Clama el cielo que un personaje tan internacional como el inspector Javier Falcón, surgido de la mente del británico Robert Wilson, no haya suscitado anteriormente mayor interés en nuestra industria. 'La ignorancia de la sangre' viene a intentar suplir este olvido, pero como suele ser habitual en el cine español con una falta de interés (o de medios) sonrojante desde los primeros compases.
La película, dirigida por Manuel Gómez Pereira, está adscrita al género del thriller, que tan buenos resultados está dando en los últimos tiempos en nuestra cinematografía. Una historia que de primeras, y ateniéndonos a su origen literario, tiene los ingredientes necesarios para generar un gran interés en el espectador. Un secuestro, bandas mafiosas rusas enfrentadas y la sombra del terrorismo islámico hacen acto de presencia a lo largo del metraje. Pero lo que podría haber sido un producto más que entretenido, se viene abajo por una mala visión de conjunto de todos sus responsables.
El guionista Nicolás Saad parece no tener muy claro qué es lo que pretende contar y, a la hora de llevar a cabo la adaptación, opta por superponer información sin tener especial atención en obtener una trama fluida. Las diferentes líneas argumentales confluyen en una trama liosa y que deja en un continuo estado de desconcierto. La información se ofrece como si fuera un parte, un mero formulismo para poder seguir avanzando a trompicones, lo que provoca que poco a poco los hilos sueltos se conviertan en gigantescas costuras.
La dosificación de los dos frentes que tiene que abordar, la mafia rusa y el terrorismo islámico, nunca llega a concretarse, por lo que la parte a la que más importancia se le debería haber dado, se pierde en un juego del ratón y el gato que nunca llega a entusiasmar. El pretendido misterio, que cualquier película de suspense ha de generar desde el minuto uno, se pierde en un galimatías de frases solemnes y acciones más que cuestionables.
Manuel Gómez Pereira, pese a ser uno de los nombres más destacados en el campo de la comedia de las últimas décadas, se muestra como un director ineficaz en el campo de la acción. Los planos no atienden a ningún tipo de lógica, mostrándose especialmente desafortunado en las escasas escenas de acción a las que se enfrenta. Conforme pasan los minutos todo se torna más y más disparatado, hasta un final atropellado y falto de tensión. Lo que pretende ser toda una montaña rusa de giros de guion, acaba siendo un simple carrusel de feria, mecánico, repetitivo y falto de ritmo.
Cabe destacar el buen diseño de producción, supervisado por Eduardo Hidalgo, con localizaciones muy bien elegidas y unos interiores más que resultones. La partitura del argentino Federico Jusid y el vestuario de Laura Augustín aportan también un gran empaque que, por desgracia, no se ha sabido aprovechar.
Mujer de Venus, hombre de Marte
Paz Vega y Juan Diego Botto podrían haber formado una de las parejas españolas más atractivas de lo que llevamos de año. Ambos con gran talento, ofrecen interpretaciones en 'La ignorancia de la sangre' que parecen nunca llegar a casar bien cuando se encuentran los dos en pantalla. Tal vez por culpa del libreto, no se siente eso que algunos llaman "química" y que no es más que la perfecta armonía emocional entre las partes. Alberto San Juan, Francesc Garrido y Cuca Escribano cumplen con su cometido, aunque sus personajes sean los peor dibujados del conjunto.