Con su ópera prima, 'Papicha, sueños de libertad', la franco-argelina Mounia Meddour dio un golpe sobre la mesa para mostrar la heroicidad de las mujeres en los años 90, en pleno estadillo de la Guerra Civil Argelina, que duró hasta 2002. Film poderoso, en el que se mostraba a un grupo de universitarias que defendían sus derechos frente a la peligrosa islamización de la zona, se alzó con dos Premios César, uno a la mejor ópera prima y otro a la mejor actriz revelación para su protagonista, una flamante Lyna Khoudri, convertida actualmente en uno de los grandes talentos jóvenes del cine francés.
Meddour y Khoudri vuelven a unir fuerzas tres años después de 'Papicha' para narrar un nuevo alegato sobre la emancipación de la mujer, esta vez en la Argelia actual. Lo hacen con 'Houria (Libertad)', presentada en el Festival de Cine Francófono de Angulema y que ya está en salas comerciales españolas tras su paso por el Festival de Roma y el Festival de Málaga. Meddour sabe expandir el espíritu de lucha que tuvo con su primer largometraje, llevándolo a las consecuencias de dicha guerra y en cómo las mujeres continúan estando en el frente cuando se habla de defender sus derechos.
Lyna Khoudri cambia la moda por la danza, al encarnar a Houria, la joven que da título al film, una talentosa bailarina que ve sus sueños de triunfar truncados cuando sea brutalmente atacada una noche tras haber participado en unas apuestas clandestinas. Su mundo cambiará para siempre, hasta el punto de que dejará de hablar completamente tras haber sufrido un shock emocional. Aquí, Meddour lleva lo histórico a lo cotidiano, dado que su agresor es un indultado del gobierno que participó en actos terroristas y feminicidios durante la Guerra Civil.
Aquí, la cineasta muestra una herida que sigue abierta en un país que se ha convertido geográficamente relevante con un peligroso proceso de nueva islamización de su sociedad y de cómo se ha convertido en una potencia próxima a Rusia y China. La cineasta no entra en estos debates, pero deja entrever cómo estos marcan el día a día de las mujeres, especialmente la de aquellas que tienen vocaciones artísticas. Eso se nota en la pasión y furia que tiene Houria en sus coreografías y en cómo su proceso de sanación, su propio sentido de emancipación es lo que se convierte en su clavo ardiendo para salir hacia delante.
Hermoso alegato en defensa del libertad de las mujeres a través del lenguaje corporal
No está sola, Meddour hace un poderoso alegato de fraternidad femenina, tal y como hizo con las protagonistas de 'Papicha'. Esta vez, muestra esa hermandad tras el ataque, cuando Houria coincide con mujeres que también van a rehabilitación, muchas de ellas marcadas también psicológicamente. La cineasta, quien también firma el guion, refuerza esa imagen de fuerza de grupo en un largometraje en el que, prácticamente, todos los protagonistas son personajes femeninos.
El segundo film de Meddour transmite pasión y furia, esa que la propia Houria siente ante la nueva vida que debe aceptar y esa ferocidad que siente a la hora de defender sus propios derechos. Una película que vuelve a mostrar a cómo todas esas emociones las sabe transmitir una fascinante Lyna Khoudri. La intérprete defiende con uñas y dientes a una joven que, finalmente, no se deja avasallar ante la adversidad.
'Houria (Libertad)' es un alegato a la emancipación de la mujer, con un retrato muy visual, frontal y vello, a través de la danza, del libre movimiento del cuerpo. Meddour vuelve a triunfar y, junto con Maryam Touzani, Kaouther Ben Hania y Manele Labidi Labbé conforman una nueva ola de cineastas del Magreb que ponen el foco en la lucha feminista en la región y le da voz y fuerza a todas esas féminas que luchas día a día por sus derechos.
Lo mejor: Las escena de danza son fascinantes e hipnóticas. Las sensaciones que transmite Lyna Khoudri con su interpretación.
Lo peor: Al inicio, le cuesta encontrar el equilibrio entre el drama social y el político.