Por culpa de la pandemia, el inteligente y oscuro debut en la dirección de Ángel Gómez Hernández pasó más desapercibido de lo que merecía. Ahora, tres años después del estreno de 'Voces', el director habitual de los cortometrajes de terror repite con el pequeño Lucas Blas y vuelve con otro cuento rural sobrenatural. En lugar de Rodolfo Sancho y Ana Fernández, esta vez le acompañan Macarena Gómez, Manolo Solo y uno de nuestros actores más reconocidos a nivel internacional como el personaje que da título a la película. Javier Botet es 'El hombre del saco', en cines el viernes 11 de agosto.
Un cuento imperfecto con moraleja
La fecha de estreno no podría ser más adecuada, ya que la historia calca la fórmula de 'Stranger Things' en un muy reconocible pueblo español con la clásica leyenda cíclica sobre un monstruo que rapta a los niños para siempre. En esencia, 'El Hombre del Saco' es una aventura veraniega infantil llena de clichés, pero todos ellos de hace bastantes años. Tanto la ambientación como los personajes están dibujados con brocha gorda. El lenguaje sí que se siente cercano y natural, pero la poca experiencia de los actores dificulta llegar a conectar con los personajes.
Muy a su favor, el target infantil de la película podría disimular el guion tan sobreexplicativo de frases edulcoradas que sacarán constantemente al público más adulto. Aunque sea una fábula para niños, se permite plantear temas muy interesantes y necesarios como el bullying en redes sociales. Pero el mayor acierto de 'El Hombre del Saco' es esa profunda reflexión tan vigente sobre la influencia de los traumas e imperfecciones de los padres en los hijos. Merece la pena la existencia de esta película tan solo por la pregunta que lanza: ¿cuánta de la culpa que sienten los niños vienen de sus padres? Menuda terapia haría falta para responderla.
Reluce, pero no es oro
Como ya demostró en su debut con escenas igual de terroríficas que 'Expediente Warren', el director controla a la perfección el lenguaje del terror. Sin embargo, al igual que el guion, la parte técnica toca de manera explícita tantos referentes que carece de personalidad e interés. El resultado es una sucesión de escenas muy bien plasmadas pero poco creíbles. Por ejemplo, la dirección de fotografía juega a nivel de Hollywood con unos aterradores tonos naranjas y negros, pero no responden a ninguna intencionalidad. Igualmente, la música también está muy presente (quizás demasiado), marcando los puntos clave que no pueden faltar en una aventura veraniega de las que tanto conocemos.
El único momento en el que se puede sacar de la mente el 'esto ya lo hemos visto antes' es en la mejor escena de la película: el enfrentamiento final. Aquí todos esos recursos técnicos sí se enfocan en crear algo nuevo y propio como es esa cueva sobrenatural del hombre del saco. El sonido al detalle y la textura tan palpable en pantalla elevan una recreación muy inmersiva de la oscuridad de este mito. Esta es la única vez que tomarse tan en serio juega a su favor.
En su conjunto, 'El hombre del saco' es una sucesión de frases y planos con mucho potencial a nivel visual y metafórico que puede funcionar en los niños que no tengan mucho bagaje cinéfilo; incluso puede entretener a los padres que los lleven y no le exijan demasiado a una tarde veraniega con sus hijos en el cine a partir del 11 de agosto. ¿Puede haber acaso mejor plan que ese? Ninguno de ellos se asustará; para bien o para mal, no se trata de una película de terror. Pero sí se llevarán una bonita lección seguida de buenas (y muy necesarias) conversaciones sobre su relación.