Si hay un cineasta reciente al que se le puede calificar de prolífico, ese es Quentin Dupieux. Con permiso de Hong Sang-soo, el francés ha demostrado tener la extraña habilidad de producir varios largometrajes en breves espacios de tiempo. En 2021, estrenó la que es su película más accesible y la más aplaudida hasta el momento, 'Mandíbulas'; mientras que en 2022 estrenó en Francia 'Fumar provoca tos' (que se verá en salas españolas en junio de este año) e 'Increíble, pero cierto', que se estrena ahora en cines tras lograr el premio al mejor guion en el 55 Festival de Sitges.
La premisa llama la atención desde el inicio, como suele ocurrir con las propuestas de Dupieux. Alain y Marie son una pareja burguesa de mediana edad, encarnada por Alain Chabat y Léa Drucker, que decide dejar París para instalarse a los alrededores, en una de las zonas residenciales que sirve de anillo de la zona metropolitana de la capital gala. Ambos encuentran un chalé acogedor y muy espacioso, dado que no tienen hijos. Eso sí, la casa tiene un elemento sorpresa. En su sótano, se esconde una alcantarilla cuyo pasadizo provoca que aquel que lo cruza viaje al futuro 12 horas posterior y, además, rejuvenezca tres días.
Comienza así la odisea con la que Dupieux, en apenas 74 minutos, introduce a sus personajes y en las que hace un cruel, cínico y ácido retrato de las obsesiones propias de varones y mujeres. Por un lado, convierte a Marie en una adicta de la bajada y subida por el conducto de la alcantarilla, con el objetivo de lucir cada vez más joven, hasta el punto de enloquecer. Por el otro, Dupieux introduce a otra pareja, compuesta por Gérard y Jeanne, interpretados por Benoît Magimel y Anaïs Demoustier, con la que se encuentra a la contraparte masculina de Marie, pues Gérard revela que se ha implantado un pene electrónico que le permite satisfacer de la manera más extrema sus deseos sexuales.
Un ejercicio de mantenimiento dentro de la comedia absurda de Dupieux
Situaciones rocambolescas que le permiten a Dupieux explotar las virtudes de la comedia absurda, con las que expone las propias banalidades de la sociedad actual. Por supuesto, lo hace con situaciones más pensadas para la sonrisa socarrona que para la carcajada. De hecho, la manera en la que ejecuta su historia, así como su premisa, bien podría considerarse una respuesta al estilo cinematográfico de Charlie Kaufman, Spike Jonze o sus compatriotas Bruno Dumont o Albert Dupontel. Y la palabra es respuesta, dado que el estilo de Dupieux busca ser más autoral, más extraño e, incluso más bizarro (en su acepción española, o sea, valiente).
El resultado es menos redondo que el de 'Mandíbulas'; inclusive que de 'Bajo arresto' o 'La chaqueta de piel de ciervo'; dado que su mirada satírica exigía una mayor duración a los 74 minutos que tiene la cinta, produciendo la sensación de que la idea inicial es apresurada en su parte final, dejando demasiados flecos en una obra que hubiera podido ofrecer una imagen mucho más extrema.
Eso no impide que 'Increíble, pero cierto' sea una propuesta divertida, con la que disfrutar del estilo tan extravagante del cineasta francés, que vuelve a demostrar su poder de convocatoria en un ejercicio que, diríase, es de mantenimiento y que brilla gracias a un reparto entregado, muy especialmente en los casos de sus actores masculinos, con Benoît Magimel ofreciendo uno de sus rostros más irreverentes y Alain Chabat como único ejemplo de cordura. Cinta disfrutona con la que pasar un rato ameno.
Nota: 6
Lo mejor: El momento de la manzana rejuvenecida por fuera pero podrida por dentro, tremendamente simbólica.
Lo peor: Su parte final es demasiado apresurada.