ETA fue una organización terrorista que durante los sesenta años que estuvo activa asesinó a 829 personas, hirió a otras 3000 y utilizó la muerte, los secuestros y la extorsión para causar el terror en todo un país, pero sobre todo en la sociedad vasca. Eso nadie lo pone en duda, nadie se atrevería, pero la realidad es más compleja y retorcida que simplificar todo su ideario a la barbarie de sus acciones. Todo el mundo conoce las consecuencias, aunque hasta ahora poco nos habíamos atrevido a hablar de la idea que fue el germen de todo, de cómo un grupo de jóvenes que ansiaban la libertad y el reconocimiento de su cultura y su patria acabaron desencadenando tanto miedo, tanta injusticia y opresión. Pero parece que el tiempo y la distancia nos dan la oportunidad ahora observar su origen, el origen de ETA, no sé si para aprender algo, si para evitar que la historia se repita tantas veces o solo para empezar a comprender que "hasta la peor pesadilla comienza como un sueño".
Sobre ETA se ha hablado, escrito y rodado mucho y no es que la cultura haya sido ajena al laberinto mental que hay detrás de matar por un ideal. El cine español se ha enfrentado con valentía a la delicada cuestión del terrorismo vasco con largometrajes como 'Operación Ogro' que en 1979 adaptó un libro escrito por miembros de la banda o 'El caso Almería', de 1984, que ya reflejaba como la violencia, los abusos y la tortura fueron una carretera de doble sentido. Julio Medem se atrevió a intentar dar voz a todos los grupos implicados en 'La pelota vasca. La piel contra la piedra', 'El lobo' la convirtió en un thriller e incluso Borja Cobeaga se la llevó a la comedia en 'Negociador' y 'Fe de Etarras'. Pero algo muy curioso va a pasar este 2020 cuando 'Patria' y 'La línea invisible' compartan temporada televisiva, dos series que van a tratar el terrorismo de ETA, a sus miembros y a sus víctimas, con responsabilidad y empatía, sin que eso signifique darles la razón. Entenderlo no es justificarlo.
Mariano Barroso dirige para Movistar+ los seis episodios de 'La línea invisible', una serie sobre el origen de ETA y los primeros asesinatos de la banda criminal: el fortuito, del guardia civil José Antonio Pardines, y el premeditado, del policía Melitón Manzanas. Y en especial se centra en la figura de Txabi Etxebarrieta (Àlex Monner), poeta, intelectual, dirigente de Euskadi Ta Askatasuna y el primero de la organización en matar y morir por ella.
'La línea invisible' no es una serie cómoda de ver, no es amable con la audiencia porque ni a posteriori hay una conclusión sencilla del que fue un momento crítico en la Historia de nuestro país. Paradójicamente, tampoco es especialmente política, aunque lo fuesen todas las motivaciones del conflicto. Sin adoctrinamientos, Barroso y su equipo han hecho una serie de personajes, una tesis sobre la violencia en la que los diálogos y los sentimientos están siempre por encima de la acción. No parece que quiera hacer justicia, tan solo retratar una realidad intentando ser tan aséptica como se puede, que no siempre se puede, y entender a estos jóvenes idealistas que en pleno régimen franquista soñaban con un mundo mejor.
El guion que firman Michel Gaztambide ('No habrá paz para los malvados') y Alejandro Hernández ('Mientras dure la guerra') en colaboración con el propio director se basa en hechos y personas reales, como los hermanos Etxebarrieta y Manzanas; pero el resto de personajes son una mezcla de las tantas identidades que pasaron por la banda terrorista en aquel momento, inspirados siempre en testimonios de quienes allí estuvieron. No existió la Txiki de Anna Castillo, pero sí tantas mujeres en un mundo, otro, de hombres que tenían que demostrar el doble su valor, su entrega y compromiso. Tampoco existió Txema como tal, pero en medio del razonamiento, la planificación y la cautela, el personaje de Patrick Criado representa ese rostro del terrorismo que mejor reconocemos, el impulsivo, temerario, incontrolable, pasional y evidentemente fanático. Tampoco a El Inglés (Asier Etxeandia), fundador de ETA en esta ficción, podemos señalarlo con un único nombre. Y para qué. La serie está excelentemente documentada y ambientada, y estas licencias, ya que ni se trata de un documental ni pretende serlo, sirven para mostrarnos la complejidad y ambigüedad del momento, nos ayuda a identificarnos con los diferentes dilemas, conflictos y realidades que tienen que enfrentar sus protagonistas, etarras que el instinto nos incita a rechazar sin indulgencia.
Esta visión tan cautelosa de una historia que aún tiene demasiadas heridas abiertas puede ser especialmente interesante ahora que el mundo entero parecía haber dado un nuevo giro hacia la derecha más rancia, racista y opresora. Pero precisamente por eso, e igual que le pasó a HBO con tan solo un tweet, existe el peligro de que 'La línea invisible' sea acusada de empatizar más con los terroristas que con las víctimas, de blanquear el dolor o de "compensar" sufrimientos, pero el verdadero error sería dar protagonismo a esas voces que se sienten dueñas de una única verdad. El inicio de ETA nada tiene que ver con la tragedia que vendría después y saber qué nos ha traído hasta aquí solo puede servir para no volver a fracasar.
La España franquista
Después de 'La trinchera infinita', donde interpretaba a un topo víctima de la represión franquista, Antonio de la Torre se cambia de bando para dar vida a Melitón Manzanas, jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, colaborador de la Gestapo alemana y uno de los mayores torturadores de la dictadura. De la Torre tiene el cometido de interpretar al único villano incuestionable de la serie y aún así dotarle de cierta humanidad. Gracias a su trabajo en los silencios, en la introspección, a ese sadismo contenido que se intuye en su sonrisa, Manzanas resulta más temible después de la cotidianidad de una cena familiar y en la intimidación amable que en las propias escenas de violencia. Escenas que están, que la serie refleja, pero en las que decide no recrearse. Hablar de ETA ha sido y sigue siendo en parte un tabú porque pese al giro cruel que tomó la banda armada, ETA surgió como una oposición al régimen dictatorial de Franco que ahogó la libertad de toda España, pero que intentó además acabar con cualquier identidad propia, idioma o sentimiento no hegemónico. Y aunque sí está presente la atmósfera de tensión del sistema autoritario que fue el caldo de cultivo perfecto para convertir una idea justa, un anhelo de libertad, en terrorismo; ignora las medidas concretas que la dictadura tomó contra el pueblo vasco y no se atreve a entrar en los porqué, ni siquiera en el cómo, solo en el qué. Así pasó, así eran las cosas, y aunque haya un subtexto de empatía, solo se posiciona de manera indiscutible ante una idea, especialmente evidente en el epílogo: la violencia no es la solución.
'La línea invisible' se estrena el miércoles 8 de abril a las 22.00 con una premiere online de los episodios 1 y 2 abierta a todo el mundo. Después, estará disponible entera para clientes de Movistar+.
Nota: 7
Lo mejor: No intenta hacer justicia a sus personajes, ni siquiera humanizarlos, solo entenderlos.
Lo peor: Se la puede acusar de ser demasiado benevolente con ambos bandos.