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CRÍTICA

'La historia de Lisey': La fantasía según Pablo Larraín y Stephen King, el mejor equipo nunca imaginado

Crítica de 'La historia de Lisey', la nueva adaptación de Stephen King para AppleTV. Disponible a partir del 4 de junio.

Por Javier Parra González 4 de Junio 2021 | 13:30

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La obra de Stephen King es tan extensa, que se ha convertido en una de las fuentes casi inagotables de inspiración para la ficción, tanto para cine como para televisión, ya sea en formato de series, miniseries o telefilms. Desde 1976, año en el que llegaba la primera adaptación del novelista de Maine ('Carrie', de Brian de Palma), el recorrido que han seguido dichas adaptaciones ha tenido una serie de transformaciones ligadas a cómo King ha pasado de ser nicho para amantes del terror, a ser uno de los grandes narradores de la cultura popular contemporánea.

Si a ello le sumamos la proliferación de canales de pago y plataformas de streaming, a los que acompañan una mejora en cantidad de contenidos, la eterna lucha por conseguir el mejor producto ha hecho que, ahora, sea AppleTV quien se lleve el gato al agua con Stephen King.

La historia de Lisey

Parecería que estamos ante otra de las muchas adaptaciones en formato de serie que durante los últimos años se han inspirado en la obra del autor ('La cúpula', '22.11.63', 'The Mist', 'Mr. Mercedes', 'Castle Rock', 'El visitante', 'The Stand'), pero 'La historia de Lisey' tiene un elemento que se diferencia de todas las anteriores: es la primera vez en veinte años que el escritor se convierte en guionista, siendo él quien firma los ocho guiones que conforman toda la serie.

La razón es porque se trata de uno de sus libros favoritos, el cual llevaba tiempo queriendo adaptar. Para ello, lo ha hecho rodeándose de un equipo de estrellas de primera categoría, lo que acaba de darle al resultado final un empaque de joya como pocas veces hemos visto en pantalla, pues produce J.J. Abrams y dirige al completo Pablo Larraín. Además, protagonizan Julianne Moore, Clive Owen, Ron Cephas JonesJoan Allen, Jennifer Jason Leigh, Dane DeHaan, entre otros.

La historia de Lisey

Larraín, quien lleva ya años demostrando su valía como gran contador de historias, se mete de lleno en una trama en la que el drama y la fantasía se fusionan, la cual tiene mucho del imaginario y las constantes a las que King nos tiene acostumbrados (los procesos creativos, la culpa, la redención y las relaciones tóxicas familiares). En ella, Moore es Lisey, la viuda de un escritor de éxito, Scott Landon, (Owen) que debe lidiar con un fan obsesionado con el legado de este, a quien encarna un Dane DeHaan de forma brillante, dejándose envolver por toda la oscuridad que un rol como el de Jim Dooley merecía.

De forma paralela, y enmarcando la acción en unos Estados Unidos sombríos, el fanatismo que impregna el antagonista parece trascender su cuerpo hasta impregnar la pantalla, teñida de gris y tonos sombríos que van a juego con un universo de ensoñación que deriva en pesadilla. Ahí es donde juega otro papel importante Joan Allen, quien interpreta a Amanda, una de las hermanas de Lisey (la otra es Darla, interpretada por Jennifer Jason Leigh) que permanece en un estado de catatonia que le ha transportado a un plano de otra realidad, en el que también existen los secretos de Landon y los traumas de Lisey.

La historia de Lisey

Por si había algún tipo de duda acerca de la capacidad de Larraín a la hora de plasmar un universo claramente ligado al horror (aunque ya lo hizo a su manera con 'El Club'), la forma en la que se modula entre lo real y lo imaginario está tan bien conseguida, que el poso de carga dramática que se postra en las secuencias ligadas al fantástico, está en sintonía con lo que nos presentaba 'Channel Zero'.

Es por ello que, al menos hasta el ecuador de la serie, el in crescendo de tensión y misterios que está salpicando este lienzo surrealista, ha conseguido ser ya un estremecedor torture porn, uno de los mejores retratos de un psicópata vistos en los últimos años, y un descenso a los infiernos de la mente mejor resueltos en el aspecto visual. Una delicatessen que deja claras sus intenciones desde su fascinante secuencia de créditos en stop-motion, la cual es pecado mortal avanzar para obviarla.

Nota: 8

Lo mejor: Joan Allen y el diseño de ese mundo irreal.

Lo peor: Es posible que la presencia de Clive Owen sea la que menos convenza, pero eso se achaca a que el resto de intérpretes están tan brillantes, que le acaban haciendo sombra.

*La crítica está basada en los cuatro primeros episodios de 'La historia de Lisey'.