En 2018, Guillermo Benet dirigió un sugerente cortometraje llamado 'Los inocentes'. En solo 30 minutos, el director desgranaba los diferentes puntos de vista de seis jóvenes implicados en un terrible suceso con trágicas consecuencias, ofreciendo una afilada y certera mirada sobre la naturaleza humana. Para su primer largometraje, Benet ha querido expandir ese planteamiento. Surge así su ópera prima, de título homónimo, la cual es una ampliación fiel del corto, pues cuenta con el mismo reparto y el mismo escenario y forma de rodar.
La situación es la misma, seis jóvenes se ven implicados en unos altercados contra las fuerzas del orden. Los seis estaban disfrutando de un concierto en un centro okupa, cuando la policía entró por la fuerza para desmantelar la fiesta y el sitio ocupado. En ese enfrentamiento, un agente muere y los seis se ven relacionados en este homicidio, de formas completamente diferentes, desde los que han sido actores directos a aquellos que solo fueron testigos.
Bajo la prisma del thriller, Benet construye un filme cuya trasfondo es muy complejo y que despieza dividiendo la tragedia por episodios, uno por cada implicado, mostrando el mismo hecho desde perspectivas muy diferentes, como si de 'Rashômon' se tratase -curiosamente, se estrena la misma semana que 'Solo las bestias', otra película que utiliza una línea narrativa similar-. El conocer los seis puntos de vista ayuda a configurar un relato que deja en evidencia a los movimientos sociales, en su vertiente radical.
La cinta tiene ecos de esa generación marcada por el 15-M, aunque su interpretación puede ser atemporal. En el filme, puede verse a una generación de jóvenes a la deriva cuya rabia e ira se canaliza en un odio visceral a la policía, tal es la ira, que termina desembocando en la muerte de un policía. Es cuando pasa la euforia, cuando las luces de la fiesta se encienden, cuando los seis ven las consecuencias de sus actos y Benet, que firma el guion de su propia ópera prima junto con Rafa Alberola, acierta de pleno a la hora de mostrar seis maneras diferentes a enfrentarse a lo sucedido, desde aquellos que asumen su responsabilidad a otros que buscan huir, que se excusan, que se dejan llevar por los placeres para olvidar.
Magnífico debut
Y ahí está el trasfondo, cualquier gesto de idealismo acaba esfumándose cuando está en riesgo la piel de uno, surgiendo así una especie de pacto de silencio que, en el fondo, es la máxima representación del individualismo que más critican los propios protagonistas. Muy acertada la decisión de Benet de rodar en 1:1, pues no solo ahonda en ese individualismo, sino que también profundiza en esa mirada única que tiene cada protagonista y, además, añade una sensación de angustia y una atmósfera asfixiante, pues el público debe imaginar lo que los protagonistas ven.
Benet acierta en no hacer un juicio moral a sus protagonistas, todos magníficos, especialmente Susana Abaitua, cuya popularidad está en pleno auge gracias a series como 'Patria' y a películas como 'Loco por ella' y que ya demostró su habilidad para el thriller con 'Estándar'. Por otro lado, destaca también Pablo Gómez Pando que, en cierta manera, funciona como eje vertebrador. Tanto sus actores como su guion, su apartado técnico y su dirección muestran que Benet tiene una mirada distinta respecto al thriller y al cine social.
Nota: 8
Lo mejor: La manera en la que está rodada y que esté fragmentada en seis puntos de vista distintos.
Lo peor: Su atrevida puesta en escena no gustará a aquellos que busquen más suspense o más discurso político y social.
