Convertido en uno de los títulos que más prestigio aportó a la categoría Miniminci en la pasada 67ª edición de la Seminci de Valladolid, 'Ícaro y el minotauro' se convierte en la carta de presentación de Carlo Vogele, animador que ha trabajado para Pixar en proyectos como 'Toy Story 3' o 'Monstruos University', quien presenta su ópera prima, llevando al cine uno de las leyendas más conocidas de la mitología griega, la del joven que voló demasiado cerca del Sol, Ícaro. Un film de animación artesanal con espíritu de tragedia clásica pensada para el público familiar.
Representante de Luxemburgo en la categoría de mejor film internacional en los 95 Premios Oscar, Vogele apuesta por volver a los orígenes, con un largometraje con una estética que evoca a otros grandes títulos de animación europeos como 'La famosa invasión de los osos en Sicilia', 'Calamity' o 'Pachamama'. Lo inusual de su nacionalidad otorga a la producción una singularidad que recuerda la importancia de las coproducciones en la industria cinematográfica europea, al ser una coproducción con otros países francófonos como Francia y Bélgica, ambos países con una dilatada experiencia en materia de animación.
A pesar de haber trabajado para Pixar, Vogele realiza un largo que recuerda mucho al estilo que ya pudo verse en su aplaudido corto 'Una furtiva lágrima'. El resultado es una cuidada fabulosa con aroma a cuento clásico, que vuelve a recordar el poder de la animación tradicional. Una fábula que reinterpreta el mito de Ícaro para convertirlo en una tragedia sobre la amistad, pues lo combina con la leyenda de Teseo y el Minotauro, lo que permite reinterpretar ambos clásicos sin renunciar a su tradicional espíritu de tragedia griega. Es más, añade una lectura mucho más compleja relacionada con el joven de aladas plumas.
Un relato con alma de clásico atemporal, con una animación exquisita
El mito de Ícaro se suele relacionar con el exceso de ambición y las terribles consecuencias si alguien se deja arrastrar por el afán de codicia. Sin embargo, Vogele, quien firma el guion junto con Isabelle Andrivet, lo reinterpreta como un acto de amor y fraternidad, del vástago del arquitecto Dédalo por la bestia, el Minotauro, llamado Asterión. Precisamente, la cinta de Vogele explora la figura del monstruo con cuerpo de hombre y rostro de toro, cuyo intimidante aspecto esconde un corazón afable. Es fascinante también cómo Vogele plasma ciertos elementos de la mitología griega con sentido didáctico, como el hecho de narrar la concepción de la criatura, hijo de la reina Pasífae y del Toro de Creta.
El explorar el lado humano de la bestia y cómo entabló amistad con el joven de alas de cera permite narrar un relato de espíritu clásico y atemporal, con una animación que intercala lo tradicional con un estilo vanguardista y unos personajes que transmite a la perfección la esencia de la mitología griega, la cual buscaba dar una especie de respuesta sobre los orígenes y la naturaleza del mundo. Vogele firma un largometraje espléndido, de esos de los que ya se ve poco en la producción de animación actual. Aquí se ven las intenciones de un cineasta que busca medirse con realizadores de la talla de Michel Ocelot, Anca Damian o Rémi Chayé, al mostrar un estilo propio que sabe trae ese equilibrio entre la mirada de autor y el enfoque comercial. 'Ícaro y el minotauro' se erige como una de las propuestas de animación más fascinantes de este 2022 y aspira ya a ser una joya atemporal.
Nota: 9
Lo mejor: Su cuidado estilo de animación y cómo el mito de Ícaro puede ser reinterpretado sin perder su espíritu clásico.
Lo peor: La limitada distribución que tendrá al ser más una propuesta de autor que comercial.