Sin duda el 18 de diciembre de 2015 es una fecha bastante crítica para las películas que no se titulen 'Star Wars: Episodio VII - El despertar de la fuerza'. Aun así, incluso junto a estas películas que generan tanta anticipación podemos encontrar ciertas opciones que en el caso de 'Invisibles' dan que pensar, sobretodo en esta época del año que, generalmente, suele sacar lo mejor de nosotros. Pero quizás esa es la mejor publicidad que se le pueda dar a esta película: no busca un fin comercial, simplemente conmover a las personas que decidan darle una oportunidad ya que, como demostrará la película, no es todo cuestión de dinero.
Oren Moverman, guionista de películas como 'I'm not there' junto a Todd Haynes o 'Love & Mercy', dio el salto hacia la dirección cinematográfica hace pocos años, culminando finalmente con esta historia basada en hechos reales. Moverman retrata en 'Invisibles' una de las realidades que más ha perdurado en la sociedad, desde tiempos remotos, con maestría y con respeto, pero que aun así no se ha puesto fin: la situación de las personas sin hogar.
Richard Gere es mundialmente conocido por los papeles de galán que han definido toda su carrera cinematográfica. En 'Invisibles' interpreta a George, un hombre de cierta edad que se encuentra viviendo en la calle, buscando refugio cada noche donde poder dormir e intentando sobrellevar su día a día como puede. Durante la película no se comenta en ningún momento el pasado de George, qué fue lo que pasó para que haya acabado convirtiéndose en una persona sin hogar porque simplemente no es algo relevante. En todo momento, se deja patente que este modo de vida no es una opción, sino una imposición, por lo que un día simplemente puedes despertarte y encontrarte durmiendo dentro de una bañera en una casa abandonada. Lo único que podemos saber, a ciencia cierta, sobre su pasado recae en la figura de su única hija, interpretada por Jena Malone. Pero nos damos enseguida cuenta de que la relación entre ambos está completamente rota.
Al principio es bastante difícil creerse la interpretación de Gere, siendo completamente sincera, porque cuesta ver al protagonista de 'Pretty Woman' en una situación así. Pero reflexionando te das cuenta de que esa es la mentalidad que mueve al mundo y que yo, en ese momento, me sorprendí al ver que la tenía. Y es que una persona sin hogar, por motivos varios, podría haber tenido antes la vida que tiene Richard Gere o quizás una más humilde, pero las consecuencias de la vida pueden llevarnos a todos al mismo final. Es por eso que se crea una bonita y a la vez aterradora metáfora entorno a la figura del personaje principal, ya que nadie se salva de un destino así, ni siquiera si eres el rompecorazones de todas las señoras del planeta. Nadie te salva de la pérdida de identidad.
Y probablemente este sea el motivo que mueva la poca acción que tiene el largometraje: la búsqueda de la identidad. George ha perdido cualquier documento que lo identifique, no tiene a nadie que pueda responder por él, a quién acudir, por lo que es una persona invisible en una gran ciudad como es Nueva York. Uno de los problemas que denuncia esta película es la falta de regulación que hay ante este tipo de situaciones. Y más en Estados Unidos, donde sólo los que pueden financiárselo pueden acceder a la sanidad o a cualquier tipo de beneficio social.
Gere, para asumir la responsabilidad del papel que interpretaba, se basó en la historia de Cadillac Man, un hombre que había vivido durante muchísimos años en la calle y que había plasmado su historia en un libro, reflejando sin adornos cómo era la vida en la calle. 'Invisibles' también se encarga de enfocar la historia de George en una especie de documental que refleja cómo es la vida de los refugios reales de la ciudad de Nueva York o cómo trabajan cada una de las organizaciones que ayudan a las personas sin hogar. Organizaciones con las que el propio Gere habia estado colaborando desde hacía más de una década y que quiso que se viera reflejada su labor en la película.
Pero 'Invisibles' también retrata la hipocresía y la vanidad que mueve a las personas que consideran que ellos nunca podrían llegar a verse de esa forma. Son alarmantes los datos de las personas sin hogar que son víctimas de violencia gratuita por los transeúntes o el desprecio al que se exponen cuando no se les da un minuto de respiro. El largometraje refleja también cada una de este tipo de situaciones que le hace considerarse más invisible, más insignificante.
Y junto a la perdida de la identidad también entra en juego la propia pérdida de la estabilidad psíquica y emocional. Aparece un segundo personaje con vital importancia en la historia llamado Dixon, interpretado por Ben Vereen. Un hombre que, al igual que George, se encuentra en la calle y solo, por lo que decide seguir y acompañar al personaje de Gere allá donde vaya, sin parar de hablar. El espectador no puede hacer nada más que cuestionarse si ese personaje realmente existe o es producto de la locura a la que comienza a someterse el propio protagonista de la historia.
Una película invisible
Es curiosa también la elección que tuvo el director para rodar esta película. La intención era que fuera lo más realista posible por lo que no se podía replegar un gran equipo de grabación por medio de la ciudad de Nueva York, que sólo acabaría atrayendo a curiosos y que reconocerían al instante a Gere interpretando a su personaje. Es por eso que cada una de las escenas están grabadas desde interiores de edificios o desde una lejanía suficiente, casi a modo de cámara oculta para que Gere estuviera completamente insertado en la vida frenética de la ciudad de Nueva York como una persona sin hogar y no como la estrella famosa que es. Es por eso que la naturalidad de las escenas son tan buenas, ya que la única persona que realmente actua en la película es él.
Otro matiz que llama la atención es la subjetividad con la que se narra la historia de este personaje. George no habla, es el resto de personas las que la cuentan por él. Cada vez que la cámara está situada dentro de un edificio o local, de los murmullos de las conversaciones siempre destaca una voz que se convierte en narrador de la historia. Y aunque el motivo de la conversación esté muy lejos de parecerse a la situación que vive el protagonista, cada palabra se puede extrapolar a los pensamientos que puede tener él mientras está en escena, dotándola de una cualidad narrativa bastante inusual y que realmente sorprende más que la propia interpretación en si.
Entonces, para finalizar, llegamos a la gran cuestión. ¿Cumplirá su propósito? Mi opinión es bastante negativa en este aspecto. Obviamente, vivimos en una sociedad en la que los medios de comunicación ejercen una influencia sobre los espectadores o las personas en general que, si se da un buen uso, podría ser más productivo para crear nuevos valores o una mejor educación. Es por eso que es necesario que los productos que consumimos vayan más allá del mero entretenimiento. 'Invisibles' siempre ha tenido como proyección final cada uno de los centros de acogida y organizaciones de ayuda para las personas sin hogar, es decir, una película que refleja una realidad que ellos conocen muy bien está pensada para que se enseñe en esos lugares. ¿Qué beneficio aporta a los propios protagonistas de la historia, las personas sin hogar?
Obviamente se pretende que este problema, que aunque esté ambientado en Nueva York se trata de un tema universal donde los haya, tenga la visibilidad pertinente para que comiencen los cambios. Pero Richard Gere no es suficiente para encargarse de esta tarea él solo. Aunque visualmente y narrativamente sea una película que sorprende y contradice las primeras impresiones que se pueda tener, un rostro conocido y comprometido con la causa no es suficiente para llamar la atención del público exigente y que no está especializado en este tipo de cine. No es cuestión de dinero ni tampoco de ajustarla a esa concepción del cine como entretenimiento, pero 'Invisibles', por desgracia, se tendrá que atribuir ese título más que nunca en nuestro país.