Hace meses que ganó en el Festival de Sitges en la categoría de Mejor Película y recientemente se pudo ver en la Muestra SyFy de cine fantástico en la capital como película inaugural. Finalmente se estrena en los cines españoles y de medio mundo 'La invitación', un thriller básico, de manual pero que aun así tiende a fascinar de manera moderada.
Siempre he pensado que el thriller es un género muy difícil tanto de producir como de analizar en una crítica. Si la práctica hace la perfección, ver muchos thriller a lo largo de tu vida hace muy difícil que algo en una de esas películas te pueda sorprender, básicamente porque o te suena de otro largometraje o porque la información previa hace que puedas saber el final a los 10 minutos de la película. Obviamente no podría decir nunca que esta película no merece una mención especial, por que sin duda se lo ha ganado y lo respaldan los muchos premios que ha conseguido, pero que a pesar de que parte de una gran idea y una gran ambientación ¿estamos viendo una más? Sí, lamentablemente sí.
Karyn Kusama lleva a sus espaldas pocos largometrajes pero aun así es una cineasta que se está haciendo su hueco en la industria cinematográfica dominada por hombres. La directora ha conseguido ambientar de manera espeluznantemente bella una cena de amigos aparentemente normal, salvo que no lo es. Tras la pérdida de un hijo, cada miembro de la pareja intentó continuar su vida en común hasta que les fue imposible seguir juntos. Finalmente, tras dos años de la desaparición de la mujer, ésta aparece con su nuevo novio e invita a antiguos conocidos y amigos para celebrar y rememorar los viejos tiempos. Sólo el ex-marido parece darse cuenta de que algo anda mal.
Las conversaciones distendidas a lo largo de la película a cargo del duo de guionistas Matt Manfredi y Phil Hay, típicas de cualquier reunión de amigos, crea un ambiente bastante chocante al espectador, que en todo momento se está esperando algún susto - potenciado por una banda sonora bastante acertada- pero que en realidad siente tanta tensión para nada, porque nunca llega a acontecer nada inusual, o al menos frente de nuestros ojos. Por este motivo podemos decir que tiene un punto positivo, ya que la manera en la que juega con la mente del espectador que anticipa la acción es verdaderamente magistral. Para quienes hayan visto la película 'Coherence' de James Ward Byrkit sentirán, de manera extrañamente familiar, que cada una de las reacciones de estos personajes se parecen a los de aquella película, siendo ligeramente estereotipados para lograr, quizás, una diversidad algo forzada pero al fin y al cabo aceptable. Pero a la misma vez, decepciona. Decepciona porque tienes frente a ti la película ganadora de Sitges y al principio no comprendes por qué.
El personaje de Logan Marshall-Green, un actor que pocas veces ha tenido un papel protagonista que perdure en la memoria de los espectadores, es sin duda el conductor de toda la historia y consigue que la gente llegue a sentir tal empatía hacia él y su situación que su duda se convierte en nuestra duda, su paranoia se convierte en la nuestra también. Ver toda la acción a través de sus ojos, aunque de manera objetiva, hace que de nuevo siga ese crispamiento en el espectador sin que llegue a pasar nada. Y ya llevamos más de la mitad de la película y aún seguimos buscando un motivo para tanta fascinación y reconocimiento.
Finalmente aparece un momento clave y obvio de la película que quienes no sean tan exigentes con el género lo encontrarán bastante útil. Y aquí llega el único SPOILER que haré en toda la crítica: la invitación es el grupo de autoayuda en el que se conocieron Eden (Tammy Blanchard), la ex mujer del personaje de Marshall-Green y David, interpretado por Michiel Huisman, conocido por su personaje de Daario Naharis en la famosa serie de HBO 'Juego de Tronos'. Un grupo de autoayuda que resulta ser algo mucho más profundo y no apto para incrédulos. Todos buscan renacer, sentirse libres del dolor, la angustia y el temor que hizo que abandonaran en su día sus hogares. Y tras invitarles formalmente a unirse a ellos, a celebrar sin tapujos esa liberación es cuando comienza a ponerse realmente interesante la historia.
Pero es una sensación que dura muy poco ya que la acción se eclipsa, en varias ocasiones, con interpretaciones simples que no le dan el énfasis que requiere unas escenas dignas de un buen thriller que roza el género del terror, provocando una vez más que el espectador llegue a despistarse ante la falta de credibilidad o, en el caso contrario, cuando están tan volcados en los personajes que se nota un poco la sobreactuación. La belleza de los planos que crea la directora sin duda es un aliciente para sentir lo mismo que sienten sus personajes pero, aun así, a los más exigentes del género no les parecerá suficiente. Y lo que más sorprende de la película, el espectacular plot twist que nos han ocultado desde el primer minuto llega tan tarde que es incapaz de remediar la frustración que se siente durante toda la película.
Sin duda, 'La invitación' comienza pareciendo una película de premisa simple pero bien ejecutada. Quizás tan bien ejecutada que eso es lo que la condena y haga que peque de falta de originalidad o de sorpresa digna del thriller hasta que es demasiado tarde. Pero eso no le quita que sea una correcta obra realizada con pasión por el séptimo arte de la cineasta Karyn Kusama.
Nota: 6
Lo mejor: el plot twist final, capaz de dejarte boquiabierto
Lo peor: lo previsible que es el resto del tiempo