sábado por la noche sin planes, y será récord de audiencia porque se convertirá en la mejor opción del fin de semana.
Un sí rotundo a las historias que aportan alegría sin grandes aspavientos. A 'Barcelona, noche de verano', a 'Historias de San Valentín', 'Noche de fin de año' o '¿Qué les pasa a los hombres?'. Sí rotundo a todo lo que convierta en fácil lo difícil.
'Historias para no contar' se estrena en cines el 25 de noviembre.
Nota: 9
Lo mejor: La sencillez del humor. Lo patético que es el ser humano. José Coronado.
Lo peor: La exageración para conseguir el humor (no hace falta).
