Tras ocho años de parón, el cineasta chino Wang Quan'an regresa a la dirección con 'El huevo del dinosaurio', un filme rodado en la estepa mongola, lo que lo hermana con su ópera prima, la fascinante 'La boda de Tuya' (2006), ganadora del Oso de Oro en la 57ª edición del Festival de Berlín. Titulada originalmente 'Öndög', con esta película el realizador obtuvo la Espiga de Oro en la 64ª edición de la Seminci de Valladolid, así como también el galardón a la mejor fotografía.
La apuesta de Wang por regresar a la estepa mongola puede considerarse una especie de regreso a los orígenes, al menos cinematográficamente hablando. Esta vuelta no puede ser más espléndida, porque 'El huevo del dinosaurio' es una hipnótica fábula sobre la relación del ser humano con la naturaleza, con el espíritu y la fortaleza femenina como eje vertebrador. De ahí, que su relación con 'La boda de Tuya' sea mucho más profunda, más allá de estar ambas ambientadas en Mongolia.
Una fábula sobre el ciclo de la vida
No obstante, 'El huevo del dinosaurio' tiene su propia esencia. Wang configura una fábula en la que la mujer es símbolo de libertad, sabiduría y valentía, con una pastora (Dulamjav Enkhtaivan) que ejerce de guardián del terreno, la bella pero inhóspita estepa. El motivo es la aparición del cadáver de una mujer en mitad del campo, lo que le obliga a un policía inexperto y muy joven a proteger el cuerpo mientras llega el equipo forense. Precisamente, la pastora será la encargada de velar por el muchacho.
Wang dota a la realidad femenina de una fuerza interior natural, en la que la protagonista ejerce de mentora de la vida del inexperto agente. Por otro lado, es también una parábola sobre el ciclo vital, iniciándose con la muerte pero después pasando al renacer a través de la vida, visto a través de la figura de la pastora, espíritu libre y autónomo. En ese proceso del renacer de la vida desde la aparición del cadáver a la nacimiento de un nuevo ser, está el momento de la concepción, en el que Wang vuelve a demostrar la fuerza natural de la mujer.
La mujer como eje vertebrador y fuerza de la naturaleza
Pero esa parábola del ciclo de la vida, con la mujer como eje vertebrador (los varones bailan al son de la protagonista) es mostrado realmente como fondo, pues es la estepa mongola y su belleza silvestre la que ejerce el papel principal del filme. Es lo que envuelve a la historia y le da ese toque mágico, con el que se da la impresión de estar ante una fábula, una ensoñación. Gracias, efectivamente, a la belleza innata de la zona, pero también por la magistral labor de la dirección de fotografía, obra del francés Aymerick Pilarski, que deja unos escenarios que parecen irreales de lo hermosos que son.
Con un tono claramente contemplativo, Wang deja largas pausas para admirar la belleza de la zona y las escasas escenas de diálogos son, en buena parte, en un plano general que permite seguir observando la hermosura mientras los personajes, a lo lejos, hablan, como si perturbasen el tranquilo silencio, 'El huevo del dinosaurio' es un exquisito largometraje de autor, con el que Wang vuelve a mostrarse como un cineasta indomable, con una personalidad única, alejándose de la mirada de directores contemporáneos de su generación como Jia Zhang-ke o Diao Yi'nan, teniendo, quizás, al taiwanés Hou Hsiao-hsien como referente, al realizar una obra poética, hecha para el deleite visual.
Nota: 8
Lo mejor: Su fotografía es exquisita y hechiza la naturaleza vigorosa de su heroína principal.
Lo peor: Puede que sea demasiado contemplativa para cierto tipo de público.