El éxito que obtuvieron 'Insidious' e 'Insidious Capítulo 2', ambas realizadas por James Wan, consiguieron confirmar una tercera parte. Después de tantear el terreno, se supo que se trataría de una precuela y que Wan únicamente se encontraría como productor. Leigh Whannell se encargaría de tener la carga de renovar la franquicia, algo complicado dado el cariño de los seguidores de la saga a la familia Lambert.
Después de conocerse algunos detalles, como el regreso de Lin Shaye como Elise Rainier, las expectativas de los fans dieron una oportunidad a esta tercera parte de 'Insidious'. Presentada como el capítulo más terrorífico de la saga, se ha convertido en uno de los estrenos del cine de terror más esperados del año, junto al remake de 'Poltergeist: fenómenos extraños'. Pese a no contar con la presencia de Patrick Wilson y Rose Byrne, Whannell se decantó por una televisiva Stefanie Scott y el consolidado Dermot Mulroney.
El tercer episodio de esta franquicia se centra en la vida de Quinn Brenner, una joven que vive obsesionada con el recuerdo de su madre. En un intento de entablar una conexión con ella, acudirá a la mediúm Elise Rainier, que en primera instancia rehusará utilizar sus facultades. Sin querer, Quinn desencadenará fuerzas sobrenaturales que intentarán acabar con su vida.
Es complicado seguir una tercera parte, cuando las dos anteriores consiguieron completar una historia con un hilo en común, pero Whannell lo ha conseguido satisfactoriamente. El director y guionista ha sabido mantener la esencia original de las dos entregas anteriores, pero además, ha aportado una visión más intimista del personaje que conseguirá unir todo el conclave: Elise Rainier. Aun así, el director tampoco ha querido focalizarlo todo en este personaje, dándole el peso en la película apropiado, sin excederse. Cabe recordar que pese a que es un personaje importante, siempre ha sido secundario, aunque en esta parte coja más presencia.
Es cierto que se vuelve a caer en el cliché de una familia atormentada por entes sobrenaturales que no terminan de entender lo que ocurre. Esta vez, es una adolescente el foco central de la trama, mientras que en las dos anteriores eran los niños y sus padres. Pese a seguir las premisas del cine de terror convencional, Whannell ha explorado un poco más en la personalidad de la protagonista, interpretada de forma más que correcta por Scott, otorgándole algo más de sentido al personaje y no dejándolo en el plano superficial. En cuanto a los personajes que envuelven su realidad, están bien acondicionados para dar el ambiente sombrío necesario para las películas de este género, aunque son planos y básicos, algo común en películas de miedo comerciales.
El terror y los sustos son algo fundamental en las películas de miedo y esta película consigue crear esa tensión y aunque algunos sustos sean predecibles, siguen causando el impacto en el espectador. Aquí es donde encontramos el estilo que nos tiene acostumbrado la saga 'Insidious', pese a que la segunda entrega fue mucho más floja que su predecesora. Este "Capítulo 3' está a la altura del primer film, aunque no deja tan claro una puerta abierta a una posible secuela, dado que encaja a la perfección con las otras dos películas.
La música y la puesta en escena ha sido fundamental para que este proyecto haya salido adelante y haya obtenido un buen resultado. Para empezar, cambiando la típica casa encantada, por un enclave de pisos, algo más cotidiano y cercano, provocando un mayor impacto visual en el espectador al sentir una mayor empatía y un espacio familiar. La musicalización y ambiente sonoro produce la sensación de horror y desasosiego.
Aun así, no es la película del año en su género, todavía quedan algunos detalles que quedan por pulir. Un ejemplo es el guion, que pese a tener una historia firme, no está acompañada totalmente por los diálogos, quedan muy flojos en algunas partes del filme. Las tramas secundarias se van perdiendo según transcurre la película, la razón es básica: el desarrollo satisfactorio de la trama principal opaca a las demás. Por esto, es innecesario intentar despistar al espectador con historias de amor. Algunos personajes son totalmente prescindibles, adornando la escena innecesariamente. Por último y a lo mejor el que tiene más pecado, es el detalle de que Las cosas ocurran en el momento exacto y en el tiempo adecuado, con calzador, en las últimas secuencias en el film.
Elise Rainier: el engranaje perfecto
Al tratarse de una precuela los detalles en relación a las otras dos cintas no podían faltar, pero se realizan de manera que no es necesario que las hayas tenido que ver, sino que incluso da pie a que te entren ganas de saber más y las veas. Los pequeños 'gags' cómicos se ven sobre todo en el personaje de la mediúm, algo que no está fuera de lugar, ya que dan un respiro al espectador de la tensión acumulada en las escenas de mayor intensidad.
Sin duda, la introducción y profundización sobre el personaje de Elise ha sido un gran punto de partida y de unión, además de ir enlazando a lo largo del metraje pequeños detalles que si has visto las otras dos películas observarás muy bien, como dice una frase hecha: a veces menos, es más. Una película perfecta para los seguidores de la saga, pero también recomendable para espectadores del cine de terror.
¡OJO! Hay un homenaje a Stanley Kubrick en la película, muy marcado, en relación a su clásico de 1980, 'El resplandor'.