Abrimos de negro y vemos a 'Jackie', una mujer con demonios. Una fiera. Al menos así se desenvuelve en el rostro de una Natalie Portman que soporta los innumerables primeros planos del film con una grandeza que lo es todo a la hora de contextualizar los pormenores del mundo interior de una Primera Dama que, según plasman la pluma de Noah Oppenheim y la batuta de Pablo Larraín, fue mucho más que su estilo, fue una pantera en la sombra que se vio acorralada ante la tragedia para después crecerse. Y es que en aquellos días determinantes tras el asesinato de su marido, el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy (Caspar Phillipson), Jackie demostró que tenía mucho que decir desde esa posición de poder de la que tuvo que despedirse de la peor forma: a la vez que decía adiós a su pareja.
Es innegable que sobre los hombros de Portman recae todo el peso de una película que se desenvuelve en torno a ella, en torno a la figura de Jackie, una mujer a la que podríamos contemplar eternamente, una de esas bellas criaturas, llenas de matices que se vuelcan en ti, que se te meten dentro, que lo hacen con una sola mirada, un gesto, una manera de andar. Lo impregnan todo con una bajada a los infiernos que se contiene a duras penas ante esa barrera que representa un traje pulcro o un velo. Es una verdadera delicia ver como ese torrente de emociones toma forma en torno al duelo, como la pena se desdibuja al mezclarse con mil cosas más: vanidad, poder, fama, ambición, lo que fuese la mujer de los 60... La cinta no puede haber elegido una manera mejor de ir descubriendo los entresijos del corazón de Jackie, porque cada retazo viene a componer la imagen de lo que sería esta figura si le hiciésemos una foto desde dentro. Tremendo logro.
Desnudar a la Primera Dama a través de su entrevista con el personaje al que da vida Billy Crudup, de los retazos de aquel especial "Bienvenidos a la Casa Blanca", y de los acontecimientos que se sucediesen tras aquel fatídico día en Dallas, convierte una historia que podría haber sido de lo más convencional en algo bastante extraordinario, no solo gracias a esta decisión de alternar unos momentos con otros, de viajar en el tiempo en un plano contraplano, sino porque los diálogos brillan indudablemente. Ese "alma" de la cinta, esas frases que ilustran la desesperanza de Jackie, su morrocotudo desencanto con la vida, esa complejidad que quizá no asociábamos a esta mujer que viviese a la sobra de su esposo como tantas otras, adquieren un cuerpo envidiable de la mano de Portman.
Podíamos deshacernos en halagos hacia esta actriz eternamente, porque el papel que construye en esta emotiva historia se merece todos los reconocimientos del mundo, todos los aplausos, el Oscar y lo que haga falta. Es espectacular nivel Meryl Streep vaya. Magnifico como para calificar a esta intérprete israelí de diosa de la gran pantalla, sirena del séptimo arte. Ni el más descreído, cínico, despistado o triste podría escapar al canto que Portman entona como nadie a lo largo de unos 100 minutos que acaban sabiendo a muy poco.
Rodeando a esta protagonista indiscutible del film, encontramos un elenco de actores que en la mayoría de los casos cumplen su función maravillosamente: la de moverse en torno a Portman de tal forma que su trabajo complemente al de esta mujer a la que sería imposible robar una escena. Ni siquiera el recientemente fallecido John Hurt lo consigue en la piel de un sacerdote que no podría dar la réplica mejor ni terminar más eclipsado.
Además de la interpretación de Portman, que lo es todo absolutamente en este film, lo que hace a 'Jackie' maravillosa es su narrativa, directa, sosegada, firme y limpia, además de un montaje que llega a llamar la atención por lo acertado, y una estética discreta a la par que sobresaliente que destaca en los planos más sencillos que transmiten un cariño, un cuidado y un saber hacer de esos que no pueden salir mal. Sorprende el guion, mucho. Deja patidifuso, aun más si uno se sienta en la sala de cine sabiendo que Oppenheim, antes de firmar 'Jackie', se encargó del libreto de 'El corredor del laberinto' y (atención que esta es buena) 'La serie Divergente: Leal'... Y que, de aquellos dos blockbusters, ha dado el salto a este nada convencional biopic que le debe mucho a sus líneas. Qué locura.
La cosa es que la explosión de emociones, contradicciones y aspiraciones que oculta el pecho de Jackie, tiene una base más que sólida, no solo gracias al saber hacer de su director, Larraín, sino gracias a las líneas de este guionista que aporta lo suyo a un conjunto sobresaliente que conquista desde lo atípico e inesperadamente profundo. Si, todos los biopics fueran así, serían uno de mis "géneros" favoritos. 'Jackie' es profundamente emotiva, bella e inesperada, como las mejores historias, no se le puede pedir más.
Nota: 9
Lo mejor: Una Natalie Portman sublime.
Lo peor: El momento en el que la película "se recrea" en el asesinato de Kennedy, por decir algo.