Mucha expectación ha despertado el regreso de Johnny Depp a la gran pantalla. En los últimos años, el actor estadounidense ha estado más presente en las páginas de sucesos que en las cinematográficas. Su juicio contra Amber Heard, a la que acusó de difamación por tres cargos. Con el fallo a su favor, el nominado al Oscar por 'Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra', 'Descubriendo Nunca Jamás' y 'Sweeney Todd' logró volver a un set de rodaje de la mano de la cineasta francesa Maïwenn.
Directora reconocida por películas como 'Polisse' (que se llevó el Premio del Jurado del 64 Festival de Cannes), 'Mi amor' o 'ADN: La raíz del amor'; Maïwenn escogía a Depp para su primer proyecto de época: 'Jeanne du Barry', filme de apertura del 76 Festival de Cannes y que estuvo en la Selección Oficial (fuera de competición). A pesar de haberse vendido a bombo y platillo que el padre de Lily-Rose Depp es el protagonista de la cinta, realmente esta propuesta está hecha para el mero y puro lucimiento de su protagonista, encarnada por la propia Maïwenn.
Coguionista también de la propuesta (algo habitual en la filmografía de Maïwenn como directora), la cinta aborda la vida de la que la última favorita del rey Luis XV, predecesor del malogrado Luis XVI, quien fue aguillotinado en la Revolución Francesa. Se le atribuye una influencia mayor en el monarca que la tuvo Madame de Pompadour, al menos en materia política. Se trata de una figura que causa cierta fascinación y que, en los últimos años, se ha reinterpretado desde una perspectiva feminista.
Es lo que busca Maïwenn, quien se mete en la piel de esta cortesana de origen humilde, quien logró acceder a la mismísima alcoba del rey en el palacio de Versalles y cuya fidelidad al monarca, incluso tras su muerte, le llevó a ser aguillotinada el 8 de diciembre de 1793, 11 meses después que Luis XVI (nieto y heredero de su amante) y apenas dos meses después del ajusticiamiento de la reina María Antonieta, quien fue su rival durante su estancia en Versalles.
Sí, puede decirse que este film busca reivindicar una mujer que buscaba ser libre, culta y que se burlaba del protocolo. Maïwenn, quien firma el guion junto con Teddy Lussi-Modeste y Nicolas Livecchi, crea un espíritu rebelde, pero también omite ciertos aspectos que permitan ver un retrato más cercano a lo que fue Madame du Barry. Sí, fue casada por conveniencia con el conde du Barry para poder ser la favorita del Luis XV.
Un film que desprende belleza y lujo. Johnny Depp ofrece una actuación correcta
Sin embargo, la manera en la que Maïwenn lo narra es banal, da la impresión de que está narrando una fábula en la que ella es una pobre Cenicienta y las hijas del monarca son como una versión paródica de Drizella y Anastasia (las hermanastras de la heroína de Charles Perrault en la película de Disney de 1950). Falla precisamente en su guion, creando una hagiográfica historia de una mujer cuya ambigüedad demandaba un retrato más profundo. Es más, se recrea en situaciones cómicas que parecen más bien propias de la versión de 'María Antonieta' de Sofia Coppola.
Tampoco ayuda que Maïwenn carece de química con Johnny Depp. Ha sorprendido gratamente ver al actor hablando con un correcto (aunque parco) francés. Como le sucedió a Ralph Fiennes con 'El bailarín', en la que demostró sus habilidades para los idiomas hablando en ruso, Depp busca dominar la lengua de Molière convertido en el monarca Bien Amado.
Aunque aparente fluidez, su francés no parece natural, lo que provoca que se salga un poco de la película. No obstante, sus diálogos son breves y concisos, lo que evita la desconexión completa. Depp muestra una interpretación austera, en la línea de lo que hizo en 'El fotógrafo de Minamata'. Ahora bien, la cinta está pensada para que esté queda en un segundo lugar, dado que tiene que ser Maïwenn la que se luzca.
El resultado final es un film de época al que se le tiene que reconocer como derroche de elegancia, puesta en escena, vestuario y diseño de producción. Un hermoso huevo de Fabergé, que puede alardear de hermosura por fuera, pero cuyo interior es hueco. Aunque sus actores secundarios también son extraordinarios (pues no debe olvidarse que la cinta tiene en su plantel a Benjamin Lavernhe -miembro de la Comédie Française-, Pascal Gréggory, Patrick d'Assumçao, Noémie Lvovsky, Melvil Poupaud y Pierre Richard) y Johnny Depp ofrece una interpretación notable, su parte interpretativa tampoco consigue brillar del todo; de nada sirve si no hay un buen guion detrás. De ahí, que toque disfrutar de su sedoso y exquisito envoltorio, pero poco más.
