En días todavía de plena celebración del Orgullo LGTBI, llega a los cines la gran ganadora del Festival de Sundance 2018 y que fue Espiga de Plata en la SEMINCI de Valladolid. 'La (des)educacion de Cameron Post' es una clara crítica a la intolerancia y a las organizaciones conservadoras que buscan "curar" la homosexualidad y las identidades que rompen el orden social hetero. Un canto a la fuerza de la juventud y la amistad como herramientas para seguir siendo nosotros mismos en un mundo adulto que busca aplastarlos.
El filme sigue la vida de la joven Cameron (Chloë Grace Moretz), que en 1993 es trasladada a un centro de terapia para orientar a jóvenes homosexuales tras haber sido descubierta teniendo relaciones con una compañera en los asientos de atrás de un coche, la noche de la fiesta de graduación. Allí hará talleres religiosos y terapia psicológica que buscan que los jóvenes se culpen a sí mismos y busquen cuáles han sido las deficiencias o roles en sus relaciones familiares que les ha producido esa desviación, liderados por la psiquiatra Lydia Marsh (Jennifer Ehle). El apoyo mutuo y amistad que surge con algunos de sus compañeros serán el principal sustento y vía de escape de tal ambiente represor.
Otro centro de "cura" de la Homosexualidad
Hemos visto hace poco en las carteleras de nuestros cines otro filme (que toma al igual que esta como base el material de una novela) que denunciaba y retrata desde dentro los métodos y el interior de los centros de terapia para "curar" la homosexualidad. Una lacra y organizaciones que siguen siendo legales (y numerosos) en muchos lugares de Estados Unidos; e incluso en algunos países europeos. Me estoy refiriendo a 'Identidad borrada' de Joel Edgerton; un filme que ofrecía un tono más dramático, hiriente y académico del interior y métodos de estos lugares.
En la comparación no sale para nada perdiendo el filme de la cineasta Desiree Akhavan; sólo que ésta utiliza elementos habituales del cine indie a nivel visual y una mayor apuesta por el naturalismo y un trato más delicado y optimista de los personajes; sin dejar de lado momentos duros en lo emocional y la sufriente culpabilidad y represión a los que son expuestos a nivel mental y emocional los jóvenes internos.
De paso, Akhavan construye una mirada más honesta y detallada de cada uno de los jóvenes personajes y retrata ese cristianismo conversor que buscan adaptar a la atracción de los nuevos públicos; como vemos en el concierto de rock cristiano al que van o los delirantes VHS para hacer gimnasia.
"El nido del cuco" LGTBI
Desde las distancias dramáticas, de tema y tonales que las diferencian; es interesante darse cuenta del detallismo humano y el buen dibujo de personajes que comparten (además de una jefa controladora que reprime los deseos e identidad de los internos) tanto el filme de Desiree Akhavan como el oscarizado clásico del checo Milos Forman. En ambas, las instituciones cortan la identidad y la forma de ser de los individuos. En la de Forman, una institución psiquiátrica; y en el filme que nos incumbe, la institución religiosa y su poderoso colectivo.
Unas similitudes con una de las grandes películas del Hollywood de los setenta que no hace más que engrandecer las virtudes de este honesto filme sobre la libertad de género y la fuerza de la juventud en contra de las instituciones represoras y de los intolerantes sin caer en moralismos, ligerezas ni tragedias fatalistas que a veces supuran en los filmes LGTBI.
Nota: 8
Lo mejor: Su canto a la identidad de género libre sin panfletos; desde una dirección honesta y un dibujo detallado y atractivo de sus personajes y el ambiente en el que están internados. Chloë Grace Moretz nunca ha estado mejor.
Lo peor: Su claro estilo indie USA y el ser vencedora en el Festival de Sundance hará que algunos miedosos de la marca del cine independiente americano no vayan a verla.