El pasado mes de mayo, Disney y Lucasfilm decidieron presentar 'Indiana Jones y el Dial del Destino' en el 76º Festival de Cine de Cannes mucho tiempo antes de su estreno en salas de todo el mundo. La ocasión era ideal para rendir homenaje a Harrison Ford, que a sus 80 años se despide de uno de los personajes que lo convirtieron en una leyenda de la gran pantalla para varias generaciones, regresando al certamen 15 años después de la premiere de la vilipendiada 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal'. Pero la jugada no les salió bien y, aunque Ford tuvo su merecido tributo, la quinta entrega no fue bien recibida por la crítica, lo cual podría haber mermado la expectación a su alrededor.
Ahora, un mes y medio después de aquello, 'Indiana Jones y el Dial del Destino' llega por fin a las salas, y después de verla, solo me puedo preguntar una cosa: ¡¿Qué película vieron en Cannes?! Y es que la última aventura de Indy no solo es infinitamente mejor que la anterior (diréis que no era difícil), sino que además constituye un magnífico regreso a la forma para la franquicia y una despedida redonda para uno de los mayores iconos del cine. Dirigida por James Mangold, que toma el relevo de Steven Spielberg -quien no dirige una entrega de la saga por primera vez, pero permanece como productor- 'El Dial del Destino' es un canto del cisne que recupera todo lo que hace especial a Indiana Jones para dedicarle un homenaje emocionante, divertidísimo y lleno de la mejor acción.
El legado de la saga creada por Spielberg y George Lucas es demasiado fuerte como para que la reputación de 'El reino de la calavera de cristal' lo arruinase. Aun así, no se puede negar que la cuarta aventura de Henry Jones Jr. dejó a muchos con mal sabor de boca, hasta el punto de que los hay que hacen como si nunca hubiera existido. Para la despedida de un personaje cuya andadura comenzó hace ya 42 años, había que hacerlo mejor. Y para ello, se confió la complicada tarea de cerrar la historia de Indy a un cineasta que ya había demostrado saber exactamente cómo realizar una aventura crepuscular para un héroe emblemático. Mangold, que firmó la excelente 'Logan', la despedida (hasta hace poco) de Hugh Jackman como Lobezno, hace algo parecido -solo que menos trágico y brutal- para Indiana Jones, al que nos invita a decir adiós por todo lo alto y con lágrimas en los ojos.
La nostalgia en su justa medida
Con un extenso prólogo del que se ha hablado mucho por el uso de la técnica de rejuvenecimiento digital para devolver a Harrison Ford a la época de las dos primeras entregas, 'Indiana Jones y el Dial del Destino' nos lleva al pasado en una potente secuencia de intriga y acción que dispone los elementos de la historia, para a continuación mandarnos al "futuro", más concretamente a 1969, punto de inflexión en la historia, con los cambios en la sociedad y la llegada a la Luna como telón de fondo, y donde nos encontramos a un Doctor Jones solo y cansado, a punto de jubilarse como profesor de arqueología en Nueva York. La llegada de su ahijada, Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge), a la que no veía desde hace años, lo lleva en una última misión en busca de la pieza perdida de un mítico artefacto: el dial de Arquímedes, reliquia que supuestamente guarda el poder de crear fisuras en el tiempo.
Indy no tiene más remedio que desempolvar el sombrero de fedora y el látigo para embarcarse junto Helena, y el joven socio de esta, un pícaro ladrón llamado Teddy (Ethann Isidore), en una aventura alrededor del mundo para resolver un nuevo puzzle fascinante lleno de giros, trampas y desvíos. Mientras tanto, su antiguo enemigo, Jürgen Voller (Mads Mikkelsen), un antiguo agente nazi que ahora trabaja como físico en el programa espacial de Estados Unidos, también busca el dial para poner en práctica un plan que podría cambiar el curso de la historia.
Con grandes dosis de adrenalina y diversión trepidante, 'Indiana Jones y el Dial del Destino' se construye como una sucesión de diversos set pieces (o grandes escenas de acción), que nos llevan por todo el mapa, como en las anteriores entregas de la saga, de la tierra al aire y al fondo del mar. Mangold lleva a cabo un ejercicio de regresión que nunca cae en el refrito o la copia vacía, sino que sabe reproducir la escena de Indiana Jones en un nuevo argumento que no escasea en guiños al pasado y detalles para los fans más observadores, pero no incurre en el error de muchos revivals actuales de apoyarse únicamente en los cameos vacíos o la repetición.
'El dial del destino' tira de nostalgia, pero lo hace de forma inteligente y sin abusar, con referencias sutiles que nos remiten a algunos de los momentos más icónicos de las primeras tres películas y establecen conexiones orgánicas con ellas para contarnos qué ha sido de algunos personajes (como Marion o Mutt Williams, el hijo de ella e Indy) y cómo los cambios que no hemos visto han afectado al protagonista. Aunque Mangold no es Spielberg y sea completamente imposible repetir la magia de la trilogía original, se acerca bastante. El film hace un excelente trabajo continuando su espíritu y definitivamente tiene alma, con un sentido de la aventura y el humor que nos lleva, sin forzar demasiado la máquina, a revivir lo que sentimos acompañando a Indy por primera vez en el cine.
A sus pies, Harrison Ford
En los últimos años, Harrison Ford se ha ido despidiendo uno a uno de los personajes más importantes de su carrera. Han Solo en 'Star Wars: Episodio VII - El despertar de la fuerza', Rick Dekkard en 'Blade Runner 2049' y ahora Indiana Jones. Y viendo 'El Dial del Destino', da la sensación de que Indy es al que más cariño tiene de todos. Lejos de poner el piloto automático, Ford lo da todo en su despedida a Indy, con una interpretación llena de sentimiento y dignidad que sirve para culminar de la manera más bonita y trascendental esos más de 40 años de recorrido. A pesar de su edad (y con la ayuda inestimable de especialistas y efectos), se esfuerza al máximo para mostrarse muy activo y en forma, pero donde más brilla es en las cortas distancias, tanto en el humor cascarrabias (con el tiempo, actor y personaje se han fusionado en un solo ser), como en la emoción, regalándonos momentos verdaderamente conmovedores.
Pero lo que termina de elevar el conjunto por encima de toda expectativa es su irresistible dinámica con Phoebe Waller-Bridge. La actriz y creadora de 'Fleabag' es el mejor fichaje posible para esta saga. Carismática, divertida, enérgica, su Helena Shaw es todo un acierto, una "heroína" con capas que forma con Ford un dúo absolutamente genial. Y con el pequeño Ethann Isidore, que interpreta con mucha gracia a un sidekick claramente heredero de Tapón (Ke Huy Quan), un trío infalible. El resto del reparto también brilla, tanto desde el bando de los malos, con Boyd Holbrook haciendo de secuaz implacable, hasta los aliados de Indy, con especial mención a John Rhys-Davies, que vuelve como Sallah para emocionarnos un poco más, y Antonio Banderas, que tiene un papel muy pequeño, pero hilarante.
Y luego está Mads Mikkelsen. El reconocido actor danés encarna aquí al malo de la función, con el que la saga conecta directamente con la primera película, 'Indiana Jones en Busca del Arca Perdida', para enfrentar de nuevo a Indy a sus enemigos originales: los nazis (un regreso muy tristemente oportuno para recordarnos que siguen entre nosotros). Su trabajo es simplemente sublime. En una época en la que cada vez es más difícil encontrase con antagonistas a la vieja usanza, su Voller nos devuelve lo que tanto echábamos de menos: ¡un villano de verdad! En esta ocasión, Disney no nos da un malvado con motivaciones o traumas del pasado que lo humanizan y justifican sus actos -¡Es un nazi, por el amor de Dios!. No, Voller es un villano clásico (Disney le ha dejado hasta fumar), con el plan maligno definitivo, tan retorcido y oscuro que no puede definirse sino como un triunfo de guion.
Abrazando la fantasía, como debe ser
Cuando se estrenó 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal', muchos parecieron olvidar los orígenes fantásticos de 'Indiana Jones'. Desde la primera entrega y en todas sus películas, la saga ha tenido claros elementos de fantasía, ciencia ficción y terror que, afortunadamente, 'El Dial del Destino' no solo no ignora, sino que abraza por completo; especialmente en el tercer acto más loco de la saga, un clímax completamente demencial, llamado a dividir, que seguramente resultará polémico entre los que se suelen resistir más a esa faceta mágica de la franquicia, pero que en mi opinión, no puede ser un desenlace más apropiado, e incluso poético, para el personaje, dando lugar a una escena final que pone el broche más conmovedor posible a su historia (aun me caen las lágrimas).
Si hubiera que mencionar algún aspecto negativo de la película, serían sus efectos digitales. Pero ojo, aquí no estamos ante un desastre visual como hemos visto recientemente en alguna que otra película de superhéroes. Por lo general, el CGI en 'El Dial del Destino' es bastante bueno, aunque sí chirrían varios momentos, sobre todo en ese largo prólogo en el que se rejuvenece a Harrison Ford, donde hay planos escalofriantes de lo realistas que son, pero también otros que parecen a medio hacer, así como en alguna que otro corte de acción donde se ve demasiado la trampa digital.
Por lo demás, poco que reprocharle, más allá quizá de algún inevitable bajón de ritmo debido a su extenso metraje (dos horas y media). Al contrario de lo que pudiera parecer por sus críticas iniciales y a pesar de no tener a Spielberg al frente, 'Indiana Jones y el Dial del Destino' es un final a la altura. Con diálogos estupendos y muy ágiles, excelentes interpretaciones, un acertadísimo fichaje femenino que merece heredar la saga, un villano terroríficamente memorable y espectaculares escenas de acción y persecuciones, Indiana Jones recupera el lustre en una última entrega que celebra todo lo que hace especial a estas películas e inmortaliza con dignidad al Indy maduro, de la mano del héroe con el que muchos crecimos.