Si hay algo que la cineasta francesa Carine Tardieu ha demostrado con sus largometrajes, es que sabe narrar los sentimientos y cuidar con sumo cuidado a sus personajes. Aunque lleva ya cuatro filmes a sus espaldas, en España se le pudo conocer con 'Sácame de dudas', cuya cobertura de cine feel-good ocultaba un drama sobre los orígenes familiares y los amores no correspondidos que mostraban a una directora que sabía transmitir la complejidad tanto de la trama como de lo que viven sus personajes. La realizadora se atreve ahora con 'Los jóvenes amantes', en el que narra un amor imposible, de marcada diferencia de edad, que rompe cualquier esquema preestablecido sobre lo que se espera de la cinta.
Con suma delicadeza (a pesar de la ironía de su título), 'Los jóvenes amantes' narra el surgimiento de una pasión inesperada entre Shauna, una mujer de 71 años, arquitecta retirada que decidió cerrarse al amor a su edad y comienza a mirar cara a cara a la muerte al padecer una enfermedad paralizante, y Pierre, un médico de 45 años, casado, con una familia a la que quiere, pero con un profundo vacío personal. Una relación con una diferencia de edad de 26 años, con la que Tardieu tenía una enorme responsabilidad, al ser un homenaje a la cineasta islandesa Sólveig Anspach, fallecida en agosto de 2015, de quien surgió la idea y con la que buscaba rendir tributo a su propia madre, quien a los 75 años redescubrió el amor en los brazos de un hombre 25 años menor que ella.
Lo interesante de 'Los jóvenes amantes' es que realiza un ejercicio circular en torno al advenimiento de una muerte. Siendo plenamente consciente de que el ocaso no solo se acerca (más bien, ya está allí) sino que el final se siente tremendamente cercano; la pareja protagoniza decide vivir una apasionada historia de 'amour fou'. Tardieu, quien toma como referencia el propio guion de Anspach junto con Agnès de Sacy, realiza un largometraje en el que aprovecha los elementos propios del drama romántico para llevarlos a una reflexión sobre la posibilidad de amar cuando parecía que el tiempo ya pasó y lo hace de manera frontal, al retratar un amor entre una mujer de 71 años y un varón de 45 años, apuesta arriesgada cuyo resultado es una película honesta, íntima, grácil que envuelve al público por sus dos intérpretes protagonistas: dos fascinantes Fanny Ardant y Melvil Poupaud.
La pasión del 'amour fou' teñida con la calma que da el paso del tiempo
La primera tiene experiencia en lo referente a vivir historias de amor con hombres 25 más menores que ella (en ficción), pues ya vivió una pasión con Laurent Lafitte en la estupenda 'Mis días felices'; aunque para entonces el enfoque muy diferente al que se plasma en esta propuesta. Ella transmite muy bien esa sensación de querer dejarse llevar, pero a la vez ser consciente de que los achaques son los achaques y que la quimera de 'el amor no tiene edad' es eso, una ensoñación. A su lado, un hipnótico Melvil Poupaud, seductor sin querer serlo, quien se entrega una relación que despierta en él sensaciones desconocidas, atrevida incluso. Es bastante representativo que su esposa en la ficción -una magnética Cécile de France- no le molesta tanto una infidelidad, sino que 'la otra' sea mucho mayor que ella, lo que implica que más profunda la aventura.
Por otro lado, Tardieu cuida con sumo cuidado a los secundarios, todos tienen sus complejidades y ninguno es lo que se prevé que sea en este tipo de relatos. Destaca especialmente la ya nombrada Cécile de France, en su sorpresa y desconcierto de cómo una relación sólida puede quebrarse por algo que nadie (ni siquiera su propio marido en la ficción) pudo ver venir. Mención también para Florence Loiret-Caille, quien encarna a la hija de Shauna, reflejo también de la propia Anspach, a la hora de ver cómo su madre se entregaba a un amor imposible en sus últimos años de vida.
'Los jóvenes amantes' combina muy bien la mirada fantasiosa de la pasión, del 'amour fou', de dos enamorados que deciden entregarse a una relación contra viento y marea. Sí, abraza esa parte que puede evocar a un bolero, jugando con el género y creando un vínculo hermoso en pantalla, que derrocha química y cariño. Ahora bien, lo sabe entremezclar con el golpe que da la propia realidad, que esos 25 años de diferencia no se pueden obviar, lo que provoca que la cinta sea también una propuesta inusual, en la que, por cierto, Tardieu evita hacer cualquier reflexión sobre los roles de sexo, algo que eleva al filme, al no ofrecer la sensación de que remarca un mensaje que ya de por sí pone en tela de juicio las convenciones del romance. Una propuesta que vuelve a demostrar que se está ante una cineasta que, con cada nuevo largometraje, muestra tener una mirada única y sensible sobre los sentimientos y las emociones.
Nota: 8
Lo mejor: Cómo Fanny Ardant y Melvil Poupaud contagian su pasión, es imposible no dejarse llevar por este amor.
Lo peor: Al principio, a la historia de amor le cuesta arrancar.