A sus 94 años, Clint Eastwood estrena su película número 40 como director y, quizá, la última de su carrera. Si así fuera, menuda forma de despedirse.
'Jurado Nº2' nos pone ante un dilema moral y otro ético imposibles de resolver, porque decidas lo que decidas estarás fallando en uno u otro. ¿Puede realmente la justicia ser ciega? ¿Que lo sea es acaso lo más justo? La verdad y esa imparcial justicia son uno de los cimientos de nuestra sociedad que, bajo este prisma, se ha levantado sobre tierra empantanada.
Justin Kemp (Nicholas Hoult) es llamado a formar parte de un jurado en un proceso por asesinato cuando su mujer (Zoey Deutch) se encuentra en el tercer trimestre de un embarazo de alto riesgo. James Sythe (Gabriel Basso), un hombre agresivo, abusivo y al que se le ha relacionado con el tráfico de drogas, es acusado de haber matado a su novia y haberla arrojado a una zanja después de una pelea pública en un bar. Tan solo unos minutos después de escuchar el caso presentado por la fiscal (Toni Collette) y el abogado defensor (Chris Messina), Justin se da cuenta de que él mató a la víctima y no James, aunque fue un accidente y hasta ese momento estaba convencido de que había atropellado a un ciervo y no a una persona.
Teniendo antecedentes por conducir ebrio, si confiesa, Justin, a punto de ser padre, podría pasar el resto de su vida en la cárcel y su mujer se quedaría sola con una familia rota y disfuncional. Si deja que James asuma la culpa estará mandando a un hombre inocente a la cárcel, ¿pero realmente lo es? Justin enseña a leer a niños en el colegio, tiene un trabajo decente y hace años que dejó atrás su alcoholismo, todo un ejemplo de superación. James ha pertenecido a bandas criminales, trataba a su novia con la misoginia característica de la masculinidad tóxica y la dejó volver a casa andando, sola, bajo la tormenta y por una zona peligrosa y mal iluminada. Pero un asesino, eso de lo que le acusan y por lo que deben juzgarle, eso no es. El reparto lo completan J.K. Simmons, Cedric Yarbrough, Leslie Bibb y Adrienne C. Moore.
'Jurado Nº2' es un completo estudio de personajes cargado de preguntas con respuestas incómodas que no debes esperar que Eastwood o el guion de Jonathan A. Abrams te resuelvan. Justin, James, la fiscal y el abogado tienen su propia versión de lo que es lo correcto, como también la tienen los otros 11 miembros del jurado, cada uno de ellos obligado a observar las pruebas y emitir un veredicto cargando con sus propias experiencias, necesidades y expectativas. ¿Dónde queda la imparcialidad cuando tu hermano, que perteneció a la misma banda que el acusado, murió antes de llegar a los 18? ¿Esperas que una mujer tenga empatía por un hombre que, borracho, estampa una botella de vidrio a su novia, la insulta y después la abandona en la noche? ¿Pero es eso suficiente para condenar a alguien a una vida en prisión? ¿De verdad merece realmente todo el mundo una segunda (o tercera) oportunidad?
La película otorga a cada actor de este juicio el beneficio de la duda y la seguridad de que cada uno, desde su lado de la mesa, están intentando lidiar con esos conceptos herméticos del bien y el mal cuando todo lo que hay son grises y dudas. Eastwood nos vuelve a ofrecer a su tipo favorito de héroe: un hombre normal que intenta hacer lo correcto, solo que está vez lo que está bien se parece demasiado a lo que está mal. El mismo sistema legal estadounidense que se ve exaltado en las palabras de motivación de la jueza a todos los miembros elegidos del jurado va evidenciando sus defectos ante la connatural imperfección humana.
En lo personal, que es político, Eastwood es una figura desconcertante. Como conservador, ha apoyado en varias ocasiones y abiertamente a candidatos del partido republicano, pero también ha abogado por el derecho al aborto, al matrimonio homosexual e incluso al control de armas: «liberal en los derechos civiles», que dice él. Además, se posicionó en contra de las guerras de Vietnam, Corea, Afganistán e Irak y se considera así mismo libertario. Delante de las cámaras héroe de acción que se toma la justicia por su mano empuñando un revólver, tras ellas tiene un discurso tan antibelicista y antiracista como exuberantemente patriótico como hemos visto en 'Gran Torino', 'Banderas de nuestros padres' y 'Cartas desde Iwo Jima', 'Cry Macho' o 'Sully' por poner algunos ejemplos que demuestran estos ideales.
Cuanto más sé, menos entiendo
Ahora, en el ocaso de su vida y en lugar de tener las cosas cada vez más claras, el cineasta tiene cada vez más dudas y reflexiona sobre conceptos extremadamente complejos como la culpa, la ley, los daños colaterales, un mal menor y algo tan sumamente abstracto como la justicia, e invita al público a hacerlo con él. 'Jurado Nº2' es un thriller legal y como tal se ve limitada por su argumento (y al margen de algunos flashbacks) a las distintas salas de un juzgado, pero para Eastwood el factor humano es mucho más interesante que una narración de potencia visual.
La película carece de espectáculo y espectacularidad, pero demuestra un enorme y moderno dominio de la tensión y el ritmo y una empatía apasionada por sus personajes. Es que es muy difícil conseguir y él lo logra junto a un excelente trabajo de actores, que la historia no pierda fuerza cuando a menudo lo más interesante de 'Jurado Nº2' esté ocurriendo dentro de la conciencia de Justin y solo tengamos acceso a ella buscando detrás de las miradas nerviosas y las manos inquietas de un torturado Hoult.
Sin embargo, 'Jurado Nº2' nos juega una mala pasada y tras sembrar en el público tantas semillas de dudas que empiezan a florecer, el guion deja deliberadamente fuera de plano uno de los giros más importantes de su trama, una trampa para resolver el conflicto sin mancharse las manos ni tener que justificarse.
Es cierto que el argumento solo se puede describir como rocambolesco, pero ese estilo sobrio de Eastwood con un hacer que busca nada más que lo eficiente es precisamente lo que nos permite abrazar tanta inverosimilitud y centrarnos es su dilema moral (que no moralista) y en su cándido deseo de que, incluso cuando es imposible actuar con la ceguera de la justicia, todos, también aquellos que viven en nuestras antípodas, están simplemente intentando hacer lo correcto y vivir un día más.