å

BRUJAS GEN Z

'Jóvenes y brujas': Relectura empoderada para la generación 'Euphoria'

'Jóvenes y brujas' actualiza la película de culto de los 90 en una relectura feminista que tiene buenas ideas, pero no les saca provecho en un desarrollo demasiado prudente que sabe a poco.

Por Pedro J. García Más 30 de Octubre 2020 | 12:30
Redactor y crítico pop. Me apasiona la animación y veo series por encima de mis posibilidades.

Comparte:

¡Comenta!

'Jóvenes y brujas' comienza con una mudanza, una madre y una hija en el coche y una canción de Alanis Morissette. Las intenciones no pueden estar más claras. Esta secuela/reboot producida por Blumhouse nos trae el clásico de los 90 del pasado a la actualidad en un viaje que comienza con las notas de la original y, a base de temas de Princess Nokia y pósters de Billie Eilish, se va convirtiendo en ella misma a medida que crece, como las adolescentes que la protagonizan.

'Jóvenes </p><p>y brujas'

La productora de éxitos como 'Insidious', 'The Purge' o 'Déjame salir' sigue recuperando viejas glorias del cine de terror para reformularlas y relanzarlas de cara a un nuevo público (lo ha hecho con 'La noche de Halloween', 'Candyman', los monstruos de Universal y las que vendrán). La 'Jóvenes y brujas' original es todo un film de culto para la generación millennial, precursora perversa y terrorífica de 'Chicas malas' protagonizada por entre otras por los iconos de los 90 Neve Campbell ('Scream') y Fairuza Balk.

Dirigida por Zoe Lister-Jones, la continuación de 'Jóvenes y brujas', que llega casi un cuarto de siglo después de la original para celebrar Halloween en plena pandemia, es una relectura que rinde homenaje a su predecesora pero forja su nuevo camino con un nuevo mensaje de empoderamiento femenino y unión más acorde a los tiempos que corren; un reboot acertado en su planteamiento pero fallido en su ejecución que apunta a una franquicia que no sabemos si se llegará a producir.

"Tu diferencia es tu poder"

Jason Blum pidió personalmente a Lister-Jones una idea para desarrollar la secuela y ella lo tuvo claro desde el principio: una continuación de 'Jóvenes y brujas' en 2020 debía ser más feminista. Para ello, la guionista y directora conservó la esencia de la primera película, pero cambió lo que según ella empañaba su mensaje: el hecho de que las protagonistas acabaran usando la magia las unas contra las otras.

En esta nueva entrega, la premisa es muy similar, pero la moraleja es muy distinta. La 'Jóvenes y brujas' de 2020 es una celebración de la sororidad y la comunidad, de las mujeres ayudándose entre sí y usando su poder para ello. Pero sobre todo, de la diferencia. "Tu diferencia es tu poder" es el lema que se repite a lo largo del metraje recordándonos que esta película es para los raros, los marginados, los que se sienten diferentes y han sufrido por ello; un llamamiento a abrazar esa diferencia y compartirla en colectivo.

'Jóvenes y brujas'

Como decía, la trama de la secuela reproduce los mismos compases que la original, incluyendo numerosos guiños y homenajes visuales. Tres brujas adolescentes -Tabby (Lovie Simone), Frankie (Gideon Adlon) y Lourdes (Zoey Luna)- buscan a una cuarta que complete los cuatro puntos cardinales de su aquelarre para aumentar su poder. La encuentran en la novata, Lily (Cailee Spaeny), recién llegada al lugar con su madre (Michelle Monaghan) para vivir con su nueva pareja, Adam (David Duchovny), a una casa íntegramente formada por hombres.

Lily se encontrará con hostilidad tanto en su nueva casa como en clase, respondiendo con un poder cada vez más grande que la llevará a forjar una fuerte amistad con sus compañeras, a combatir el odio y la ignorancia y, en última instancia, a desafiar a un enemigo arcaico que amenaza a su sororidad.

Un buen reboot... hasta que deja de serlo

Lister-Jones saca partido a la idea original dándole una vuelta empoderada y concienciada con los jóvenes de hoy en día. La película nos habla de la experiencia femenina en el instituto, el bullying, la masculinidad tóxica, el suicidio adolescente y sobre todo la amistad entre cuatro chicas, unidas no solo por su naturaleza de brujas, sino también en contra de las ideas anquilosadas, el sexismo y la misoginia que las generaciones anteriores siguen imprimiendo en sus hijos.

Otro reflejo de esta actualización lo encontramos en el reparto protagonista. El aquelarre es ahora más diverso con la inclusión de una actriz transgénero y latina, Zoey Luna, que da vida a Lourdes. Además de ella, la película también tiene más representación LGBTQ+, reflejando así un mundo y una generación más abiertamente diversa, fluida y tolerante que cuando se estrenó la original. Y también subrayando su mensaje de reivindicación de los "otros" ante la heteronormatividad y los roles de género anticuados.

Todo este rediseño woke indignará a muchos, pero esta película no es para ellos. El enfoque desde el que Lister-Jones ha planteado la secuela es muy acertado y oportuno y la convierte en una 'Jóvenes y brujas' para la generación 'Euphoria'. Como resultado, la primera hora está llena de buenos momentos, la química de las actrices sobresale, la música imprime ritmo y la energía se puede palpar en el ambiente. Todo funciona. Hasta que deja de hacerlo.

Y es que los cimientos de la historia, tan cuidadosamente dispuestos, terminan cediendo ante una estructura narrativa que acaba haciendo aguas. En su empeño por invertir el final de la original, Lister-Jones se queda sin un conflicto propiamente dicho e interesante con el que construir un buen nudo y desenlace. En la última media hora da la sensación de que falta un trozo de película y para cuando termina, nos quedamos con la impresión de que hemos visto algo incompleto, un preámbulo, el piloto de una serie que no ha desplegado todo su potencial.

Cailee Spaeny

Quizá debido a su calificación PG-13 para hacerla más accesible a su público objetivo, la película se queda muy corta en todos los sentidos. Falta terror, faltan emociones fuertes, falta oscuridad, falta atrevimiento, faltan hechizos (el más importante es convertir a un bully en un chico sensible). En general, esta 'Jóvenes y brujas' parte de una buena idea, pero la acaba desaprovechando en un desarrollo demasiado prudente, con un villano mal dibujado y un conflicto precipitado que va perdiendo interés conforme avanza. Podemos pasar por alto algún que otro efecto visual chapucero (es Blumhouse y sabemos que trabajan con muy bajos presupuestos), pero no que tenga tanto miedo a desplegar su propio poder y nos deje a medias.

El trabajo de Lister-Jones rediseñando este universo y el de sus protagonistas dándole vida hace que haya cosas que funcionen en 'Jóvenes y brujas' (sobre todo en su primera mitad cuando estamos conociendo a las chicas), y que el intento en general sea loable, pero se pone el listón alto y no consigue alcanzarlo. La purpurina y los hechizos amables están bien, y seguro que habrá espectadoras y espectadores jóvenes que conecten con la propuesta (para ellos es), pero la película habría llegado a mejor puerto con más mala leche, más terror y un conflicto más sólido. Quizá puedan explorar el verdadero alcance de su poder en una secuela o incluso en una serie de televisión. Si es que el público la conjura.

Nota: 5

Lo mejor: La elección de las cuatro protagonistas, su química y el mensaje de celebración de la diferencia y empoderamiento femenino.

Lo peor: Una aproximación demasiado light y una parte final en la que todo se desmorona y parece que han cortado media hora para facilitar una secuela que no sabemos si llegará.

Películas