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CRÍTICA

'Jojo Rabbit' es un cuento contra el odio más que una sátira del nazismo

Taika Waititi te hará reír con su Hitler, pero también te tocará el corazón. Roman Griffin Davis debuta a lo grande como este niño con el cerebro lavado por el nazismo cuyo amigo imaginario es el mismísimo Führer.

Por Jesús Agudo Más 14 de Enero 2020 | 16:21
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Cuando Taika Waititi anunció que su proyecto cinematográfico tras 'Thor: Ragnarok' iba a ser una película en la que interpretaría a un amigo imaginario de un niño alemán, y que ese amigo imaginario sería Hitler, ganó rápidamente la distinción de "polémica" antes de siquiera ver un mísero tráiler. De nuevo volvía el debate sobre los límites del humor, si "estaba bien" reírse de un acontecimiento tan convulso como la masacre de gente inocente a manos de los nazis... Pero Taika Waititi es un hombre muy listo. Sabía que con eso tenía nuestra atención. Perfecto para colarnos un cuento entrañable y lleno de lecciones camuflado de sátira.

Jojo Rabbit

'Jojo Rabbit' se centra en un chaval llamado Jojo (Roman Griffin Davis) que vive en la Alemania nazi con su madre (Scarlett Johansson). Adora tanto a Hitler que hasta imagina que es su mejor amigo. Hará todo lo posible por servir al régimen, empezando por entrar en las juventudes nazis, pero su vida empezará a cambiar cuando descubra que su madre está escondiendo en casa a una joven judía (Thomasin Mckenzie).

La película, dirigida por Waititi con un guion que ha adaptado de la novela de Christine Leunens, ha sido vendida como una sátira, y en gran medida claro que lo es, pero 'Jojo Rabbit' es mucho más. Es por encima de eso un cuento lleno de sentimiento en el que lo que deja poso no es el humor sino las moralejas que quiere transmitir. Estamos ante una película adorable, partiendo ya desde su propio protagonista. Jojo tiene el cerebro completamente lavado por la propaganda del regimen, odia a los judíos y los considera el mismísimo demonio. Pero a medida que va conociendo a Elsa, la chica judía que se esconde en su casa, irá haciéndose cada vez más preguntas sobre cosas que creía inamovibles. Roman Griffin Davis se descubre como una absoluta revelación, siendo un derroche de carisma desde su primera escena y llevando a su Jojo a la perfección por ese camino de la seguridad que da creer en algo casi a ciegas a empezar a notar cómo sus muros empiezan a caer, y que son derribados por la persona más inesperada. Su química con Thomasin McKenzie, que también está estupenda como adolescente capaz de torear a un niño como Jojo, pero que necesita esa amistad que empieza a forjar con él debido a su aislamiento, es el corazón de la película, y lo que la hace tan entrañable como acaba siendo.

Jojo Rabbit

Realmente, el joven Davis tiene buena conexión con absolutamente todo el reparto de la cinta, pero si tengo que destacar un secundario, tiene que ser Scarlett Johansson. Merecidísima nominación al Oscar para una madre que, lejos de arrastrarse por el sentir general ante la guerra y el regimen, se niega a perder la sonrisa y está dispuesta a hacer su parte para acabar con la guerra. Muy interesante su relación con su hijo, al que ve que está obnubilado por el nazismo pero que deja que él mismo recorra el camino y aprenda las lecciones sin querer imponérselas como hacen los otros. Es un papel pequeño, pero trascendental en esta historia. Y toda su trama es casi tan emotiva como el propio arco de Jojo. De esos personajes que recordarás al salir de la película.

Son esas relaciones con las mujeres de su todavía corta vida las que convierten a 'Jojo Rabbit' en una película mucho más poderosa que una simple sátira del nazismo. En gran medida porque la parte de la sátira resulta en este caso un poco coja. Taika Waititi tiene un humor muy particular, en eso no cambia, y aunque hay chistes que sí que llegan a aterrizar como él quiere (como los clones de raza aria), gran parte de ellos no terminan de funcionar. Particularmente el personaje de Rebel Wilson es casi todo el rato más cargante que gracioso. El capitán de Sam Rockwell está mucho mejor defendido, y forma un dúo cómico solvente con su segundo, encarnado por Alfie Allen. Risas hay toda la película, pero sin duda uno esperaba algo más en ese aspecto de una película de Taika Waititi. El robaescenas en esto del humor es Yorki, el amigo de Jojo interpretado por Archie Yates, otro descubrimiento. Porque el Hitler que acompaña a Jojo no está mal, pero parece demasiado controlado. Se nota que Taika Waititi se lo ha pasado en grande con el papel, pero todo el rato se siente que no ha querido profundizar en este Hitler imaginario todo lo que podría. Pero es probablemente porque sabe que el verdadero centro de la película no está en él, está en la lección contra el odio con la que nos quiere dejar.

Conoce al enemigo

De hecho, 'Jojo Rabbit' funciona maravillosamente como una cinta familiar con la que gente de todas las edades pueden recordar que odiar a alguien por ser diferente sin intentar primero conocerlo, aprender de él y ponerse en su piel. Hay una escena maravillosa en la que Jojo pide a Elsa que dibuje la guarida donde viven los judíos y ella hace un retrato de su cabeza. "¡Eso es mi cabeza!", dice Jojo, "te pedí que dibujaras dónde vivís". Ella le responde: "Es ahí donde vivimos". Un ejemplo perfecto de lo claro que llega el mensaje anti-odio que quiere mandar la película. Los nazis son ridiculizados completamente y sus ideas son mostradas como nacidas de la ignorancia, sin ninguna base ni por supuesto ninguna razón de ser. Odiamos a los judíos porque sí, porque es lo que ha dicho el Führer.

Jojo Rabbit

'Jojo Rabbit' sabe cuándo ponerse sentimental y en eso triunfa muy por encima del humor. Su último tramo es maravilloso, una vez salvado un desarrollo en el que el ritmo es bastante irregular. En lo que no flojea es en su diseño de producción, cuidadísimo desde el vestuario a los escenarios, sumándole una banda sonora de Michael Giacchino estupenda, aderezada con versiones en alemán de temazos de los Beatles o David Bowie. 'Jojo Rabbit' es traviesa, es divertida, pero por encima de todo es entrañable, y llena de verdad. Demuestra que por supuesto que puede uno hacernos reír con Hitler o los nazis cuando las intenciones son nobles. Y con esta película Taika Waititi vuelve a ganarse el premio a una de las mejores personas vivas. En tiempos en los que el odio gana cada vez más batallas, qué necesarias son películas como 'Jojo Rabbit', que nos recuerdan que ganamos mucho más escuchando que ofuscarnos en discursos y propaganda que solo pretenden crear enemigos donde no los hay.

Nota: 7

Lo mejor: Lo entrañable que resulta y lo alto y claro que llega su mensaje. Roman Griffin Davis y Scarlett Johansson.

Lo peor: El humor no siempre funciona. Deja la sensación de que podría haber sido un poco más transgresora.