Los guionistas de 'Un lugar tranquilo' vienen de dar un paso más allá en el terror y ahora, simplemente, han querido disfrutar del género. Scott Beck y Bryan Woods esta vez no han experimentado con el sonido (ni con nada) en 'La casa del terror', sino que han abrazado sin pretensiones pero con cariño las reglas básicas del slasher: seis amigos de roles bien marcados buscan adrenalina en un sitio remoto para nada de fiar donde ven que la pesadilla que buscaban no es una mera ficción.
Este argumento suena típico, y así es la película, por lo que ya sabemos lo que nos vamos a encontrar de principio a fin, salvo alguna sorpresa durante el final que quizás pueda hacer que merezca la pena entrar a este pasaje.
Tan típica y efectiva como cualquier casa del terror
Cuando una película adapta una atracción o un parque temático, es fácil que trate de aportar la misma experiencia de vivirlo en la realidad. 'Escape Room' ya lo hizo recientemente con un pequeño intento de trascender a lo 'Cube'. El año pasado, por estas mismas fechas, 'Hell Fest' nos metía de lleno en la pesadilla dentro de un festival del terror con un argumento bastante similar a 'La casa del terror', aunque aportando un interesante juego de realidad y ficción. Esta última también plasma esa dinámica in crescendo de la atracción que le da título, solo que sin llegar a trascender o aportar nada más.
A pesar de que a veces sí que intente salirse del guion preestablecido, los arquetipos y lugares comunes marcan el devenir de todos los 92 minutos, no en un sentido despectivo sino bastante romántico y bien llevados a cabo. Al principio sí que le sobra bastante de ese metraje, tanto por lo que le cuesta arrancar como por los intentos de dramas personales que podrían haberse ahorrado si luego no iban a consumarlos tanto como prometían. Una vez dentro de la casa, los directores ya sí se ponen a jugar con escenas muy disfrutables pero eficaces solo para los fans más agradecidos, al no ser para nada ridículas pero tampoco memorables.
Qué bien le sienta desmelenarse
Aunque el objetivo de entretener sin pretensiones se cumpla más que de sobra, es una pena que unos guionistas con ese bagaje no hayan conseguido elevar su guion con algunos apuntes interesantes planteados. Lejos de ser un boceto, el prometedor drama de la joven protagonista sobre la violencia machista (vista y sufrida) y las casas del terror que podemos tener cada persona mueve toda su historia de superación y podría haber aprovechado el género del terror para dar una relevante lectura social. Esto no se construye sólidamente, y casi se hubiera agradecido borrarlo por completo del guion.
Lejos del conformismo, esa despreocupación acaba siendo el gran acierto de un guion que gana cuanto más se desmelena. Los puntos de comedia están clavados con unos diálogos muy ágiles y unos secundarios sorprendentemente sueltos gracias a no tomarse demasiado en serio. Esto da fuelle a toda la primera parte de la película, que da paso a una intensísima segunda mitad donde se mezcla el survival gamberro de 'Noche de bodas' con el gore crudo de 'Saw'. A partir de aquí, Beck y Woods insuflan unos niveles de adrenalina altísimos a cada escena justificando a golpe de sangre, asco y tensión la entrada que parecía desaprovechada durante todos los minutos iniciales.
En conclusión, 'La casa del terror' es muy típica, pero esa honestidad narrativa tan pesada durante el comienzo permite un desenlace alocado e intenso que emocionará, no a nivel intelectual pero sí corporal. Uno sabe lo que esperar (y lo que no) de una escape room y de una casa del terror. Quien sabe que le va a gustar y se entrega para ello, verá recompensada la espera y saldrá con un buen sabor de boca, para nada trascendental pero sí reconfortante, hasta que toque probar otra atracción. Quien no esté dispuesto a ello, tendrá que tirar del manido "típica película de terror juvenil". Y desde luego que lo es, sin más pero tampoco menos.
Nota: 6
Lo mejor: la intensidad de todo el tramo final y la comedia
Lo peor: desaprovecha el comienzo y los interesantes dramas personales