Algo que ha demostrado varias veces el surcoreano Hong Sang-soo es que es un cineasta incombustible. En 2017, por ejemplo, llegó a estrenar tres largometrajes ('The Day After', 'La cámara de Claire' y 'En la playa sola de noche'). En 2018 fueron dos, 'Grass', inédita aún en España, y 'El hotel a orillas del río', que logró el premio al mejor actor en la 71ª edición del Festival de Locarno, como también los galardones a la mejor película, al mejor guion y a la mejor interpretación masculina en la 56ª edición del Festival de Gijón.
Young-Hwan es un poeta que está hospedándose en un hotel cercano a la ribera. Es invierno y al hombre, que ya tiene unos años, le han entrado ganas de reunirse con sus hijos, a los que hace tiempo que no ve. Una decisión que sorprende, puesto que hace intuir que está próximo a la muerte y que quiere saldar antiguas deudas. En el mismo hotel llega una mujer que está viviendo un desengaño amoroso y que le ha pedido a una amiga que vaya a consolarla. Dos historias que, aparentemente, nada tienen que ver y que el hotel será el nexo entre ambos mundos.
Un paso hacia delante en la filmografía de Hong
El cineasta es conocido por sus historias narradas desde diferentes enfoques, provocando una continua repetición de escenas que ofrece una visión distinta gracias, precisamente de ese cambio de perspectiva. Se ha podido ver en mayor o menor medida en trabajos suyos recientes como 'Ahora sí, antes no' o 'Lo tuyo y tú'. Sin embargo, 'El hotel a orillas del río' sigue más la tendencia de 'En la playa sola de noche'.
Si su anterior trabajo, 'Grass', era un paso adelante respecto a la ligera 'La cámara de Claire', esta última propuesta parece una respuesta a su propio cine, en el sentido que trata una cinta que toca los temas típicos de su filmografía, solo que de una forma más lineal y continua, aprovechando esa narrativa convencional para ofrecer un relato más complejo y rico matices, que permite también disfrutar de su cuidada parte visual, rodada en un pulcro blanco y negro que, gracias a su tono melancólico, evoca sutilmente al cine de Bergman.
Una joya del cine de autor
Hong sigue intimista y muestra un lado más serio, aunque no olvida su vena ligera. El trasfondo sigue en la línea autocrítica de sus películas más recientes, mostrando en la figura del anciano poeta un retrato de conflictos familiares en el que el silencio es el rey, de un padre distante y unos hijos que también lo son por su progenitor ("cada uno recoge lo que siembra", que diría el refrán popular). De forma paralela está el duelo sentimental de A-Reum, interpretada por la musa del director, la incombustible Kim Min-hee. La actriz de 'La doncella' muestra una faceta que podría ser la continuación espiritual de su papel en la citada 'En la playa sola de noche'.
Aparentemente paralelas, enlazadas en el trasfondo, Hong teje una película coral hecho desde el poso que dan los años, con una mirada con la que da a entender que ha entrado en otra fase de su cine, cuya catalogación está aún por ver. De momento, toca disfrutar de este relato de invierno en el que lo cotidiano muestra su lado más serio, siendo una extraña metáfora de lo que suelen ser los cuentos de Navidad. Hong Sang-soo ofrece el que puede ser uno de sus largometrajes más redondos, un ejemplo de que la constancia no tiene por qué ser sinónimo de hastío. Una auténtica joya del cine de autor.
Nota: 9
Lo mejor: Las conexiones entre ambas historias, el austero escenario, la cuidada fotografía y, cómo no, Kim Min-hee
Lo peor: No gustará a aquellos admiradores de su ruptura narrativa al ser un relato más lineal.