En ocasiones me pregunto hasta que punto es admisible el alargar la estela de un éxito anterior. Esta bien que las estrellas de Hollywood sepan reírse de si mismas, de saber usar un papel de su filmografía anterior y traerlo a la actualidad de forma cómica, pero hay maneras y maneras de hacerlo, y en 'La gran revancha', tanto Sylvester Stallone como Robert De Niro han hecho un flaco favor al espíritu tanto a 'Rocky' como a 'Toro salvaje', ya que me temo que este filme no logra cumplir con ninguno de los palos que toca: como comedia es facilona, simple e irritante, como película de boxeo es obvia y nada imaginativa, y como mucho, logra conseguir algo como parodia. Lástima que toda la artillería pesada sea usada en la primera media hora de metraje, mientras el resto es un llevarse las manos a la cabeza, pese alguna excepción de la mano de sus secundarios.
La sinopsis del filme reza: Henry Razor Sharp y Billy Kid McDonnen son dos modestos boxeadores de Pittsburgh cuya enconada rivalidad llama la atención a nivel nacional. Cada uno había ganado uno de los dos combates en los que se habían enfrentado en sus buenos tiempos hasta que, en 1983, en la víspera de su decisivo tercer combate frente a frente, Razor anuncia por sorpresa su retirada, negándose a explicar el motivo, dando el golpe definitivo a la carrera de ambos. Treinta años más tarde, el promotor pugilístico Dante Slate, Jr. ve la posibilidad de hacer un negocio muy rentable y les hace una oferta que no pueden rechazar: volver al ring y desnivelar la balanza de forma definitiva. Pero quizá no tengan que esperar tanto: en su primer combate frente a frente en muchos años, su ancestral rivalidad estalla en forma de una involuntariamente hilarante campaña que, de forma instantánea, se propaga por las redes sociales. La repentina locura de los medios por este modesto enfrentamiento lo convierte en un espectáculo de la HBO que nadie quiere perderse. Ahora, si logran sobrevivir al entrenamiento, puede que logren vivir lo suficiente como para volver a boxear.
Stallone hace un papel que tendrá sus mayores logros cuando el guión le da alguna frase referente a Rocky o a insultar a De Niro, por lo demás, y pese a que todo el guión se pone de parte suya colocándole como el bueno de la película, su interpretación sigue siendo plana, sin que me llegue a creer en ningún momento que le importa algo lo que le está pasando. Si bien, no esperaba encontrar muchos matices en un rol que es mera parodia de Rocky, sí que esperaba ver algún tipo de frescura en el actor, quizás por medio de la parodia se le notaba más suelto o divertido, pero en mi caso, no he encontrado ápice de ello.
Me pone muy triste ver a De Niro en un papel así. Un actor que es simplemente de los mejores de su generación cuando hace las cosas bien, una auténtica bestia en la gran pantalla, que en filmes como este cae en picado, pese a que tiene su carisma y sus gestos son siempre expresivos, todo ello no vale ante lo que el señor De Niro nos tiene preparado aquí. Sobra decir que su personaje está mucho mejor situado que el de Stallone, cosa no muy difícil, y que en alguna escena sí que se encuentra presenta y muestra algún matiz interesante, pero son meras anécdotas ante un trabajo que debe haber sido pagado muy bien, pero que espero que haya sido divertido para el actor, porque no creo que sea una cinta que quiera mostrar a sus allegados con orgullo.
Quizás lo que más se salva de su reparto sean sus secundarios, colocando a Alan Arkin como vencedor gracias a su desparpajo y lenguaje soez, lo cual es quizás lo más divertido de la cinta, el verse soltando tacos sin tapujos rodeados de madres y niños, o haciendo bromas sobre su edad y mostrándose directo. Kevin Hart tiene algún punto interesante en el filme, y pese a que su personaje está sobre excitado durante muchos de sus planos y puede parecer algo sobreactuado, debido a que el nivel interpretativo no es muy alto, consigue encajar y ofrece algún golpe gracioso, pero sin nada más que ser una caricatura.
Las situaciones más violentas que se ven en el filme no se basan en combates, sino más bien en la aparición de Kim Basinger de la nada y sin nada que aportar, más que su cara y unas frases para darse de golpes contra la pared. La participación es Basinger en el largometraje es tan gratuita que por momentos parece que el director le decía que saliera a escena aunque no le tocara, y dijera alguna cosa para rellenar hueco y ganar metraje con su figura, porque por lo demás no resulta ser un personaje creíble, y si bien la actriz tampoco se esfuerza por serlo, hemos de decir que no es solo su culpa, sino que el guión de la cinta ha liquidado por KO cualquier manera posible de hacer relevante una conversación en el metraje.
A ello me refiero que habrán unas líneas de texto que parecen escritas por un niño de diez años, donde lo único de lo que se habla es de "yo antes era el mejor", "sí sí, lo eras, hay que ver como pegabas", "claro, me encantaba luchar, lo era todo para mi"... Y así y sin sentido hasta la eternidad. Esto provoca que cuando se entra en el bucle de intentar lanzar al espectador todos los tópicos del boxeo juntos y de manera pueril, simplemente nos den ganas de levantarnos de la butaca e ir a llorar al baño, porque por mucho Stallone y De Niro que salgan en el cartel, si sus conversaciones son tópicos como catedrales, que se dilatan tanto que nos dejan con la misma sensación de momento violento como cuando estamos con alguien con quien no conectamos y no sabemos de qué más hablar, poco pueden hacer como actores, están vendidos, y yo como espectador, me sentí estafado.
Para golpearse contra un muro
A ello hay que sumarle que todos los pseudo giros del guión son lanzados a bocajarro sin contexto alguno. Esto provoca que no haya fuerza dramática alguna, y que más bien parezca que el director ha mirado el reloj y ha dicho, "Vaya, minuto 25 y no ha pasado nada interesante, habrá que meter algo", y entonces un secundario le dice a alguno de los protagonistas un hecho clave, que pasa sin pena ni gloria y que simplemente sirve de pretexto para que en la escena posterior haya una referencia de que ha pasado. Es por ello que acabas sintiendo que puede morir toda la familia de uno de los protagonistas, que da igual, porque ni está bien incluido ni tiene un peso importante ni es creíble, lo cual hace de todo un desastre.
Lo más potente del largometraje son los homenajes que se hacen a películas anteriores y las pequeñas puyas que se lanzan Stallone y De Niro sobre todo en la primera mitad del largometraje, lo cual si resulta gracioso cuando aún no nos hemos sumergido lo suficiente en el filme y todavía creemos que puede mejorar, o que simplemente están cogiendo impulso. No nos tenemos que dejar engañar, ya que pese a que en un primer momento pueda parecer que todo va a acabar despegando, lo que pensamos que son bromas pequeñas para prepararnos para la verdadera comedia, resulta ser toda la artillería pesada, dejándonos con la sensación de que a parte de algún gag, no hay mucho más que sacar de aquí. Hay también cierta mofa a todo aquel que quiere vivir una vida entera simplemente basándose en los éxitos pasados, como el cantante que vive interpretando solo la misma canción que le dio éxito o el piloto de Fórmula 1 que tras retirarse solo sabe hacer anuncios de coches malos. Este aspecto de crítica está más conseguido en el personaje de De Niro, aunque Stallone también juega al juego, pero que aún así, no ha sido aprovechado como es debido para dar tan siquiera un pequeño trasfondo moral.
En definitiva, y volviendo un poco a lo que en un primer momento escribí, esta cinta no logra convertirse en una comedia que camine sola, que consiga hacernos reír de verdad más allá de algún golpe o insulto, lo cual es frustrante, tampoco sé mucho de boxeo, pero considero que hay cintas que muestran con mucho más respeto y verosimilitud este deporte, y por último, es la parodia lo único que logra destacar un poco, ya que si lo vemos por este prisma, puede tener algo más de sentido la sinrazón que estamos viendo en pantalla. Para finalizar querría dar un consejo a todos aquellos que quieran ver la cinta por la mera participación de Sylvester Stallone y Robert De Niro en ella: vean 'Copland', porque definitivamente, tras ver 'La gran revancha', es lo único que me apetece para quitarme de la cabeza esta broma sin gracia que se hace demasiado larga a partir del minuto 30.