A pesar de que Spike Lee lleva abriendo camino desde los tiempos de 'Haz lo que debas' (1989), el cine norteamericano tiene todavía una gran deuda con la visibilidad de las historias centradas en el colectivo afroamericano. Afortunadamente, en los últimos años, se ha empezado a dar más espacio, no solo a relatos históricos como '12 años de esclavitud' (2013) o 'El nacimiento de una nación' (2016), sino también propuestas más contemporáneas sobre conflictos raciales como 'Detroit' (2017) o, a su manera, 'Moonlight' (2016).
Muy en la línea del filme de Kathryn Bigelow, 'Kings' adopta un espíritu de denuncia para mostrarnos las dificultades para salir adelante, en su día a día, de una familia de raza negra norteamericana y, en general, de todo un barrio, a causa de la marginación y la injusticia social. La cinta se esfuerza en lanzar con contundencia su mensaje y logra, de esta manera, una atmósfera de tensión y una intensidad que traspasan la pantalla.
'Kings' está ambientada en Los Angeles, en 1992, durante los disturbios que se produjeron por el caso de Rodney King, un taxista negro que recibió una paliza a manos de varios agentes de policía. Durante algunos días, la ciudad más poblada de California se convirtió en el centro de la lucha racial tras conocerse que los policías quedarían absueltos, convirtiendo las calles en un auténtico hervidero de violencia.
La mayor virtud del trabajo de Deniz Gamze Ergüven, directora que ya demostró su talento en 'Mustang' (2015), es su habilidad para contarnos la historia muy pegada emocionalmente a sus personajes. De esta manera, no solo consigue hacernos resaltar las interpretaciones, sino que capta matices en las miradas, gestos, incluso en las respiraciones, que permiten que el espectador empatice más fácilmente con las diferentes situaciones.
Lamar Johnson destaca en el reparto
El reparto está encabezado por una Halle Berry convincente en el papel de una madre humilde con cierta tendencia a acoger en su casa a los niños más desprotegidos del barrio. Aunque al principio parezca un hombre agresivo y descerebrado, tendrá como aliado a un vecino blanco interpretado por Daniel Craig, una vez más, en el rol de tipo aparentemente tosco pero con un corazoncito dentro. Sin embargo, la revelación interpretativa de la película recae sobre un carismático Lamar Johnson, un joven actor conocido por su papel de West en la serie 'The Next Step'. Johnson no solo lidera la trama más interesante de la historia sino que, además, dota de personalidad, carácter, empatía y fragilidad cada una de sus motivaciones y, por extensión, los problemas de todo su entorno afectivo.
La principal debilidad, finalmente, de esta película es que, tras su audaz energía y la fuerza de sus imágenes, hay también momentos en los que los deseos de los personajes o sus sentimientos ocultos se nos muestran de manera ridículamente obvia. Con el uso de flashbacks o secuencias oníricas, se empaña un poco sus cualidades más sutiles, especialmente, porque esos subrayados no le hacen ninguna falta al conjunto.
Por otro lado, su guión, tan sencillo como efectivo, parece no acabar de encontrar un cierre satisfactorio a la traumática peripecia. Si bien el arco narrativo expone de forma notable la problemática social y el ambiente de violencia e incertidumbre constantes, las historias específicas de sus protagonistas que sirven como vehículo narrativo quedan abandonadas en su último tramo a falta de un desarrollo mayor.
En conclusión, se trata de un producto lleno de escenas poderosas, con una capacidad atmosférica que va in crescendo y que, salvo sus innecesarios fragmentos más expositivos y un incompleto final, consigue dejar huella, especialmente, a nivel emocional e ideológico.
Nota: 7
Lo mejor: Su fuerza emocional y la tensión de su atmósfera
Lo peor: Algunos subrayados narrativos y un desenlace algo débil