Juntar a Alicia Vikander y James McAvoy en un drama romántico con cierta intriga podría resultar sobre el papel pan comido, por el atractivo de ambos actores y el que sean de sobra capaces de crear una atmósfera cargada que motive el cosquilleo en el estómago de los espectadores. Claro que, por mucho empeño que pongan para crear y mantener la química entre sus personajes, nunca habrían podido salvar el insondable problema de base que refleja 'Inmersión', la nueva película de Wim Wenders ('Paris, Texas').
El director alemán, envuelto ahora en un documental sobre el Papa Francisco tras sus tres nominaciones al Oscar en la categoría de Mejor largometraje documental, se pone al frente de una historia de amor en la que los protagonistas se enamoran a la velocidad de la luz. Ella, Dannielle (Vikander), es una biomatemática que intenta demostrar su teoría sobre el origen de la vida, que podría encontrarse en la profunda oscuridad del océano. Él, James (McAvoy), es un ingeniero que dirige proyectos hidráulicos en zonas de pobreza extrema y vive en Kenia.
Después de conocerse en un idílico hotel de la costa francesa, enamorarse perdidamente y descubrir que el agua es el elemento que tienen en común, ambos se separan con la promesa de volver a reunirse en Kenia. No sin antes arriesgar sus vidas en dos misiones en las que explorarán territorios oscuros, donde la incertidumbre y lo que puede llegar a pasar lo inunda todo. Así, hundidos, intentan mantenerse a flote durante toda la película para volver a verse.
Rumbo incierto
Si estuviera mejor gestionado el relato, ese vínculo que termina uniendo a Danny y James en la distancia no nos repelería tanto. Todo es una cuestión de tiempo y de forma. Primero, por lo precipitado y poco creíble que resulta que entre los protagonistas surja un amor incondicional de forma tan rápida. Segundo, por la sensación de deriva en la que nos sume la película durante prácticamente todo su metraje, llevándonos de un lado para otro sin apenas avanzar en la trama con lógica. 'Inmersión' termina inundándose de secuencias, muy cortas, que resultan un estorbo y parecen no conducirnos a nada.
El largometraje fuerza las cosas desde el primer momento para perseguir una intensidad y profundidad temáticas que se quedan en un fingido calado de la historia y, en resumidas cuentas, establece un arranque muy falto de tiempo para captarnos como espectadores. Al adaptar la novela de J. M. Ledgard a la pantalla, el guión de Erin Dignam ('Diré tu nombre') deja mucho que desear, también en lo que respecta a la construcción de los personajes, muy vacía y vaga. El personaje de James McAvoy, sobre todo, es el que transmite unas motivaciones más difusas, con un recorrido bastante extraño.
Además, la forma que tiene la película de mostrar el yihadismo y el terrorismo es tan simplista que roza la parodia de lo absurdo y con ello, se termina de cargar toda posibilidad de tomarnos en serio 'Inmersión'. En el fondo, si se hubiera adaptado y desarrollado mejor la historia, se habría conseguido una obra romántica y profunda a la altura de los actores protagonistas, en lugar de la historia romántica tan soporífera que resulta ser 'Inmersión'.
Nota: 3
Lo mejor: Algún momento en el que los personajes parecen conectar mentalmente.
Lo peor: El que la historia de amor y la relación de los protagonistas resulte incómoda, carente de emoción, fingida e insoportable.