La primera serie de Alejandro Amenábar, 'La Fortuna', es una búsqueda del tesoro bastante particular. Principalmente porque el tesoro es lo primero que aparece. La historia, basada en el cómic 'El tesoro del Cisne Negro' de Paco Roca y Guillermo Corral (inspirado en un caso real de 2007), se centra en lo que pasa después de que se haya encontrado un botín de grandísimo valor en el fondo del estrecho de Gibraltar, un tesoro aparentemente sin dueño. Quien lo encuentra es Frank Wild (Stanley Tucci), jefe de una empresa norteamericana dedicada profesionalmente a buscar pecios. Pero desde España un par de funcionarios (Álvaro Mel y Ana Polvorosa) están convencidos de que esas monedas y artefactos que descansaban en las profundidades en realidad pertenecen a España porque el navío hundido era español. 'La Fortuna' es una aventura, pero una que transcurre en despachos y juzgados.
Amenábar consigue que funcione este particular giro del género porque mantiene el ritmo y la épica de cualquier historia de cazatesoros o piratas a pesar de que casi toda ella transcurra en tierra. Álex Ventura (Álvaro Mel) y Lucía Vallarta (Ana Polvorosa) se meten de lleno en una gymkana burocrática trepidante en la que van a encontrarse más obstáculos que ayudas. La serie de Movistar+ es a la vez un homenaje al funcionariado ("¿qué somos, ¡funcionarios!"), a los que sacan el trabajo adelante sin recibir ninguna medalla, y un retrato de lo absurdamente complicada que puede ser cualquier gestión en esta nuestra Españita, siempre hecho con bastante sentido del humor. Lucía y Álex son los funcionarios más vocacionales que habremos conocido, y su energía contagiosa es la mejor compañera en este viaje por los seis episodios que les llevan de Madrid a Algeciras o Washington DC (pero cuyo rodaje no salió de nuestras fronteras). Los protagonistas tienen química, pero Ana Polvorosa se merienda interpretativamente a su compañero. Su mala leche (y mala lengua) y la frustración de llevar desde que se sacó la oposición en los sótanos del Ministerio de Cultura casan estupendamente con esas ganas de que la cultura, y su trabajo, se valoren como se merecen. Mel no es un mal Álex Ventura, pero se nota que todavía tiene mucho por delante teniendo en cuenta el espectacular reparto que le rodea.
Porque Polvorosa está magnífica, pero también lo están Clarke Peters como su compinche americano, el abogado Jonas Pierce, Stanley Tucci como el villano de esta historia, que nos conquista con su alma de aventurero y su juego de de sombras, Karra Elejalde como el Ministro de Cultura que nos merecemos o Manolo Solo como un conspiranoico legionario que tiene un papel pequeño pero lo estruja hasta dejarlo seco. Amenábar vuelve a dejar claro que es un estupendo director de actores y actrices. Y también sigue rodeándose de un equipo estupendo para crear los escenarios y ambientes. La escala de 'La Fortuna' es enorme, y eso no hace más que ayudar a hacernos partícipes del viaje. Cualquier localización americana es lo suficientemente convincente como para mantener el engaño y movernos tanto de un lado para otro ayuda mucho a dar el empaque que necesita esta historia. La serie, estupendamente dirigida, va sorprendiéndonos capítulo a capítulo con cambios de estilo que van desde una batalla naval en el siglo XIX a un drama judicial (de los mejores momentos de la serie) o una persecución por carretera (quizás algo anticlimática). Todo contado de una manera dinámica y entretenida. El director pasa de hacernos reflexionar en 'Mientras dure la guerra' a darnos una gran evasión. Aunque sí que viene con sus lecciones.
Las lecciones de 'La Fortuna'
No es casual que Álex y Lucía sean de primeras polos opuestos, uno más chapado a la antigua y de corte dialogante (al fin y al cabo es "diplo", diplomático) y la otra más "perroflauta", más de actuar sin preguntar y de desconfiar de un "cayetano" repeinado. Las dos Españas. La idea de convivencia de 'Mientras dure la guerra' vuelve en 'La Fortuna' con mucha más brocha gorda y que no termina de cuajar aunque sí llegue a estar bien llevado cómo las personalidades de ambos van acercándose a un punto en común y gracias a ello consiguen victorias. Por desgracia el forzar algo más que una relación profesional o una amistad no despega nunca del todo. Tampoco llegan a asentarse las críticas a la idiosincrasia americana, poniendo solamente breves esbozos sobre el control de armas o el racismo de la América profunda. Mejor parado sale el objetivo principal de la historia: el poner en valor nuestra cultura. A pesar de que Frank Wild es un personaje lo suficientemente astuto como para llegar a convencernos por momentos de que sus intereses no son simplemente egoístas, el "equipo España" conseguirá llenarnos de espíritu patriótico. Escuchar a Karra Elejalde decir que la cultura española es "nuestro petróleo" vuelve a reafirmar que ojalá su personaje fuera un político real.
'La Fortuna' funciona mejor cuando se impregna del espíritu aventurero del cómic y encontrar la épica en los despachos del Ministerio. Sacar un desarrollo apasionante de una búsqueda del tesoro (más bien rescate) que consiste en encontrar pruebas para un juicio entre papeles antiguos y cartas de navegación es todo un logro, y es probable que aún habría quedado mejor con un capítulo menos para evitar cierto bajó hacia los momentos finales. Quizás no será la obra más redonda de Amenábar pero el chileno ha conseguido su principal objetivo, que es entretenernos, dejarnos con ganas de más a base de buenos cliffhangers y volver dejar de nuevo patente que la pequeña pantalla de pequeña no tiene nada.
Los dos primeros episodios de 'La Fortuna' ya están disponibles en Movistar+.
Nota: 7
Lo mejor: Los secundarios y Ana Polvorosa están magníficos. Consigue contagiarnos con su sed de aventura. La factura técnica y dirección.
Lo peor: Los contrastes entre los protagonistas no terminan de funcionar. Pierde fuelle hacia el final.