El escándalo Weinstein es, seguramente, el acontecimiento que más ha trastocado la historia del cine reciente. La detención del productor no solo hizo que toda la industria cinematográfica se volcase en el caso, sino que también produjo el cierre de The Weinstein Company. La disolución del estudio de los hermanos Weinstein hizo que muchas películas terminases abandonadas y a medio terminar, pero ninguna de ellas sufrió tanto esta separación como 'La guerra de las corrientes'. Esta cinta, gran baza de la productora para la temporada de premios del 2017, se quedó sin distribución, pasando de compañía en compañía, hasta que finalmente ve la luz en 2020, tres años después de su fecha de estreno original.
'La guerra de las corrientes' nos traslada a Estados Unidos en pleno siglo XIX. Los dos inventores más famosos de ese momento, Thomas Edison y George Westinghouse, se enfrentan por ver qué sistema eléctrico termina siendo implantado en la sociedad norteamericana. En un amplio periodo de tiempo, vemos como las vidas de estos dos maestros de la electricidad se va haciendo cada vez más complicada según su competitividad va creciendo, dando lugar a uno de los mayores enfrentamientos de la historia del país.
Podríamos decir que 'La guerra de las corrientes' es un biopic al uso, sin mucha notoriedad y solvente, pero hay tantas trabas y problemas a lo largo de la película que hace que acabe resultando más una historia biográfica que no logra encontrar su lugar ni su momento, con unas tramas no resueltas todo lo bien que podría y con unos personajes intrascendentes y difusos, pero será mejor que vayamos poco a poco.
Una historia mal contada
Puede que en un principio la historia que nos quiere contar 'La guerra de las corrientes' carezca de interés o incluso puede llegar a parecer aburrido, pero nada más lejos de la realidad. El enfrentamiento y la relación existente entre Edison y Westinghouse es tremendamente interesante. Su gran fallo acaba siendo la manera en la que Alfonso Gomez-Rejon ha decidido llevar esta historia a la gran pantalla. El guion no termina de profundizar todo lo que gustaría en la trama, quedándose en la mera superficie y haciendo que el espectador pierda interés por lo que la cinta quiere contar. A eso le sumamos la manera tan pobre, desequilibrada, indirecta y poco talentosa que tiene de contar la historia y tenemos como resultado una película que se dedica, durante toda su duración, a contarte un capítulo de la historia de Estados Unidos sin ningún tipo de emoción.
El gran fallo que encontramos en 'La guerra de las corrientes' y que propicia todo lo malo que hemos comentado es sus problemas de adaptación. El film pierde mucho tiempo en contarnos detalles históricos sin importancia, descentrándose de la trama principal y sin pararse en desarrollar a los personajes que aparecen en pantalla, porque, ante todo, la película quiere ser lo más realista posible. Los personajes pasan por la película sin trascender y sin tener toda la atención que necesitan, haciendo que el espectador no pueda empatizar con ninguno. Está tan centrada en contar la pura historia que termina resultando atropellada, sin ritmo en parte gracias al montaje y con unas ansias por contar que terminan siendo perjudiciales para la historia.
Alfonso Gomez-Rejon lo intenta
No todo es insuficiente en la película que un día fue de The Weinstein Company. Gomez-Rejon consigue una buena ambientación, creando un mundo tan realista que casi asusta. 'La guerra de las corrientes' logra ese realismo gracias, en gran medida, al equipo de vestuario y atrezo, que hacen un gran trabajo recreando hasta el último detalle de la vida de estos dos personajes tan famosos, desde los artículos con los que trabajan hasta las propias casas y salones de la época. La dirección de Gomez-Rejon tiene elementos interesantes, pero da la sensación de que el estadounidense está más preocupado por mostrar su talento y sus dotes de dirección (con movimientos de cámara extravagantes, planos sin sentido y demás) que por contar la historia que plantea. Una pena.
Con todo esto, el apartado interpretativo lucha por destacar con unos personajes que no brillan y que son puros vehículos de la acción. Benedict Cumberbatch logra una interpretación convincente y solvente en su papel de Thomas Edison (exceptuando algunos momentos que no termina de encajar), pero no es rival (al menos, en este sentido) para Michael Shannon, que con un personaje más antagónico logra la mejor interpretación del film. El actor coge a su personaje, mucho más desconocido que el de su oponente y juega con él, dándole una humanidad y una personalidad muchísimo más arrolladora que la de Edision. Hoult y Holland solo pueden hacer un trabajo aceptable ante el panorama que tienen.
Puede que las dificultades de su postproducción y el caso Weinstein hayan hecho mella en su resultado final, pero 'La guerra de las corrientes' es una película fallida e imposible de resolver a muchos niveles. Gomez-Rejon dirige una historia de un potencial destacable de una manera pobre y torpe, preocupándose más por mostrar sus dotes directivas y dejando de lado un guion lleno de personajes sin importancia, escenas muertas y con una cantidad de información imposible de organizar en una película de 107 minutos. Una cinta atropellada y sobrecargada que más parece un libro de historia que una narración cinematográfica. Cumberbatch y Shannon hacen lo que pueden por destacar en una historia caótica y desorganizada.
Nota: 4
Lo mejor: las interpretaciones destacables y la premisa.
Lo peor: su atropellada narración y su guion sin sentido.